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En los informes sobre Tecnologías clave para Europa se recomiendan seis elementos para una estrategia de investigación "más allá de Lisboa"

Tras ser debatidos en la reciente conferencia sobre "Tecnologías clave para Europa" hay actualmente quince informes expertos disponibles en los campos clave de la investigación y la tecnología para el futuro de Europa. El informe final recabado por el grupo de expertos pretend...

Tras ser debatidos en la reciente conferencia sobre "Tecnologías clave para Europa" hay actualmente quince informes expertos disponibles en los campos clave de la investigación y la tecnología para el futuro de Europa. El informe final recabado por el grupo de expertos pretende ir más allá del VII Programa marco y de la agenda de Lisboa al ofrecer recomendaciones sobre las futuras prioridades de investigación de la Unión Europea. Los asistentes a la conferencia, tras debatir las conclusiones del informe del grupo de expertos sobre prospectiva, plantean seis recomendaciones para la agenda de investigación "más allá de la estrategia de Lisboa". El informe reúne en un solo documento estudios pormenorizados elaborados por expertos del grupo en cada uno de los campos tecnológicos; incluyendo áreas en transición como la agricultura y la energía, y campos emergentes o convergentes como la biotecnología, la ciencia cognitiva, la tecnología de la información y la nanotecnología. El objetivo del grupo, reunido a instancias de la Comisión Europa, era elaborar recomendaciones sobre una estrategia de investigación para el VIII Programa marco (VIIIPM) y más allá. Según acuerda el informe y la opinión de los asistentes Europa debe adoptar un enfoque más optimista y proactivo hacia su política de investigación, que aporte un equilibro entre los objetivos y las tendencias en pugna. Por ejemplo, es necesaria una estrategia dual que incorpore un componente de flexibilidad para abordar las necesidades a corto y medio plazo, mientras que sigue trabajando dentro del marco a largo plazo de la política de investigación. Igualmente, Europa debe abordar los fallos en sus sistemas de innovación, tales como la debilidad de los mecanismos de transferencia de conocimientos y la escasa capacidad de absorción de la innovación, a la vez que traza una transición creativa a largo plazo. Esto se logrará a través de un proceso de diferenciación, basado en sus fortalezas, más que en imitar el modelo de EEUU o Japón. El informe señala que esta estrategia a largo plazo debe traducirse después en un plan de acción fundado en seis pilares. En primer lugar, la UE necesita proyectar una visión global que responda a los agentes emergentes en tecnologías clave y apoye las estrategias de investigación de regiones y países vecinos. En segundo lugar, Europa debe seguir un enfoque "creativo de alteración del sistema" que identifique los sectores emergentes donde no se haya producido todavía una brecha en investigación, orientado a las inversiones en tecnologías clave como impulsores del cambio social y que se completará con un cambio en las estrategias de investigación hacia la bioeconomía, la capitalización de la tecnología de la información y la transición hacia modos de vida más sostenibles. La UE necesita por lo tanto una nueva agenda de investigación a largo plazo enraizada en la investigación básica, el desarrollo de infraestructuras y la agrupación de equipos de investigación multidisciplinarios. También debe abordar cuestiones como la división entre ciudadanos y científicos y los riesgos que supone la inversión en nuevas tecnologías. El cuarto pilar se basará en enfoques de prospectiva que analicen las vías de evolución de las tecnologías clave, la vinculación entre programas marco y contribuyan a las prioridades ascendentes fijadas a través de las plataformas tecnológicas. El grupo de expertos recomienda a Europa que cambie su marco lineal para la explotación del conocimiento creado. Debe superar la exigua transferencia de conocimientos y explotar la capacidad de las PYME, invertir en propiedad intelectual europea y ofrecerle protección. Por último, la UE debe invertir en aprendizaje social; consiguiendo la participación de los ciudadanos y abordando las limitaciones culturales sobre la inversión y la aceptación de las tecnologías clave. En su intervención durante la conferencia celebrada en Bruselas los días 19 y 20 de septiembre, el Comisario de Ciencia e Investigación, Janez Potocnik, tuvo palabras de elogio para las recomendaciones "necesitamos reflexionar más allá de Lisboa, pensar a largo plazo y tomar decisiones basadas en un enfoque a largo plazo". Los asistentes, entre ellos los miembros destacados del grupo de expertos, participaron en amplios debates sobre cuestiones relativas al informe y los diferentes campos tecnológicos. El "diseño" y el "contexto" surgieron ambos como conceptos clave, vinculados a las diferentes tecnologías y los retos sistemáticos. Al comienzo de la conferencia, Josephine Green de Philips Design, en Países Bajos, sugirió que conforme la economía se aleja de los productos y los consumidores, se basará más en la coexistencia con la tecnología, destacando las experiencias, las transformaciones y los sistemas. Esta economía "impulsada por el contexto" podría avanzar más allá de la productividad como base de prosperidad, hacia la sostenibilidad. Como destaca el trabajo del grupo de expertos, los productos y servicios se integran cada vez más en complejos sistemas, y es necesario investigaciones más específicas en campos interdisciplinarios, como la robótica, los modelos estadísticos y dinámicos, la farmacología y la lingüística. Además de generar conocimiento, los responsables políticos de la UE deben saber cómo se comparte y se puede utilizar, siendo la cuestión la difusión del conocimiento. Algunos piensan que campos como la teoría de la complejidad y las ciencias cognitivas pueden contribuir a que entendamos mejor los sistemas de conocimiento y ayudar a eliminar la brecha entre la ciencia y la tecnología. Europa cuenta con fortalezas en cuanto a su potencial para el estudio empírico (diversidad lingüística, cultural y socioeconómica) y tiene abundancia de aplicaciones, retos enfoques de investigación. Por otro lado surgen nuevas áreas de aplicación; como servicios donde la sociedad va por delante de nuestro marco institucional, o la seguridad y la confianza, donde la tecnología está impulsada por los incentivos políticos y las inquietudes de la sociedad. Un delegado comentó que desde la perspectiva de la ciencia social, estos campos emergentes, impulsados por nuevas aplicaciones o tecnologías, podrían considerarse como "nuevas profesiones de ingeniería". Algunos asistentes definieron la siguiente etapa como "bioeconomía basada en el conocimiento", y concluyeron que hay mucha más necesidad que antes de un enfoque proactivo para iniciar un dialogo con los ciudadanos, la sociedad civil, las autoridades reglamentarias y los responsables políticos. Otras de las aportaciones de la conferencia se centraban en los retos a los que se enfrenta Europa y el mundo. Aunque ahora se dispone de tecnología para la eficiencia energética, se señaló que, está lejos de garantizarse la disponibilidad de tecnologías que cubran las necesidades energéticas del mundo para 2040. Los conferenciantes contrastaron la necesidad de una acción urgente con los temas que persigue la investigación. Una sugerencia fue que las plataformas tecnológicas en las que participan interlocutores y responsables políticos podrían ayudar a abordar estas cuestiones y aumentar la sensibilización. En la presentación de su informe sobre las actividades de prospectiva durante la última mañana, el doctor Emilio Fontela, de la universidad Antonio de Nebrija, habló sobre el desarrollo de un escenario futuro a largo plazo para la próxima tendencia tecnológica, que él denominó la "economía sostenible del conocimiento". Los temas políticos clave girarían en torno a la cooperación en ciencia y tecnología, las estructuras eficientes de investigación y el diseño de sistema sociotécnicos. En su opinión, la prospectiva y las ciencias sociales deben intentar construir vínculos entre los campos tecnológicos influidos por la demanda (agroalimentación, fabricación, medio ambiente) y las áreas impulsadas por la oferta (nanotecnologías y biotecnologías, tecnologías de la información y ciencias cognitivas). Es en este segundo grupo donde la dimensión internacional y europea de la cooperación cobra mayor importancia. El Comisario Potocnik había prometido anteriormente que las recomendaciones del grupo de expertos se incluirían dentro de la preparación política del VIIPM, aunque destacó también el alcance de las implicaciones de informe más allá de la elaboración de políticas de la UE.

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