La Comisión publica las directrices para estrategias y buenas prácticas de coexistencia
La Comisión Europa ha publicado una lista de directrices, basada en los resultados de investigación, con las que se propone ayudar a los Estados miembros a desarrollar estrategias y buenas prácticas para la coexistencia de los cultivos modificados genéticamente y los cultivos orgánicos y tradicionales. Las directrices indican que muchos de los factores que determinan la eficacia y la rentabilidad de las prácticas de coexistencia a menudo son específicos de las particularidades y las prácticas de cultivo nacionales y regionales, pudiendo variar enormemente de un Estado miembro a otro, e incluso dentro de un mismo territorio nacional. Establecen los principios generales y los aspectos técnicos y de procedimiento que deben tenerse en cuenta, así como las posibles acciones que podrían diseñarse para la aplicación en los ámbitos nacional, regional y local. Franz Fischler, Comisario de Agricultura, Desarrollo Rural y Pesca, al comentar las directrices, destacó la necesidad de adaptar las estrategias de coexistencia al entorno: "Queremos garantizar que los agricultores son capaces de cultivar el tipo de cultivo que elijan, ya sea transgénico, tradicional u orgánico. Ésta es la razón por la que necesitamos medidas que garanticen esta coexistencia. Las buenas prácticas, en términos de eficacia y rentabilidad, están determinadas por las condiciones específicas nacionales, regionales o locales. Esto es lo que hace impracticable un 'planteamiento único' en toda la UE". De acuerdo con los principios generales de las directrices, los planteamientos orientados a la coexistencia deben ser desarrollados de forma transparente, sobre la base de las pruebas científicas y en cooperación con todos los interesados. Este tipo de transparencia debería garantizar un equilibrio equitativo entre los intereses de los agricultores de todos los tipos de producción. Siguiendo en esta línea, las directrices afirman que los agricultores deberían tener la oportunidad de elegir el tipo de producción que prefieran, sin que se les imponga la necesidad de cambiar los modelos de producción que tradicionalmente se practican en una determinada zona. Como principio general, se establece que, durante la fase de introducción de un nuevo tipo de producción en una región, los agricultores interesados deberían ser los responsables de aplicar las acciones necesarias para limitar la mezcla. Además de reconocer el carácter local y regional de la coexistencia, las directrices recomiendan que las medidas sean específicas de los diferentes tipos de cultivos, ya que la probabilidad de que se produzca una mezcla varía considerablemente de un cultivo a otro; mientras que para los cultivos de colza la probabilidad es alta, ésta disminuye en el cultivo, por ejemplo, de la patata. La supervisión y evaluación continuas, y la necesidad de compartir buenas prácticas en el momento oportuno se definen también como imperativos para mejorar las mediciones en el tiempo. Se prevé que las directrices completarán el marco reglamentario integral que ha establecido la UE para la gestión de los organismos modificados genéticamente y los alimentos y piensos producidos a partir de este tipo de organismos.