Señales para orientarse
Una investigación anterior había mostrado que una pendiente podría ejercer de señal visual para orientarse, y el motivo podría ser que la pendiente no solo se ve, sino que también es percibida por el organismo, en función de los ángulos de las articulaciones y por el peso del cuerpo. Esa capacidad de percepción se llama cinestesia. En el proyecto VERTICAL DIMENSION (The role of the vertical dimension in memory and navigation) se creó un entorno de laboratorio controlado con una dimensión vertical sencilla —un suelo inclinado— para comprobar esta hipótesis. Se generó un entorno virtual en pendiente. Se proyectaron imágenes bidimensionales en la pantalla de un ordenador dotado de un dispositivo de seguimiento de la vista. Los sujetos del estudio, que contemplaban la imagen, debían señalar cuál era la parte superior de la pendiente a la mayor brevedad posible. El objetivo del experimento era comprobar si las señales visuales bastaban para obtener una percepción precisa de la pendiente. Los individuos cumplieron la tarea con precisión y rapidez sirviéndose únicamente de los signos visuales. Este resultado sugiere que las señales visuales podrían bastar para percibir pendientes y su fiabilidad puede asemejarse o incluso superar a la de la cinestesia. Curiosamente, y corroborando otros estudios, las mujeres presentaron un tiempo de reacción más largo y menos aciertos que los hombres, lo que indicaría que la modalidad visual les plantea mayor dificultad. No obstante, no hubo diferencias en cuanto a las estrategias visuales y las mujeres se basaron en los mismos signos visuales. Si la pendiente aumenta considerablemente la capacidad de orientación, podrían extraerse conclusiones importantes para el estudio de la geografía y el urbanismo. Así, por ejemplo, se podría señalar la dirección a seguir por los viajeros mediante signos de pendiente arriba o pendiente abajo, en lugar de signos de izquierda y derecha.
Palabras clave
Navegación, orientación, cinestesia, señales visuales, geografía, urbanismo