A la sombra de un volcán
En el año 79 d. C., el escritor Plinio el Joven describió la erupción del monte Vesubio, en una carta a su amigo, el historiador romano Tácito. La erupción arrasó las ciudades de Pompeya y Herculano, y mató a Plinio el Viejo, tío del Joven. La carta es la reseña más antigua que existe de una erupción volcánica. Al cabo de casi 2.000 años y 30 erupciones, el Vesubio tiene la dudosa reputación de ser el volcán de mayor riesgo en el mundo a causa de sus erupciones altamente explosivas y del gran número de personas que viven en sus alrededores. El encargado de analizar el riesgo que plantea el Vesubio y de proteger de las erupciones a la población amenazada es Franco Barberi, uno de los mejores vulcanólogos del mundo que, de 1995 a 2001, fue ministro de Defensa Civil de Italia. En una conferencia celebrada en el Foro Abierto Euroscience de Múnich, resumió la amenaza que representa el Vesubio para los que viven a su alrededor, y explicó lo que hacen las autoridades italianas para protegerlos. La primera tarea de las autoridades de Protección Civil ha sido determinar los tipos de erupción que pueden esperarse del Vesubio y, para ello, volvieron sus ojos a la historia. Las constancias escritas, incluida la carta de Plinio, y otras pruebas muestran que el Vesubio alterna periodos de erupciones frecuentes de baja intensidad con periodos de reposo caracterizados por niveles muy bajos de actividad interrumpidos por erupciones extremadamente violentas y explosivas. Cuanto más largo es el período de inactividad, mayor es la energía de la erupción que lo interrumpe. Desde su última erupción, en 1944, el Vesubio se ha mantenido quieto y, según el profesor Barberi, esta calma significa que la siguiente erupción, cuando llegue, será importante. ¿Qué tipo de peligros cabe esperar para la población local y cómo es posible hacerles frente? El fenómeno volcánico más peligroso es el flujo piroclástico, en el cual una nube de gas, ceniza y roca corre por las laderas del volcán y a través de la zona a una velocidad que supera los 100 km/h. La elevada presión del flujo significa que barre con todo objeto o ser vivo que encuentra a su paso. Los modelos del proyecto EXPLORIS financiado por la Unión Europea indican que un flujo piroclástico del Vesubio tardaría apenas cinco o seis minutos en llegar al mar, situado a unos siete kilómetros. Otra grave amenaza para la población que vive en los alrededores del Vesubio es el lahar, especie de lava torrencial. Los lahares se forman cuando una fuerte lluvia, que a menudo acompaña a los volcanes, afloja los depósitos de ceniza en las cuestas escarpadas y los suelta formando flujos que corren cuesta abajo a altas velocidades. Más de medio millón de personas en torno al Vesubio están amenazadas por flujos y lahares piroclásticos. Esta zona se clasifica, en el plan de emergencia del Vesubio, como la zona roja, y la población que vive allí tendrá que ser evacuada antes de que empiece la erupción. A juicio de Barberi, una evacuación ordenada de la zona tardaría siete días, debido al gran número de personas y a la infraestructura deficiente en materia de transporte y comunicaciones. Cada región italiana está hermanada con un municipio de la zona roja y, en caso de evacuación, cada distrito se desplazará en conjunto a su región hermana. Esta medida permitirá que la población conserve su administración, escuelas y médicos locales en el exilio. Las autoridades llevan a cabo periódicamente ejercicios para crear relaciones entre los municipios de la zona y sus regiones anfitrionas. Más allá de la zona roja, los edificios y la población estarán en peligro debido a la caída de cenizas y rocas expulsadas por el volcán. La ubicación y el alcance del daño dependerán en gran parte de la velocidad y la dirección del viento, y la población será evacuada de esta zona nada más empezar la erupción. A largo plazo, las autoridades intentan en permanencia desplazar a la población de la zona roja. El problema es que el volcán ha sido ignorado durante muchos años, y las construcciones ilegales en la zona se levantaron sin freno durante demasiado tiempo. En 2003, se estableció un programa destinado a reducir la población que vive en la zona roja, el cual prohíbe la construcción de todo nuevo edificio y la demolición de los construidos ilegalmente. Se conceden incentivos financieros a las familias para que abandonen el lugar, y las nuevas viviendas construidas fuera del área están reservadas para las familias de la zona roja. Hasta la fecha, se han marchado 35.000 personas. Las autoridades han puesto en marcha programas educativos en la zona roja para incrementar la sensibilización y conocimiento de los riesgos que representa el volcán. Los ingenieros también están investigando si los edificios de la zona son capaces de reducir el flujo piroclástico, aunque este trabajo se realiza con toda cautela, pues no quiere darse a la población la impresión de que puede permanecer en sus hogares durante una erupción. Entre tanto, el profesor Barberi y otros vulcanólogos continúan estudiando el Vesubio, con el fin de afinar sus modelos para averiguar cómo puede ser la siguiente erupción. El reto para las autoridades locales es convencer a la población que vive cerca del volcán de los riesgos que corren sus vidas y sus hogares.
Países
Italia