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El calentamiento global aumenta la prevalencia de la peste

Según estudios recientes realizados por un equipo internacional de investigadores el aumento de las temperaturas como consecuencia del calentamiento global genera un aumento de hasta un 50 por ciento en las poblaciones de bacterias de la peste. La peste, que asoló Europa en ...

Según estudios recientes realizados por un equipo internacional de investigadores el aumento de las temperaturas como consecuencia del calentamiento global genera un aumento de hasta un 50 por ciento en las poblaciones de bacterias de la peste. La peste, que asoló Europa en la Edad Media y acabó con un tercio de su población, ha venido reapareciendo de forma regular hasta que las modernas prácticas sanitarias consiguieron finalmente la práctica eliminación de la enfermedad. En algunas zonas de Europa Oriental, lejano Oriente, Asia, Sudamérica, y la antigua Unión Soviética siguen siendo frecuentes no obstante los brotes de esta enfermedad por la acción de la batería Yersina pestis trasmitida por las pulgas que viven en los roedores. Investigadores en laboratorios de Oslo, Noruega; Liverpool, Reino Unido; Amberes, Bélgica; Kongens Lyngby, Dinamarca; Almaty, Kazajstán; Iowa City, Estados Unidos; y Birmensdorf, Suiza; examinaron la prevalencia de la peste en las pulgas que habitan en las poblaciones de grandes jerbos. A partir de sus investigaciones descubrieron que pequeños aumentos de la temperatura pueden generar un importante aumento de la peste. Como explica el profesor Nils C. Stenseth, investigador jefe de la Universidad de Oslo, "Un aumento de temperatura de un grado centígrado en verano puede resultar en un aumento en la prevalencia de la bacteria de la peste de un 50 por ciento". "No es que los cambios climáticos supongan la vuelta de la peste negra, pero es evidente que un pequeño aumento de la temperatura podría ser la causa de un mayor número de casos de peste bubónica de los que se dan hoy en día". El profesor Stenseth, que había escrito ya con anterioridad un artículo sobre la bacteria, consideraba no obstante que en su análisis quedaba por explicar el por qué de las importantes variaciones observadas en la prevalencia de la peste. El equipo utilizó los datos de un programa nacional kazajo que ha venido realizando un seguimiento de las poblaciones de jerbos desde el año 1999 comparando dichos datos con las estimaciones sobre temperaturas medias calculadas a partir del crecimiento de los árboles. Para ilustrar estas variaciones, a partir de 1949 los casos de peste han experimentado una caída desde los más de 100 casos anuales registrados hasta ese momento hasta solamente uno o dos casos. Sus colegas en Iowa, Estados Unidos, observaron tras analizar detenidamente esas cifras la correlación entre temperaturas y prevalencia de las bacterias. Esta correlación explicaría la variación existente en los casos de peste. "Ejemplos recogidos a partir de los anillos de crecimiento anual de los árboles en Kazajstán revelan que en la época en que se produjo el estallido de la peste negra en el siglo XIV las primaveras eran templadas y los veranos húmedos. Esas condiciones eran las mismas al inicio de la peste que tuvo lugar en de la primera década del siglo XIX en esa misma región", explica el profesor Stenseth. El profesor Stenseth no encontraba una explicación para esta variación. "Pero podríamos haberla encontrado si hubiésemos incluido el clima como posible factor de variación en la prevalencia de esta bacteria". "Los resultados de este trabajo nos han permitido escribir este artículo y llegar a la conclusión de que los cambios climáticos han afectado a la prevalencia de la bacteria causante de la peste". "En Estados Unidos, investigadores encargados de estudiar determinadas enfermedades infecciosas cuyo contagio se produce entre seres humanos indican que existe una relación similar entre la prevalencia de la bacteria y los cambios climáticos, si bien esta es la primera vez que alguien establece una relación evidente entre la prevalencia de la bacteria de la peste de la que son portadores los jerbos y el cambio climático", explicó a continuación. El profesor Stenseth advirtió sobre la circunstancia de que algunas de las enfermedades que más fácilmente han conseguido desarrollarse tienen sus raíces en Asia Central indicando que, "Fue precisamente en esta región donde se dieron las condiciones genéticas y climáticas que dieron lugar a la peste negra y la gripe asiática". Como advierte el artículo, es ahora cuando el calentamiento global hace que aumenten progresivamente las temperaturas medias cuando, "la amenaza de posibles brotes podría como consecuencia estar aumentando en lugares donde los seres humanos viven en contacto muy directo con roedores y pulgas (u otros animales), pudiendo actuar dicha convivencia como caldo de cultivo para el estallido de una peste de carácter endémico.

Países

Bélgica, Suiza, Dinamarca, Kazajstán, Noruega, Reino Unido, Estados Unidos

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