Debate sobre las pruebas con células del cerebro humano en primates no humanos
Un grupo de científicos y expertos en ética llama a la cautela sobre los experimentos en los que se utilizan células madre del cerebro de humanos en grandes simios y monos, principalmente si da como resultado que una gran parte del cerebro de un chimpancé esté formado por neuronas humanas. Los científicos han desistido recomendar la paralización de las investigaciones y proponen en su lugar medidas que minimicen la posibilidad de que algún contratiempo plantee dilemas morales sin solución. Estos experimentos no están previstos, pero es posible que se realicen como parte de los estudios sobre terapias con células madre, con las que se intentan tratar enfermedades que requieren el implante de células madre capaces de dar origen a varias células, incluidas las cerebrales. Si las células madre albergan la posibilidad de curar enfermedades del cerebro humano, será necesario probar las terapias potenciales en animales. La cuestión es delicada ya que estos experimentos podrían ir más allá de la experimentación con animales, y dar origen a una mente humana en un cuerpo de primate no humano. Un grupo compuesto por más de 20 científicos, filósofos y juristas han estado deliberando durante dos años sobre los límites permitidos de esta investigación. La revista de investigación Science publicó las conclusiones en su edición del 15 de julio. Después de reconocer que en general los primates no deberían ser utilizados de modo alguno en estos experimentos, el grupo, dirigido por el doctor R. Faden, un experto en ética biomédica de la universidad Johns Hopkins en EEUU, planteó las investigaciones que deben permitirse a instancias de las autoridades de reglamentación que exijan determinados experimentos. En el nuevo y apasionante futuro de las neurociencias, los cirujanos esperan ser capaces de sustituir partes que se han perdido o enfermas del cerebro con nuevas células madre neuronales sanas creadas en laboratorio. Probar esta terapia primero en animales ayudará a saber cómo se integran en el cerebro. Las pruebas clínicas dependen total o parcialmente de pruebas anteriores en ratas o ratones que muestran semejanzas con las enfermedades de los seres humanos. Sin embargo, para las que afectan sobre todo al cerebro humano, los modelos de roedores no presentan normalmente suficientes similitudes. Para el tratamiento del Alzheimer y el Parkinson con terapias que incluyen células madre, las autoridades reguladoras podrían exigir específicamente la experimentación en primates antes de pasar a las pruebas clínicas con pacientes humanos. Se espera que el debate abra de nuevo la vieja polémica sobre si los primates son modelos apropiados para reproducir y desarrollar terapias para la curación de enfermedades humanas, principalmente las del cerebro humano como el Parkinson y el Alzheimer, dos de las líneas de investigación prioritarias de este campo. El grupo decidió dejar de lado las antiguas desavenencias y optó por centrarse en su lugar en si los experimentos con células madre y el cerebro plantean algún nuevo dilema ético en particular. Las diferencias más significativas entre los humanos y otros primates residen en el cerebro, siendo, por ejemplo, el humano cuatro veces mayor que el del chimpancé, con vías bioquímicas del cerebro únicas. Por ejemplo, la expresión genética del cerebro humano difiere enormemente de cualquier otro primate. Los humanos se distinguen del resto de los mamíferos en que carecen de una determinada molécula de azúcar situada en la superficie de las células, especialmente en el cerebro y es probable que este hecho afecte profundamente al desarrollo y funciones cerebrales. Además, el cerebro humano tiene células específicas relacionadas con los procesos de comunicación, lenguaje, las funciones autónomas y de comprensión, y caracterizan al sistema cognitivo humano. El grupo no considera probable que el cerebro adulto de un primate sea alterado de forma significativa por las células humanas. Sin embargo, se muestra muy preocupado sobre los resultados que podrían surgir si células humanas se introducen en una fase más temprana de desarrollo de los animales. Y, cuanto más se asemejan las especies de primates a los humanos, mayor es el riego de que se produzca un cambio importante hacia el sistema cognitivo de los seres humanos. Las células madre neuronales de los humanos insertadas en un embrión de chimpancé, podrían en realidad construir partes del cerebro, haciéndolas más similares a los humanos. El doctor Faden explicó que el grupo "no podía descartar la posibilidad de que ciertos experimentos pudieran potencialmente alterar la condición cognitiva o emocional de los animales de forma que planteara un problema desde el punto de vista ético". El grupo recomienda reducir la posibilidad de que estos experimentos puedan alterar la "condición moral" de los animales al cambiar sus capacidades mentales.