Los bosques podrían hacer fracasar el Protocolo de Kyoto
El metano es un conocido gas de efecto invernadero que tiene una capacidad potencial 32 veces mayor de afectar al calentamiento global que el dióxido de carbono e influye en la oxidación atmosférica además de perjudicar a la capa de ozono estratosférico. La producción de metano es típica de las zonas de arrozales y pantanos donde las bacterias actúan sobre la vegetación en condiciones en las que existen bajos niveles de oxígeno. Los niveles de metano se han triplicado en los últimos 250 años. Sin embargo, investigaciones realizadas por Frank Keppler, del instituto Max Planck Institute de Heidelberg (Alemania), sugieren que el metano puede ser liberado por un gran número de plantas en condiciones normales. Esto contradice las reflexiones sobre las que se basaba el protocolo de Kyoto según las cuales los bosques mundiales no son productores de metano sino consumidores netos de dióxido de carbono desempeñando así un papel fundamental en la ralentización del efecto invernadero. El equipo de investigadores demostró que "[...] utilizando isótopos de carbono estables, el metano se forma rápidamente en las plantas terrestres en condiciones óxicas mediante un proceso desconocido. Se han detectado cantidades importantes de metano emitidas por plantas intactas y hojas muertas en los experimentos de incubación realizados en laboratorios o sobre el terreno". El equipo estima que los bosques podrían contribuir de un 10 a un 30 por ciento en la producción de metano mundial lo que supone una cantidad importante. Si se verifica que estos resultados son correctos, se deberían reconsiderar los "créditos" forestales acordados en el marco del protocolo de Kyoto. "A nuestro juicio, esta nueva fuente identificada puede tener importantes incidencias en la cantidad de metano producido a escala mundial e instamos a que se reconsidere el papel desempeñado por las fuentes naturales de metano en los cambios climáticos del pasado", indicó el equipo de investigadores a la revista Nature.