Lenta progresión de la sociedad de la información en Europa Oriental
Una nueva investigación ha demostrado que, mientras que la UE intenta garantizar la disponibilidad de los mecanismos clave de la sociedad de la información a través de una tarifa para el uso de Internet y el teléfono móvil más equitativa, muchos países candidatos a la UE siguen todavía cobrando cantidades elevadas y variables por su utilización. El análisis de precios realizado por Tarifica se refirió al coste de una llamada de tres minutos en cinco países candidatos: Estonia, Hungría, Letonia, Polonia y Eslovaquia. Se analizó el coste de una llamada realizada desde un teléfono fijo a otro, desde un teléfono fijo a un móvil y de móvil a móvil. La investigación reveló una variación del 700 por ciento (en el caso de Estonia, donde se produjo la mayor disparidad), entre el coste de una llamada a un teléfono fijo y a un móvil. La diferencia menor se produjo en Eslovaquia, con una diferencia del 166 por ciento. Los demás países acusaron una diferencia media del 200 por ciento. Las razones aducidas para ello apuntan a la reciente separación entre la prestación de servicios de telecomunicaciones y la regulación de las telecomunicaciones en muchos de estos países, sin olvidar la dependencia de los operadores de telefonía móvil respecto a las elevadas tarifas de conexión entre telefónicas. Estonia, el país que muestra el mayor contraste entre las llamadas de fijo y las de móvil, cuenta con la tarifa más reducida para las llamadas de teléfono fijo a fijo de todos los países estudiados. Otra investigación realizada en Hungría ha desvelado también el bajo nivel de utilización de Internet en este país. Sólo un 10 por ciento de los húngaros utilizan Internet habitualmente, comparado con el índice global del 34 por ciento. Entre los que acceden a la Red con frecuencia, se aprecian reticencias a aprovechar Internet como medio para realizar sus compras, debido principalmente a la inquietud que les supone proporcionar por línea los datos de la tarjeta de crédito. Únicamente el tres por ciento de la población compra a través de Internet.