Reducir el impacto ambiental del transporte
En 2010, cerca de un 25 % de todas las emisiones de GEI relacionadas con la energía en Europa provenían del transporte, frente al 17 % registrado en 1990. Si este porcentaje sigue aumentando, según las previsiones, el objetivo de la UE de mantener la subida de la temperatura media global por debajo de los dos grados centígrados podría no cumplirse. El proyecto «Technology opportunities and strategies towards climate-friendly transport» (TOSCA), financiado con fondos comunitarios, pretende ayudar a reducir las emisiones de GEI derivadas del transporte hasta 2050. Para ello se propusieron identificar las tecnologías y los carburantes más prometedores de cara a reducir en lo necesario las emisiones de GEI. Debido a que las tecnologías y los carburantes del futuro serán más costosos, será necesario poner en marcha incentivos a su promoción e introducción comercial. A fin de entender mejor las actuaciones políticas necesarias para lograr este objetivo, los socios del proyecto TOSCA probaron una serie de medidas de políticas prometedoras en función de distintas hipótesis. Los resultados de la evaluación técnico-económica realizada durante el proyecto indican que el consumo energético podría reducirse entre un 30 y 50 % en la mayoría de medios de transporte. La manera de lograrlo sería utilizar tecnologías que estuvieran disponibles en la década de 2020, aunque para explotar su potencial sería necesario intervenir en materia de políticas. Para que esto sea posible, la sociedad debe priorizar la mitigación del cambio climático frente a otros desafíos, ya que las intervenciones necesarias en materia de políticas supondrán un gasto público adicional en transporte, reduciéndose como consecuencia la movilidad. De este modo, parece que antes de 2050 las medidas tecnológicas no pueden por sí mismas reducir lo suficiente las emisiones de GEI derivadas del transporte para cumplir con los objetivos climáticos de la UE. El desafío, por consiguiente, consiste en entender mejor las medidas de comportamiento para mitigar las emisiones de GEI derivadas del transporte. Estas medidas incluyen reducir las necesidades de transporte y optar por medios de bajas emisiones.
