Un informe danés reclama que las consideraciones éticas se conviertan en parte integrante de la regulación de la biotecnología en la UE
El debate ético es tan importante cuando se analizan los organismos modificados genéticamente como cuando se discute la investigación sobre células madre, según un nuevo informe que se ha publicado dentro del plan de acción danés de biotecnología y ética. El informe establece que, hasta ahora, la regulación de la biotecnología en la Unión Europea se ha ocupado primordialmente de temas relacionados con el comercio, la seguridad y la ecología, pero defiende la inclusión de los análisis éticos al debatir la biotecnología. "Cuando se trata de regular la aplicación de tecnologías genéticas a los productos alimentarios, en Europa nos encontramos con un vacío. Es una situación muy distinta a la existente en el campo médico, donde tenemos una larga tradición de aportar preocupaciones éticas a las reglamentaciones oficiales," afirman los redactores del informe, Berit Faber y Linda Nielsen. El informe reconoce que no existe una única forma correcta de incluir los principios éticos en la regulación legislativa, pero efectúa diversas recomendaciones para iniciar el proceso. Las recomendaciones abarcan la inclusión de evaluaciones éticas en relación con la utilización de biotecnologías, la articulación de criterios y orientaciones que sirvan de base a dichas evaluaciones éticas, y la transformación del proceso de toma de decisiones sobre la aplicación de biotecnologías en un proceso abierto que garantice una influencia y una co-determinación reales a la población en general de toda la UE. Los autores sugieren un doble enfoque para la inclusión de principios éticos: legislación y diálogo. "La reglamentación legislativa no basta por sí sola, tenemos que asegurarnos de que la futura reglamentación se base en un diálogo abierto y en procedimientos transparentes de toma de decisiones," afirman. "La llegada de las nuevas biotecnologías marca un desplazamiento desde la sociedad de la información hacia una bio-sociedad. La bioética combinada con un diálogo abierto en el que intervengan los ciudadanos de a pie y los no especialistas son herramientas importantes que garantizarán que la bio-sociedad constituya también una bio-democracia cuando llegue el momento en que tengamos que decir cuál es la mejor forma de utilizar las nuevas tecnologías." Más específicamente, el informe recomienda que se lleven a cabo conferencias que busquen consensos, futuros paneles de estudio, talleres sobre valores y consejos de ética que estimulen un debate correctamente informado. Estas iniciativas ya se han puesto en práctica en Dinamarca. El informe servirá de base para el debate en un taller europeo que se celebrará el 8 y 9 de octubre en Copenhague.
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Dinamarca