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Safe and COnnected aUtomation in road Transport

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Un plan de acción destinado a acelerar la introducción de la conducción automatizada

Con el tiempo, los vehículos altamente automatizados serán una realidad y mejorarán la seguridad vial, aunque todavía queda mucho trabajo por delante a fin de lograr la aceptación por el público. La mayoría de los retos son de carácter técnico, si bien hay que abordar cuestiones jurídicas, sociales y humanas relevantes.

Transporte y movilidad icon Transporte y movilidad

La esperanza es que los coches autónomos puedan salvar vidas reduciendo el número de accidentes de tráfico. Los coches autónomos, aparte de brindar grandes beneficios en materia de seguridad, fomentarán también un uso más eficiente del combustible y mejorarán los atascos de tráfico, al tiempo que facilitarán sustancialmente la movilidad de las personas mayores y de las personas con discapacidades. La tecnología revolucionaria de los coches autónomos no solo acarreará cambios prácticos, sino también profundos retos sociales, económicos y normativos a medida que se transforme el modo de conducción. El proyecto SCOUT, una acción de coordinación y apoyo financiada con fondos europeos, ha establecido un plan de acción exhaustivo y estructurado para describir las vías de innovación destinadas a acelerar la puesta en práctica de la conducción automatizada de alto nivel. Estado de la conducción autónoma Los socios del proyecto describieron, en primer lugar, la situación actual de la conducción automatizada y conectada (CAD, por sus siglas en inglés) de alto nivel. El análisis se estructuró en función de un modelo de cinco niveles. Además del nivel técnico que sirve de base para las funciones de la CAD, los niveles restantes plantearon cuestiones no técnicas relevantes, a saber: factores humanos y aspectos económicos, jurídicos y sociales. Con respecto al nivel técnico, SCOUT diferenció tres grandes ámbitos funcionales: percepción del entorno («detectar»), toma de decisiones («pensar») y control («actuar»). «Las funcionalidades de la conducción automatizada constituyen el núcleo de los esfuerzos de desarrollo de los vehículos inteligentes. Las capacidades de conducción inteligente permiten a los vehículos detectar de manera constante cambios en su entorno inmediato, tomar las decisiones de maniobra pertinentes y ponerlas en práctica en términos de aceleración, frenado y dirección», señala el director adjunto del Departamento de Movilidad Futura y Europa en VDI/VDE-IT, Gereon Meyer, que coordinó el proyecto SCOUT. Se ha demostrado que para lograr una CAD más inteligente y segura es fundamental que los vehículos dispongan de una conectividad fiable y una navegación de alta precisión y que, además, estén integrados sin problemas en sistemas de inteligentes de gestión de tráfico e infraestructuras digitales. «En general, el análisis técnico permitió concluir que todavía es necesaria una mayor investigación para no utilizar siempre al conductor humano como sistema de emergencia (automatización hasta el nivel 2), sino más bien al vehículo para que asuma algunas funciones de conducción durante un tiempo determinado (nivel 3 de automatización), o para que conduzca de manera autónoma sin supervisión humana (niveles 4 y 5 de automatización)», añade Meyer. Con las enmiendas a la Convención de Viena sobre circulación vial de 1968, se lograron importantes hitos jurídicos y normativos para el despliegue de los vehículos automatizados. Sin embargo, el análisis de SCOUT reveló que es fundamental seguir adaptando las leyes de cada país para que los sistemas de conducción inteligente alcancen niveles de automatización más altos con capacidades autónomas. En términos económicos, una cuestión importante abordada por el proyecto fue la integración de la CAD en modelos de negocio y de servicio viables, como el transporte compartido. Deshacer el nudo gordiano SCOUT organizó una serie de talleres que contaron con la participación de un gran número de expertos y usuarios. Además de trazar un objetivo ambicioso para la CAD de los niveles 4 y 5 en 2030 y analizar tecnologías de vanguardia, identificaron acciones para superar los obstáculos a fin de alcanzar el objetivo. Los vínculos que los expertos señalaron entre las acciones revelaron que los retos técnicos y no técnicos están muy interrelacionados, y que muchas acciones requieren el resultado de otras antes de que puedan ponerse en marcha. «Las numerosas interdependencias conducen a situaciones de bloqueo, lo que crea una especie de nudo gordiano. Esto pone de manifiesto que el desarrollo de los coches autónomos puede verse retrasado sobremanera si no está bien coordinado, una característica típica de los procesos de innovación complejos que aúnan un conjunto de dimensiones técnicas y no técnicas», señala Meyer. El consorcio del proyecto concluyó que, para proporcionar recomendaciones útiles, el plan de acción debía diferir no solo para los cinco niveles, sino también para casos de uso específicos, y debía centrarse en objetivos bien definidos. Este tipo de plan de acción podría ayudar a anticipar los obstáculos y poner de manifiesto atajos ágiles para acelerar el proceso de innovación. El enfoque exhaustivo y estructurado de SCOUT proporcionó planes de acción integrales para casos de uso de la CAD, como lanzaderas automatizadas previa solicitud y robots de entrega. Se espera que añada cohesión y conocimientos al heterogéneo panorama de la creación de una estrategia europea común de innovación en materia de la CAD.

Palabras clave

SCOUT, técnico, conducción automatizada y conectada (CAD), coche autónomo, plan de acción, jurídico, social, nivel de automatización, vías de innovación

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