Contraataque al bioterrorismo
Las biotoxinas producidas por C. botulinum provocan parálisis muscular y, en último término, pueden causar la muerte por asfixia. Las neurotoxinas botulínicas (BoNT) pueden ser neutralizadas con una antitoxina que bloquea la acción de las toxinas presentes en la sangre. Actualmente, se emplea una antitoxina que se obtiene del plasma de caballos y que presenta una tolerancia muy baja; además los fabricantes son reacios a continuar produciendo esta antitoxina debido a la pequeña demanda existente. El proyecto financiado por la Unión Europea ANTIBOTABE (Neutralizing antibodies against botulinum toxins A,B,E) ha desarrollado un cóctel de anticuerpos humanos frente a los serotipos de la toxina botulínica A, B y E responsables del botulismo en humanos. De hecho, el serotipo A es la toxina más potente conocida para los seres humanos y porta un agente de categoría A (el más alto) según la clasificación de bioseguridad del Centro para el Control y Prevención de Enfermedades de los Estados Unidos. El consorcio ANTIBOTABE se propone llevar a cabo el desarrollo clínico y normativo de este cóctel de anticuerpos. Durante un brote de botulismo en Tailandia en 2006, 134 personas fueron hospitalizadas y se obtuvo antitoxina solo para tratar a 90 pacientes. Este ejemplo resalta la necesidad de desarrollar un cóctel eficaz de fármacos para el tratamiento de urgencia del botulismo, tanto para civiles como para personal militar durante potenciales ataques bioterroristas o brotes infecciosos naturales. Los investigadores de ANTIBOTABE inmunizaron macacos con las cadenas pesadas y ligeras de los serotipos de la BoNT A, B o E y lograron desarrollar un cóctel de cuatro anticuerpos frente a las cadenas pesadas y ligeras de los serotipos A y B y un anticuerpo activo frente a la cadena ligera del serotipo E. Posteriormente, el equipo sintetizó estos cinco anticuerpos como inmunoglobulinas humanizadas tipo G (IgG) de línea germinal. Estas cinco IgG presentaron un efecto protector en ensayos letales y no letales in vivo en ratones, mostrando un potente efecto sinérgico. El proyecto ANTIBOTABE ha logrado producir anticuerpos humanizados que no provocan los efectos secundarios asociados con los anticuerpos derivados del plasma de caballo empleados actualmente. Además, otro factor relevante es que el consorcio representa ahora a los principales expertos mundiales sobre el botulismo y a miembros de una industria farmacéutica capaz de producir un producto comercializable. Es más, el coste de producción del cóctel de anticuerpos es menor y su vida media es mayor que cualquier otro producto disponible en la actualidad.
Palabras clave
Bioterrorismo, toxina botulínica, C. botulinum, neurotoxinas, anticuerpos, IgG