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Una investigación británica aumenta el temor ante los OMG

Los genes modificados genéticamente pueden trasladarse a las bacterias del intestino humano, según ha demostrado, por primera vez, una investigación realizada por la Universidad de Newcastle, en el Reino Unido. Las consecuencias podrían ser de gran alcance, ya que muchos cult...

Los genes modificados genéticamente pueden trasladarse a las bacterias del intestino humano, según ha demostrado, por primera vez, una investigación realizada por la Universidad de Newcastle, en el Reino Unido. Las consecuencias podrían ser de gran alcance, ya que muchos cultivos transgénicos contienen genes marcadores que los hacen resistentes a los antibióticos comunes. Los nuevos resultados indican que los antibióticos podrían tener poco efecto o un efecto reducido sobre los seres humanos que hayan consumido estos organismos modificados genéticamente (OMG). Las respuestas generadas por los resultados de la investigación fueron divididas. Mientras que el organismo que la encargó, la "Food Standards Agency" (organismo de normalización alimentaria) del Reino Unido, destacó que la probabilidad de que el ADN funcional pasara a formar parte de bacterias en el intestino de seres humanos o de animales era extremadamente baja, el grupo de defensa del medio ambiente Amigos de la Tierra describió los resultados como "dinamita". Este grupo también pidió que se pusiera fin de inmediato a la utilización de genes marcadores en los cultivos modificados genéticamente. La investigación utilizó por primera vez voluntarios humanos en ensayos realizados con alimentos modificados genéticamente. Comparó los resultados de dos grupos que consumieron alimentos modificados. Los voluntarios de uno de los grupos tenían adaptadas bolsas de colostomía, mientras que los del otro no. Los investigadores descubrieron que una proporción relativamente alta del ADN modificado genéticamente sobrevivió su paso por el intestino delgado de los voluntarios con la bolsa de colostomía, lo que no ocurrió con los del otro grupo. También descubrieron que casi la mitad de las muestras de heces suministradas por quienes tenían las bolsas mostraba que sus bacterias habían tomado, a muy bajos niveles, un gen resistente a herbicidas de los alimentos transgénicos.

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