Los científicos estadounidenses acaparan los premios Nobel de ciencia
Los científicos estadounidenses han acaparado este año los premios Nobel en los apartados de medicina, física y química. El premio Nobel de medicina por un valor de 10 millones de coronas suecas (1,37 millones de euros) recayó el pasado 2 de octubre en la pareja de investigadores formada por Andrew Fire, profesor de patología y genética en la Universidad de Stanford, y Craig Mello, profesor de medicina molecular de la Universidad de Massachusetts, por sus descubrimientos sobre el mecanismo que permite silenciar los genes defectuosos. Los expertos consideran que estos descubrimientos permitirán el desarrollo de nuevos tratamientos para toda una serie de enfermedades. El DNA contiene la información necesaria para crear todas las proteínas que hacen posible la vida. La información, que se encuentra dentro en un gen, se copia en primer lugar en el interior de una molécula conocida como mRNA (mensajera del ARN), que se utiliza posteriormente como modelo para la creación de la proteína. Gracias a los experimentos realizados en gusanos nematodos, los profesores Fire y Mello descubrieron que el mecanismo conocido como interferencia de ARN se activa cuando las moléculas de ARN (ácido ribonucléico) aparecen en parejas de doble cadena dentro de la célula. El ARN de doble cadena activa la maquinaria bioquímica que degrada esas moléculas mARN portadoras de un código genético idéntico al del ARN de doble cadena. Cuando este tipo de moléculas mARN desaparecen el gen correspondiente queda silenciado y no se produce ninguna proteína del tipo codificado. El pasado 3 de octubre se anunció la concesión compartida del premio Nobel de física de este año a John Mather, experto en astrofísica del centro espacial de vuelo Goddard de la NASA y a George Smoot, profesor de la Universidad de Berkeley, por sus trabajos que ponen de manifiesto que el Big Bang no se trata ya de una simple teoría de las que pueden aparecer en cualquier libro de texto. Utilizando el satélite COBE de la NASA los dos científicos consiguieron medir por primera vez el espectro de la radiación del fondo cósmico, la luz resplandeciente que se supone es un vestigio de la primerísima fase del Universo, que se remonta a 380.000 años después del Big Bang. Los científicos llegaron a la conclusión de que la distribución de la radiación detectada por el satélite mostraba una forma en su espectro que correspondería a la que se supone que debería aparecer si la teoría del Big Bang fuese correcta. Si bien prácticamente la mayoría de los físicos consideran hoy en día que efectivamente el Big Bang existió, no existían prácticamente pruebas que apoyasen esa teoría hasta que el satélite COBE se puso en órbita en 1989 y sus instrumentos consiguieron detectar las variaciones de temperatura de la radiación de las microondas, o anisotropía, que todavía sigue expandiéndose por todo el espacio. Este fenómeno de la anisotropía explica cómo la fuerza de la gravedad reagrupó la materia que acababa de formarse tras la explosión para formar las primeras galaxias. Roger Kornberg, profesor de medicina de la Universidad de Standford, California, e hijo de Arthur Kornberg, asimismo galardonado con éste premio hace ya años, recibió el pasado 4 de octubre el premio Nobel de química por su trabajo sobre la transcripción genética. Este mecanismo hace que la información almacenada en los genes sea copiada y posteriormente transferida a las partes de la célula que producen las proteínas. La transcripción es un mecanismo necesario para cualquier forma de vida. Sin ella la información genética no podría ser transferida a las diferentes partes del cuerpo, lo que supondría la muerte de los organismos. Se sabe que las perturbaciones que aparecen en el proceso de transcripción están relacionadas con muchas enfermedades humanas como, por ejemplo, el cáncer, las enfermedades cardiovasculares y diversos tipos de inflamaciones. El entendimiento del funcionamiento de este proceso resulta por tanto fundamental para la ciencia. El profesor Kornberg recibió un premio en metálico de 10 millones de coronas suecas por su demostración por primera vez mediante imágenes del funcionamiento de la transcripción a nivel molecular en el importante grupo de organismos conocidos como eucariotes, entre los que se cuentan diversos mamíferos como los propios seres humanos. Las imágenes muestran el desarrollo gradual del nuevo ARN de doble cadena, así como la función que desempeñan varias otras moléculas necesarias para el proceso de transcripción. Las imágenes son de una tal precisión que en ellas se pueden distinguir los diferente átomos, lo que permite comprender los mecanismos de la transcripción y su regulación.
Países
Estados Unidos