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Según un proyecto de informe, los biocombustibles ofrecen un futuro optimista

Ha salido a la luz el borrador final del informe de visión del Consejo Asesor de Investigación sobre Biocombustibles (BIOFRAC), que lleva por título "Biofuels in the European Union. A Vision for 2030 and Beyond", que apuesta fuertemente por la inversión en biocombustibles, esp...

Ha salido a la luz el borrador final del informe de visión del Consejo Asesor de Investigación sobre Biocombustibles (BIOFRAC), que lleva por título "Biofuels in the European Union. A Vision for 2030 and Beyond", que apuesta fuertemente por la inversión en biocombustibles, especialmente en la segunda generación, que ofrece mayor eficacia en cuanto a niveles de CO2. BIOFRAC se creó a comienzos de 2005 como una iniciativa de la Dirección General de Investigación con el objetivo de aglutinar las diferentes líneas de investigación y aportar un enfoque sobre la biomasa para los combustibles destinados al transporte. Los autores esperan que este informe de visión contribuya a las iniciativas del VII Programa marco (VIIPM). La visión de BIOFRAC propone que "para 2030, la Unión Europa cubra una cuarta parte de sus necesidades de combustible para el transporte por carretera con biocombustibles limpios" que, a su vez, consideran, promoverá el desarrollo de tecnologías innovadoras y el crecimiento de sectores relacionados con la biomasa, los biocombustibles y el automovilístico. El informe ofrece una imagen optimista si se logra este objetivo, y presenta bastantes situaciones ventajosas para todos. Hoy en día, el transporte representa el 30 por ciento del consumo energético total de la UE, y el 98 por ciento de este gasto energético en transporte se destina a los combustibles fósiles. Todos contribuyen a las emisiones de CO2 y el cambio climático. Una ventaja en la utilización de los biocombustibles es que el CO2 emitido será neutro para el medio ambiente, ya que el CO2 utilizado para generar biomasa y el emitido es el mismo, no produciéndose amento neto alguno en los índices de CO2. La inversión en biocombustibles tendrá la doble ventaja de contribuir a los objetivos de reducción de las emisiones de CO2 y de garantizar el suministro de combustible de la UE. Un impulso significativo de los biocombustibles tendrá importantes repercusiones sobre el aspecto que presentarán nuestros campos. Las estimaciones cifran entre un cuatro y un 13 por ciento la cantidad de tierra de cultivo de la UE que se necesitará para cultivar biocombustibles para sustituir por completo los combustibles fósiles. Los autores creen que esto "facilitará la asimilación del sector agrícola dentro de la Política Agrícola Común (CAP)". Se calcula que se crearán entre 45.000 y 75.000 nuevos puestos de trabajo por cada uno por ciento de combustibles fósiles que se reemplacen por biocombustibles. Si los biocombustibles llegan a suponer de hecho una cuarta parte de las necesidades energéticas, esto representará hasta 551.250 nuevos puestos de trabajo en toda la UE, y todos ellos en áreas rurales. El informe aprueba las maniobras de la Comisión para promover la Plataforma Tecnológica para los biocombustibles, que el Consejo Asesor espera incentive la excelencia en este campo. En la UE hoy en día, la mayoría de los biocombustibles provienen de la semilla de colza, cuya producción se concentra en Alemania, Francia e Italia. Alemania aporta un cien por ciento de excepciones fiscales que han dado como resultado un aumento espectacular de su uso, y ahora en todo el país se pueden encontrar más de 1.500 estaciones de biocombustibles. La UE es líder mundial en la producción de biodiesel. El resto de la producción mundial de biocombustibles se concentra en Brasil, el primer productor mundial de bioetanol. Otros combustibles, como el biogas y el aceite vegetal puro, se utilizan en algunos planes públicos de transporte, pero actualmente su contribución al mercado general es escasa. El análisis del informe demuestra que las necesidades energéticas aumentarán un 0,6 por ciento cada año, y en 2030 supondrán un importante incremento de las importaciones energéticas, del 47,1 por ciento al 67,5 por ciento. El tráfico rodado de mercancías continuará en ascenso y representará el 77,4 por ciento del total del transporte de mercancías, elevando el uso de combustibles utilizado por estos vehículos. Los viajes aéreos seguirán en alza, al igual que la demanda de combustibles para el suministro de aviones. No hay pronósticos de que la tecnología de motores experimente un importante desarrollo, y el transporte seguirá dependiendo de combustibles actuales como la gasolina y el diesel. Pero, conforme vaya aumentando el parque móvil destinado al transporte de mercancías, así lo hará la demanda de diesel, ocasionando una escasez de diesel y keroseno, aunque una relativa abundancia de gasolina. Esto representa una oportunidad para la industria de biodiesel, que puede acabar con esta insuficiencia de diesel al poder disponer de más biodiesel. "Los combustibles para la biomasa, por lo tanto, tienen el importante potencial de reducir las emisiones de gases de efecto invernadero y, por lo tanto, son un medio fundamental para conseguir los objetivos fijados para las emisiones de CO2 en el transporte por carretera. Pueden ser una fuente fiable de combustible, que gradualmente podría reducir la dependencia sobre las importaciones de crudo, y, si se desarrolla aún más, podrá constituir parte de una reserva estratégica". El informe destaca que "la biomasa para generar electricidad presenta los mayores beneficios en cuanto a los gases de efecto invernadero y para la calefacción es la más barata, los biocombustibles utilizados en el transporte tienen la intensidad de empleo más elevada y aseguran el máximo de los beneficios del suministro". Esto indica un potencial de ganancia plena para los biocombustibles en todos los mercados energéticos. El enfoque propuesto para el desarrollo de los biocombustibles se resume en tres frentes: en primer lugar, utilizar las reservas actuales de alimentos, como el trigo, como fuentes de cultivo para la fabricación de biodiesel y otros biocombustibles. En segundo lugar, explotar las "sobras" o residuos agrícolas, que exigirá avances tecnológicos entre 2010 y 2020, cuando se prevé la fabricación de la "segunda generación" de biocombustibles. Por último, se deben analizar los cultivos especialmente sembrados para la obtención de biomasa con el fin de determinar el impacto sobre la biodiversidad. Estos cultivos podrían ser productos transgénicos distintos a los de la cadena alimentaria. Un resumen de la terminología sobre biocombustibles: Primera generación de combustibles, tecnologías accesibles simples y procesos químicos, como la fermentación. Bioetanol - alcohol de alta pureza producido a partir de cultivos lucrativos como la remolacha azucarera o los granos. Es posible que los vehículos necesiten motores especialmente modificados para ello cuando la mezcla etanol-gasolina sea superior al 25 por ciento de la mezcla. Aceite vegetal puro - como el utilizado para cocinar, producido a partir de semillas o de colza, y pueden ser utilizado en motores diesel que hayan sido modificados. Biodiesel - cultivos de aceite o residuos de aceite de cocinar se someten a un proceso de transerteficación para producir biodiesel. Biogas - las bacterias asimilan la materia orgánica procedente de residuos, produciendo gas combustible a presión. Bio-ETBE - el bio-etanol se convierte, tras un proceso químico, en Etil-Terbutil-Eter (ETBE), que es combustible como el etanol, pero se puede utilizar junto a otros carburantes convencionales sin necesidad de alteraciones en el motor. Segunda Generación de Biocombustibles - combustibles a partir de materia rica en celulosa, cuya explotación actualmente es dificultosa.