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Entrevista

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Hacia un mayor control de la mortalidad por CHC en los países en desarrollo

Se calcula que los casos de cáncer de hígado en África se duplicarán para 2050, razón por la que es absolutamente necesario contar con métodos de detección temprana y tratamiento. El proyecto PROLIFICA demostró la necesidad de poner en práctica este tipo de recursos mediante un estudio de casos realizado en la región occidental de África. El equipo trabaja ya en el desarrollo de biomarcadores para una prueba basada en tiras reactivas.

Según previsiones, entre cerca del 20 y el 30 % de los doscientos cincuenta millones de personas infectadas con el virus de la hepatitis B (VHB) morirán por carcinoma hepatocelular (CHC). Esta situación resulta especialmente preocupante para numerosos países en vías de desarrollo como los del África Occidental en los que el CHC es una de las principales causas de muerte prematura. Además, en esos países, el envejecimiento probablemente duplique su incidencia, el acceso a programas de detección y tratamiento es muy limitado y no existen directrices para el tratamiento personalizado contra el VHB. El proyecto financiado por la Unión Europea PROLIFICA (Prevention of Liver Fibrosis and Cancer in Africa) se propuso evaluar la carga que genera la enfermedad hepática y el cáncer de hígado provocados por el VHB en esta región y demostrar la viabilidad, eficacia y rentabilidad de los sistemas de detección y tratamiento basados en comunidades. El equipo al cargo del proyecto realizó un estudio en el que participaron nueve mil pacientes de Gambia, Senegal y Nigeria y que planteaba tres objetivos: identificar los principales factores de riesgo del CHC en la población del África Occidental mediante un ensayo clínico con control de casos, demostrar que el tratamiento de la infección crónica por VHB es viable y eficaz y respaldar con datos la posibilidad de detectar temprano y tratar con efectividad el CHC mediante pruebas diagnósticas sencillas. El profesor Mark Thursz del Imperial College de Ciencia, Tecnología y Medicina (Reino Unido), coordinador del proyecto, expuso los principales resultados obtenidos. ¿Por qué centraron su proyecto en África? África es una de las zonas del planeta con mayor incidencia de infecciones por el virus de la hepatitis B y por tanto donde en mayor proporción se da el CHC. He colaborado con investigadores de África Occidental durante muchos años en proyectos dedicados a la historia natural de las infecciones por el virus de la hepatitis B y los factores genéticos que influyen en el pronóstico de esta infección. El tratamiento de esta infección está generalizado en Europa y Estados Unidos, pero no existían programas de tratamiento en África. Deseábamos explorar la viabilidad de poner en marcha un programa para la detección y el tratamiento de la hepatitis B con el que evitar su progresión hasta la insuficiencia hepática terminal. PROLIFICA se articuló en torno a dos plataformas. La primera, consistente en un estudio de casos de control sobre el CHC diseñado para generar muestras y datos conducentes al desarrollo de biomarcadores. La segunda fue un programa de detección basado en poblaciones con el que determinar si sería viable en la práctica identificar a los infectados por hepatitis B y ofrecerles tratamiento para evitar complicaciones causadas por la infección. Su intención fue la de mostrar que el VHB, una causa importante del cáncer de hígado, puede detectarse pronto y con eficacia. ¿Cómo lo lograron? El objetivo principal era descubrir la eficacia y la rentabilidad de la detección de infecciones crónicas del virus de la hepatitis B en una fase temprana para prevenir mediante tratamientos el cáncer de hígado. La infección no presenta síntomas hasta que se manifiesta la insuficiencia hepática terminal y por tanto hubimos de realizar pruebas de detección in situ con el HBsAg, un marcador sérico de la infección crónica. Se invitó a los pacientes que dieron positivo a que acudieran a una evaluación exhaustiva y se ofreció tratamiento a los que cumplían con los criterios internacionales. Examinaron a más de nueve mil pacientes de Gambia y Senegal. ¿Qué lecciones destacaría del trabajo realizado? No existían estudios previos dedicados a la adopción de sistemas de detección de la hepatitis vírica a escala de comunidades. Nos confortó comprobar que la adopción práctica de este tipo de sistemas rondaba el 70 % y que, en efecto, se ponía en tratamiento a los que daban positivo. Nos sorprendió descubrir que solo el 5 % de los pacientes con una infección crónica por VHB precisaban tratamiento, lo cual resulta positivo dado que la cantidad de personas infectadas supera la enorme cifra de doscientos cincuenta millones. Si sólo se precisa tratamiento para el 5 %, esta cantidad es mucho más llevadera. También mostramos que la detección y el tratamiento son rentables. Estos datos se han remitido al grupo dedicado al VIH y la hepatitis de la Organización Mundial de la Salud, y servirán para redactar recomendaciones sobre detección basada en poblaciones. ¿Cómo se debería actuar para reducir la cantidad de casos de cáncer en África? Los datos de PROLIFICA se han empleado para modelizar el impacto de distintas intervenciones destinadas a controlar la infección por el VHB y reducir la mortalidad por CHC. Los modelos permiten verificar la eficacia de los programas de vacunación a la hora de evitar infecciones, pero ello no ha reducido las muertes por insuficiencia hepática terminal. De hecho, los resultados muestran que las muertes por cáncer continuarán aumentando y que la incidencia será elevada durante otros tres decenios de no encontrarse intervenciones alternativas. La detección y el tratamiento de las infecciones por el VHB reducirían en gran medida la cantidad de casos de cáncer en un lustro. ¿De qué manera influirá su proyecto en las políticas a escala local? A corto plazo calculamos una adopción limitada de la estrategia de detección y tratamiento debido a la falta de voluntad política para combatir la hepatitis B, dado que la atención está centrada todavía en el VIH, la tuberculosis y el paludismo. No obstante, algunas administraciones africanas mostraron interés en la introducción de medidas sanitarias con las que controlar la hepatitis B y así reducir la tasa de cáncer de hígado. ¿Cuáles son los biomarcadores identificados más interesantes y por qué? Diagnosticamos CHC a varios pacientes en nuestras clínicas y obtuvimos muestras biológicas para realizar análisis proteómicos y metabolómicos. Con los primeros identificamos cuatro proteínas que presentaban cambios en los niveles séricos del CHC. Ahora estamos a la espera de realizar más análisis con los que determinar su utilidad en métodos de detección o diagnóstico. También descubrimos y verificamos un conjunto de metabolitos en la orina que son distintos en pacientes con CHC. Estos resultan de especial interés debido a que podrían, en un futuro, dar lugar a una prueba de orina con tira reactiva para identificar a pacientes con riesgo elevado. Además, algunos de los metabolitos como la acetilcarnitina se muestran como una diana terapéutica posible para futuros estudios farmacológicos. ¿Qué planean ahora que ha finalizado el proyecto? Aún es necesario desarrollar el grupo de metabolitos de la orina para crear una prueba. Por el momento hemos instalado un espectrómetro de masas en los laboratorios del MRC en Gambia para medir los metabolitos y comprobar si es posible obtener de ellos información en «tiempo real». De validarse, podríamos estudiar el modo de simplificar el formato de la prueba e incluso realizarla con tiras reactivas. En relación a la estrategia de detección y tratamiento de la hepatitis B, nos disponemos a buscar financiación con la que realizar un proyecto de demostración a escala nacional con el que poner de manifiesto la repercusión sobre las muertes por cáncer y cirrosis. PROLIFICA Financiado con arreglo a FP7-NMP Página del proyecto en CORDIS Sitio web de PROLIFICA

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Reino Unido

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