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Developing novel intelligent labels for chilled and frozen food products, promoting the influence of smart labels application on waste reduction, food quality and safety in the European supply chains

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Etiquetas inteligentes que mejoran la calidad de los alimentos

Tirar comida aún fresca cuya fecha de caducidad acaba de rebasarse supone un desperdicio de alimentos y dinero. Una solución que podría hacerse realidad próximamente se encuentra en unas etiquetas inteligentes que señalen la exposición a condiciones de riesgo entre la fábrica y los anaqueles.

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La refrigeración de los alimentos perecederos para evitar su deterioro supone todo un reto para productores, transportistas, comerciantes y consumidores, por lo que resulta esencial controlar la temperatura desde la fase de producción hasta el almacenamiento doméstico para evitar aumentos bruscos en todos los eslabones de la cadena de suministro. El proyecto IQ-FRESHLABEL, financiado con fondos de la UE, diseñó etiquetas innovadoras para comprobar la temperatura y las condiciones de oxígeno en envases de alimentos congelados y refrigerados a lo largo de todos los eslabones posteriores a la producción. Un proyecto anterior (FRESHLABEL) ya desarrolló indicadores de temperatura para productos frescos congelados, pero IQ-FRESHLABEL se centró en descubrir las necesidades de consumidores, comerciantes y el sector en general para vigilar los alimentos congelados. Asimismo, reconoció la importancia de controlar los alimentos congelados, envasados y acondicionados en una atmósfera modificada en la que se manipulen los niveles de oxígeno y dióxido de carbono para reducir la proliferación de bacterias. Por esa razón, diseñaron dos etiquetas inteligentes que cambian de color para ofrecer información fácilmente interpretable sobre el posible deterioro de un alimento en cualquier punto de la cadena del frío. Los cambios de color inducidos por reacciones químicas se basan en la duración de la exposición a altas temperaturas de riesgo y los cambios en los niveles de oxígeno en productos acondicionados en una atmósfera modificada. Aunque los prototipos fueron bien recibidos por fabricantes y consumidores y llegaron a validarse en ensayos con aves y pescado congelado, todavía quedan escollos por sortear, entre los que cabe destacar la integración de los indicadores de temperatura y niveles de oxígeno en el empaquetado de los alimentos, conseguir que el cambio de color sea inequívoco e incluir instrucciones acerca del periodo de validez restante para ofrecer cierta seguridad. No obstante, las ventajas de la implantación de etiquetas inteligentes superan con creces a los riesgos. Su valor no reside únicamente en la prevención del deterioro de los alimentos o el aumento de la confianza del consumidor en las cadenas de suministro, sino también en la reducción de los residuos comestibles.

Palabras clave

Etiquetas inteligentes, calidad alimentaria, control de la temperatura, cadena de suministro, alimentos congelados

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