Una división complementaria del trabajo entre robots y personas en las cadenas de montaje
La creciente automatización de los procesos industriales genera preocupación, muy especialmente en el caso de las cadenas de montaje, en tanto en cuanto se consideran las más afectadas por la consiguiente destrucción de empleo. Sin embargo, por diversos motivos procedimentales y técnicos, la automatización de las cadenas de montaje es, precisamente, bastante compleja, máxime cuando se trata de producción a pequeña escala o de volumen variable en función de los pedidos, de ahí que suelan trasladarse a países con una mano de obra más barata. El proyecto LIAA (Lean Intelligent Assembly Automation), sufragado por la UE, aportó su grano de arena a los esfuerzos por desarrollar sistemas simbióticos de cooperación entre humanos y robots. Los robots realizan una aportación inestimable a la productividad y la precisión y, en entornos estructurados, pueden realizar su función durante largos periodos de tiempo sin que se agote su fuente de energía. Por su parte, los seres humanos están capacitados para llevar a cabo tareas que requieren planificación y razonamiento, y se adaptan rápidamente a situaciones imprevistas o impredecibles. Los artífices de LIAA han diseñado escenarios hipotéticos en los que personas y robots colaboran estrechamente en el mismo entorno de trabajo, con las mismas herramientas y equipos físicos, sin que se pierdan puestos de trabajo en Europa. Lo mejor de ambos mundos La automatización industrial va dirigida fundamentalmentea procesos de fabricación de gran volumen y que hacen un uso intensivo de capital. Su objetivo suele ser, específicamente, el de sustituir a operarios humanos. No obstante, a menudo el resultado de tales esfuerzos es costoso y requiere complejos sistemas para separar las actividades manuales de las automatizadas, a veces mediante la instalación de barreras físicas. El proyecto LIAA aborda esta cuestión desde una perspectiva más simbiótica, como explica el coordinador del proyecto, Martin Naumann: «Cuando robots y humanos se complementan, se reduce la inversión en equipos costosos destinados a ayudar a los robots a adaptarse a entornos no estructurados y se evita la intervención de personas en tareas extenuantes y repetitivas en las que se desaprovechan las capacidades humanas y que pueden incluso resultar perjudiciales para la salud». El equipo de LIAA creó una serie de recursos para facilitar el trabajo simbiótico, incluidas aplicaciones informáticas de programación intuitiva de robots; una herramienta de simulación para usuarios finales, integradores de sistemas y proveedores de robótica capaz de reproducir sistemas eficazmente; y un módulo de tiempo de ejecución denominado «The World Model», el cual supervisa el estado de los recursos (humanos, maquinaria y robots) basándose en información estadística y dinámica y calcula el avance de las tareas. Para llegar a ese punto fue necesario mejorar e integrar varias tecnologías en un único marco, como partes de un mismo flujo de trabajo, con el objetivo de que las pudiesen aplicar personas legas en la materia sin esfuerzo y en un tiempo razonable. En palabras de Naumann: «Para llevar a buen puerto este difícil cometido, dividimos el flujo de trabajo en varias fases: el diseño del entorno de trabajo, la configuración de dicho entorno, los tiempos de ejecución y la planificación de la producción. Cada segmento iba asociado a distintos usuarios, para los que diseñamos recursos integrales de apoyo». Por otra parte, a fin de dotar a esta tecnología simbiótica de la versatilidad necesaria para aplicarse a los distintos entornos de producción de las pymes, se realizaron experimentos piloto con cinco usuarios finales representantes de diversos sectores, incluidos los de fabricación de circuitos impresos (operaciones de recogida y colocación y de soldado) o de bacas para vehículos (recogida y colocación y remachado). Para los responsables del diseño técnico la seguridad era una cuestión prioritaria, por lo que se desarrolló y aplicó una herramienta de evaluación de riesgos asistida por ordenador para que los integradores de sistemas pudiesen identificar posibles peligros y plantear las medidas de seguridad oportunas. Cabe destacar que, además de cumplir normas internacionales como ISO 10218, en vista de que la normativa actual aborda de manera muy superficial las interacciones entre personas y robots en el ámbito industrial, el equipo de LIAA proporcionó una base de conocimiento a los responsables de la elaboración del marco jurídico en materia de seguridad en este tipo de entornos laborales. Los beneficios de los entornos de trabajo simbióticos Se espera que las tecnologías simbióticas para entornos robotizados desarrolladas por el consorcio de LIAA aporten mayor flexibilidad a las industrias manufactureras europeas, lo que a su vez, además de aumentar la productividad y los beneficios, proporcionará una ventaja competitiva que se traducirá en nuevos puestos de trabajo. Por otra parte, las medidas de seguridad propuestas podrían mejorar las condiciones de trabajo y reducir los accidentes en las fábricas, ya que los robots realizarían las tareas más monótonas y físicamente agotadoras. Los miembros del consorcio ya estudian la comercialización de algunas de estas tecnologías dirigidas a la industria manufacturera, como el software en línea Drag & Bot, que facilita la programación de robots industriales. Por otra parte, varias iniciativas derivadas del proyecto prevén comercializar pronto sus productos.
Palabras clave
LIAA, automatización, robots, sistemas simbióticos, fabricación, compañero de trabajo, lugares de trabajo, operarios humanos, cadena de montaje, industria de gran volumen, empleo
