La Comisión reclama una reforma universitaria para lograr los objetivos de Lisboa
La Comisión Europea ha adoptado una Comunicación en la que insta a los Estados miembros a introducir reformas que permitirán a las universidades europeas contribuir mejor al objetivo de la UE de convertirse en la economía basada en el conocimiento más competitiva del mundo. "Movilizar las mentes de Europa: permitir a las universidades contribuir a la estrategia de Lisboa" está precedida por la Comunicación de la Comisión de 2003 sobre el papel de las universidades en la Europa del conocimiento, y la consulta a los interesados que le siguió. Advierte que si no se actúa con prontitud, la diferencia actual que existe entre Europa y sus competidores en inversión en educación e investigación continuará haciéndose mayor. "La Comunicación adoptada hoy destaca que existen importantes carencias en el rendimiento de las instituciones europeas de educación superior, en comparación con el de sus principales competidores," informó en una conferencia de prensa el Comisario de Educación y Formación, Ján Figel. "Aunque la calidad media de las universidades europeas es bastante buena, no se encuentran en posición de desplegar todo su potencial para incentivar el crecimiento económico, la cohesión social y la creación de más y mejores puestos de trabajo. La Comisión invita a los responsables políticos nacionales a que fijen medidas que permitan a las universidades desempeñar un papel fundamental en la estrategia de Lisboa," continuó el Sr. Figel. La Comunicación identifica cuatro inconsistencias clave, o "cuellos de botella", en el rendimiento de las universidades europeas. En primer lugar, la tendencia hacia la uniformidad e igualitarismo significa que muchas instituciones permanecen adscritas a los mismos programas y métodos monodisciplinarios, lo que conduce a la exclusión de aquellos que no se conforman con el modelo estándar. En segundo lugar, las universidades europeas están muy aisladas, permanecen apartadas de la industria, y ello deriva en una carencia entre los licenciados de conocimientos técnicos empresariales, y una mala preparación para hacer frente a la competencia que existe en el mundo en función del talento y los recursos. Aún más, una excesiva reglamentación sobre los cursos ofertados a nivel nacional y los criterios de empleo del personal académico, por ejemplo, dificulta la modernización y la eficiencia, mientras que la inflexibilidad en los trámites de admisión y el reconocimiento de los criterios de calificación impiden la movilidad y el aprendizaje permanente, según la Comisión. Sin embargo, la mayor inconsistencia del sistema de educación superior en Europa con diferencia es la insuficiente financiación. Como media, los países de la UE gastan sólo 1,1 por ciento del PIB en educación superior, en comparación con el 2,7 por ciento del PIB que Estados Unidos invierte en sus universidades. "Esto se debe casi por entero a que la industria y los particulares invierten mucho menos en Europa," afirma la Comunicación. "Si Europa quiere alcanzar la cifra de EEUU, deberá gastar unos 150.000 millones de euros adicionales cada año en investigación superior." Ante esta situación, la Comunicación insta a los responsables políticos nacionales a que se hagan cargo de que superar esta diferencia es una condición clave previa para lograr los objetivos de Lisboa. Incluso en un sistema universitario modernizado, al que Europa todavía le resta lograr, la Comisión estima que una inversión de un dos por ciento del PIB en educación superior es una exigencia mínima para una economía basada en el conocimiento. En lo relativo a la práctica, se pide a los gobiernos nacionales que introduzcan normas que faciliten y fomenten las asociaciones entre la empresa y las universidades. La Comunicación añade que, una parte sustanciosa de los fondos recaudados a través de los gastos de matriculación deberían canalizarse en becas o préstamos dependiendo de los ingresos para garantizar el acceso de todos, o en becas relacionadas con el rendimiento académico a fin de fomentar la excelencia. La Comunicación establece también programas de reforma con los que se pretende mejorar la calidad y el atractivo de las universidades, y mejorar la gobernanza en las áreas de gestión institucional y del sistema. La Comisión anuncia que la Comunicación estará acompañada de un plan de acción en ciernes, sobre la investigación en la universidad, y por último, reclama al Consejo que adopte una resolución que respalde sus peticiones de nuevas asociaciones entre el Estado y las universidades, y para obtener suficiente financiación que permita la modernización de la educación superior en Europa.