Un proyecto europeo recomienda fomentar el "hábito del aprendizaje" para preservar la seguridad laboral
El hecho de ostentar un cargo de director altamente cualificado en una industria de alta tecnología ya no es garantía de seguridad laboral, según los resultados de un proyecto financiado por la UE. Muchos factores de riesgo, como las necesidades en constante cambio en materia de cualificaciones especializadas y de conocimientos, pueden debilitar la situación profesional de, incluso, el profesional más cualificado. Un estudio realizado a instancias del proyecto europeo Forco-Precanet afirma que tener garantizado el puesto de trabajo se está convirtiendo, cada día más, en una cuestión de autoformación continua. El proyecto Forco-Precanet ha estudiado la función que la formación continua desempeña en el personal altamente cualificado de las empresas de Internet activas en áreas como el comercio electrónico y la recuperación de información. Y se ha centrado, especialmente, en los casos en los que los directores se enfrentan a situaciones laborales cada vez más precarias, originadas por la crisis económica del sector y por el surgimiento de las nuevas tecnologías de la información y las comunicaciones. El proyecto llevó a cabo un estudio en el que participaron 690 ejecutivos de empresas de Internet y, a través de él, se analizó la situación profesional de estos directores y sus planteamientos acerca de la formación continua. Los resultados del informe han permitido desarrollar una herramienta que analizará los procesos que conducen a la alteración de una situación laboral y servirá, además, para determinar el papel que la formación continua desempeña en estos contextos y para establecer comparaciones a nivel de toda Europa en este dominio. Como resultado, el estudio destaca la importancia de que los trabajadores realicen, por propia iniciativa, un análisis periódico sobre las necesidades de autoformación continua. El estudio argumenta que este tipo de formación deberá entrar a formar parte de la vida profesional, y ser también parte integral de la vida personal de los trabajadores, con el fin de convertirse en un proceso continuo de adquisición y desarrollo de conocimientos y capacidades técnicas individuales y colectivas. El estudio define el perfil del "trabajador aprendiz" como aquel que desarrolla un "hábito de aprendizaje", que implica la capacidad de analizar sus propias necesidades personales en términos de formación, y de aprender a través de sus propios medios. Adquirir este tipo de hábito de aprendizaje añadirá un valor de tipo personal propio a los trabajadores y de mercado. Once socios de cinco países, Chipre, España, Francia, Grecia e Italia, participan en este proyecto de tres años, que está coordinado por la universidad de Toulouse-Le Mirail, en Francia. Financiado a través de la acción comunitaria Leonardo Da Vinci, continuará operativo hasta finales de noviembre de 2005.