Los científicos preocupados porque la ciencia en EE.UU. corre peligro de deteriorarse
Con los estudiantes estadounidenses cada vez menos interesados en el estudio de los cursos de ciencias e ingeniería, las mejores escuelas de postgrado de EE.UU. han tenido que acostumbrarse a mirar cada vez más hacia Europa y Asia para que sus laboratorios puedan disponer de los mejores estudiantes y científicos. Sin embargo, la combinación de dos hechos: por una lado que Europa y Asia hayan reconocido que la investigación científica y la innovación constituyen un acicate para una economía fuerte y por otro, la decisión de EE.UU. de aplicar rigurosas restricciones en la concesión de visados a los estudiantes extranjeros tras los atentados del 11 de Septiembre, preocupa a los científicos porque los cincuenta años de fuga de cerebros a los EE.UU. están tocando a su fin. Según la Fundación Nacional para la Ciencia, la participación estadounidense en la publicación de trabajos de investigación científica y de ingeniería en todo el mundo, en los Premios Nóbel, y en algunos tipos de patentes está disminuyendo. Además, desde 2002, las universidades de EE.UU. han vivido una caída anual del 19% en las solicitudes de admisión de estudiantes extranjeros, de 400.000 a 325.000. Por otra parte, el éxito de la política emprendida por el gobierno chino para "desarrollar la ciencia para salvar al país" ha conseguido que en 2004 la Universidad de Hong Kong recibiera el doble de solicitudes de admisión de estudiantes chinos que en los tres años anteriores. Según Neal Lane, asesor científico de Bill Clinton -anterior presidente de EE.UU.- la decisión de la administración actual de limitar el uso de células madre embrionarias en investigación, ha supuesto un perjuicio para la capacidad de los científicos estadounidenses de competir en el campo de la investigación biomédica. "La decisión sobre las células madre realmente nos sitúa en posición retrasada frente al final de la curva -afirmó el Sr. Lane- Es un enorme obstáculo". Según Albert Teich, director de los programas de ciencia y política de la Asociación Americana para el Avance de la Ciencia, otro problema ha sido la reducción de los fondos federales para la investigación científica básica debido a que el presupuesto federal sufre una derivación creciente hacia la investigación militar aplicada a la seguridad. Aunque admite que la inversión federal estadounidense en ciencia sigue siendo mucho mayor que en cualquier otro país, siendo el gasto en investigación y desarrollo (I+D) de EE.UU. 1,5 veces superior a la UE, el Dr. Teich insistió en que "probablemente es un error afirmar que la ciencia en EE.UU. está actualmente en declive, pero ciertamente corre el peligro de entrar en decadencia. Nos encontramos al borde". Un informe de la Fundación Nacional para la Política Americana (NFAP) publicado en julio advirtió que para conservar su superioridad tecnológica, EE.UU. necesita potenciar una política aperturista hacia la inmigración de profesionales y estudiantes. El informe también anima a los políticos a que consideren distintas formar de relanzar la educación científica y matemática dentro de EE.UU. y a que ofrezcan incentivos para fomentar la inversión empresarial a largo plazo en iniciativas I+D. Los mercados de trabajo abiertos, afirmó, ayudan a reforzar la economía estadounidense y sientan la base para la innovación en las generaciones futuras. En un momento en que Silicon Valley se enfrenta a una reducción del número de ingenieros y científicos cualificados, la necesidad de aceptar a profesionales inmigrantes cualificados en IT (tecnología de la información) es muy apremiante, insistía el informe. "Si no se logran comprender estas implicaciones podría llegarse a una 'fuga de cerebros a la inversa', en la que EE.UU. perdería sus mejores y más brillantes valores a favor del mundo en desarrollo. Si el resto del mundo no contempla a EE.UU. como el centro de la innovación y de los mercados abiertos, los americanos nacidos en el extranjero se desplazarán a otro lugar", concluye el informe.
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