Una publicación revela que financiar sólo investigación de excelencia podría tener efectos negativos
Según revela un nuevo estudio, una concentración demasiado intensa de financiación de la investigación de excelencia podría reducir la diversidad tanto de las materias que abarca como del tipo de investigadores que trabajan en los proyectos. El artículo es de Jordi Molas-Gallart y Ammon Salter, y ha sido publicado en la edición de julio de 2002 de "The IPTS Report", boletín del Instituto de Prospectiva Tecnológica. Las políticas que retribuyen a la investigación de excelencia simplemente crearán una base subvencionable cada vez menor y reducirán la diversidad de los resultados obtenidos, argumentan los autores. Con el énfasis del VI Programa Marco puesto en las redes de excelencia, los autores creen que éstas "deberían organizarse de forma que fueran flexibles, tuvieran capacidad de respuesta a las nuevas líneas de investigación y estuvieran abiertas a los nuevos participantes". Sin un interés específico en el mantenimiento de la diversidad es posible que, no sólo la ciencia, sino también las empresas y la sociedad en general queden menoscabadas. La empresa y la industria han confiado en los investigadores para resolver problemas, además de reconocer su capacidad de aplicar las técnicas científicas y de ingeniería a estos sectores. "Suprimir la financiación en investigación a gran número de estas universidades desconectaría a muchos estudiantes del proceso investigador, reduciendo así la oferta de científicos y técnicos con formación en métodos y técnicas de investigación", advierten los autores. La definición de excelencia ayudaría también a esclarecer cómo podría funcionar la financiación de la excelencia. Como señalan los autores, si la excelencia es comparativa, entonces no habrá un interés en financiar la otra, la investigación mediocre. Pero al reducir los ámbitos de la investigación, se produciría también una disminución del potencial de emergencia de innovaciones. Y, como se ha constatado en el pasado, rechazar ciertas áreas es una equivocación. "Por ejemplo, los departamentos tradicionales de ingeniería eléctrica solían tratar a los ingenieros de software como técnicos de baja cualificación, y éstos tenían que trabajar en universidades de poco prestigio". Ahora, estas mismas personas desempeñan un papel clave. Incluso si existe una acentuación en la investigación de excelencia, debería haber una medida de seguridad apropiada para la otra investigación "no excelente". En EEUU, el EPSCoR (programa experimental para estimular la investigación competitiva) de la Fundación nacional para la ciencia (NSF) controla la concentración excesiva de financiación de la investigación. Brinda un apoyo especial a los Estados de EEUU que reciben una pequeña participación de los fondos de investigación de la NSF (el 0,7 por ciento o menos como media en los tres últimos años). Actualmente, 21 Estados y Puerto Rico se están beneficiando de este plan. Los autores recomiendan la adopción de un sistema de "cartera" para financiar la investigación. Esta es la forma de distribuir extensamente la financiación, contándose con la certeza de que habrá fallos. Pero es una técnica de financiación que se utiliza con la esperanza de que los beneficios de los resultados óptimos a gran escala financien los fallos, por lo que se paga un pequeño precio por mantener la diversidad de materias. "Hay que hacer sitio a la investigación ambiciosa, la investigación que no encaja en los límites de las disciplinas tradicionales y no parece ajustarse a los modelos convencionales de excelencia", advierten los autores. "Por definición, la investigación media nunca puede eliminarse y es inútil perseguir su erradicación".