El trabajo de consumo modifica la división del trabajo en el siglo XXI
La evolución del trabajo y el empleo en las últimas décadas ha modificado el concepto de división del trabajo, que tradicionalmente implicaba asignar trabajadores a tareas especializadas. De cara a establecer la división del trabajo, el proyecto DIVLAB (Consumption work and societal divisions of labour), financiado con fondos comunitarios, desarrolló y amplió este concepto mediante el análisis de algunas de las nuevas formas de trabajo cuya realización recae sobre los hombros de los consumidores. En concreto, el equipo del proyecto introdujo la idea de «trabajo de consumo», que se define como todas las tareas que se exigen a los consumidores para la adquisición, el uso, la reutilización y el desecho de bienes de consumo. Asimismo, se centró en tres actividades distintas, a saber: la instalación de banda ancha en el hogar, la preparación de alimentos y el reciclaje de residuos en el ámbito doméstico. Para ello, se llevó a cabo la comparación del trabajo de consumo en cinco países: Suecia, Reino Unido, Francia, Taiwán y Corea del Sur. Para lograr su cometido, los encargados del proyecto mantuvieron entrevistas con consumidores y expertos de los tres ámbitos en dos o más países, y pusieron de relieve en qué medida el trabajo de consumo supone una forma distinta de mano de obra, destacando las diversas tareas que se exigen en los diferentes campos. Igualmente, DIVLAB sugirió que casi la totalidad de los bienes o los servicios exigen que los usuarios realicen trabajos adicionales por sí solos antes de que puedan utilizarlos. A este respecto, el trabajo de consumo determina con exactitud el aprovechamiento final del bien o el servicio adquirido. En relación con la instalación de banda ancha, el equipo centró su investigación en la evolución histórica y las variaciones a escala nacional relativas a la prestación de dicho servicio. En especial, investigó el trabajo de consumo que se exige a los usuarios finales en términos de instalación, uso y mantenimiento del acceso de banda ancha en el entorno del hogar, así como el tiempo que se invierte para garantizar la interoperabilidad entre los distintos dispositivos. En este campo, el Reino Unido y Corea del Sur mostraron comportamientos opuestos en cuanto al volumen de trabajo que deben realizar los consumidores. En cuanto a la preparación de alimentos, el equipo destacó las enormes diferencias observadas en los distintos países objeto de estudio. En Taiwán comer fuera y comprar comida preparada son los comportamientos predominantes, si bien en el Reino Unido la dependencia con respecto a los alimentos precocinados también sigue cobrando fuerza. Sin embargo, los consumidores franceses, en una tendencia que no ha experimentado grandes variaciones desde la década de 1970, todavía se muestran favorables a preparar sus comidas en casa utilizando ingredientes tradicionales. Por último, en lo referente al reciclaje de residuos domésticos, los consumidores suecos demostraban una participación activa en la separación y el traslado de basuras a centros de reciclaje y presentaban un compromiso moral con esta tarea de consumo, mientras que en el Reino Unido la responsabilidad de la recogida se dejaba en manos de las autoridades municipales. En definitiva, la investigación llevada a cabo en estas tres áreas brinda información de gran importancia sobre la nueva división social del trabajo e identifica las tareas que, cada vez más, se espera que realicen los propios consumidores.
Palabras clave
Trabajo de consumo, división del trabajo, DIVLAB, banda ancha, preparación de alimentos, reciclaje