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Entrevista
Contenido archivado el 2024-04-17

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La comida de los consumidores europeos está en buenas manos

Las últimas noticias sobre productos modificados genéticamente prohibidos que entran en Europa, la presencia en la comida de acrilamida, un compuesto carcinógeno y de otras sustancias perjudiciales, han hecho que muchos consumidores europeos, aturdidos y confundidos, se paren ...

Las últimas noticias sobre productos modificados genéticamente prohibidos que entran en Europa, la presencia en la comida de acrilamida, un compuesto carcinógeno y de otras sustancias perjudiciales, han hecho que muchos consumidores europeos, aturdidos y confundidos, se paren ante las estanterías de los supermercados, preguntándose si hay todavía algún alimento que sea seguro. Cuando se presentan amenazas como ésta, suelen ser las autoridades y los científicos quienes son atacados y criticados por ser ineficaces y por poner en peligro a los consumidores de forma innecesaria. Pero según Elke Anklam, Directora del Instituto de Salud y Protección al Consumidor en el Centro Común de Investigación (CCI) de la Comisión Europea, los consumidores europeos deberían estar tranquilos y tener más fe en los Estados miembros y en la UE, que han puesto en marcha conjuntamente un mecanismo de evaluación científica de la seguridad y la calidad que está resultando eficaz en el tratamiento y la prevención de riesgos potenciales para la seguridad y calidad alimentarias. En una entrevista de Noticias CORDIS, la señora Anklam destaca el papel de la Comisión Europea, incluido el CCI y otros organismos de la UE en este proceso y habla de los famosos tópicos del momento con respecto a la seguridad y la calidad alimentarias. El CCI proporciona apoyo científico y técnico para la creación, desarrollo, aplicación y control de las políticas de la UE. Está formado por siete institutos que llevan a cabo una investigación exhaustiva que atañe directamente a los ciudadanos y la industria europeos. Dos de los institutos se ocupan principalmente de la seguridad y la calidad alimentarias directamente: El Instituto de Materiales y Medidas de Referencia (IRMM) en Geel (Bélgica), que produce instrumentos de referencia certificados que garantizan la calidad de los alimentos y aditivos alimentarios; y el Instituto de Salud y Protección al Consumidor (IHCP) en Ispra (Italia) que, entre otras cosas, se ocupa de cuestiones técnicas relacionadas con la toma de muestras, detección e identificación de organismos modificados genéticamente (OMG). En lugar de dirigir el control de la calidad de los alimentos en sí, los dos institutos colaboran para garantizar el uso de los mismos materiales de referencia y metodologías de evaluación de la calidad en toda Europa. «Debe quedar claro que el trabajo que estamos haciendo no es un control de la calidad alimentaria oficial rutinario, - esto se suele hacer en los Estados miembros -», declara la Dra. Anklam. «Prestamos ayuda armonizando los métodos de control y herramientas utilizados para asegurar una buena estrategia analítica». Los dos institutos colaboran estrechamente con la Autoridad Europea de Seguridad Alimentaria (AESA) que proporciona evaluaciones de riesgo sobre todos los asuntos vinculados a la alimentación y la seguridad alimentaria. «Nosotros elogiamos la labor de la AESA, ésta analiza las cuestiones relativas a la toxicidad y la seguridad, especialmente en casos de autorización, mientras que nosotros nos centramos en las metodologías de detección», declara la Dra. Anklam. Por ejemplo, cuando la industria produce un nuevo aditivo alimentario, debe pedir permiso para comercializarlo en Europa. Se crea un informe y se envía a través de la Comisión a la AESA, que analiza la toxicidad del aditivo y determina si un determinado nivel en la concentración sería seguro para el consumo. «La parte del trabajo llevada a cabo por el CCI en este caso es estudiar la metodología analítica y preguntar:» « ¿Podemos detectar el aditivo en los niveles que han sido autorizados en el alimento?», explica la Dra. Anklam. Si la AESA o el CCI encuentran problemas en sus respectivas áreas de especialización, la autorización del aditivo alimentario no se lleva a cabo. Sin embargo, asegurarse de que una metodología es capaz de detectar la presencia de estas sustancias no es tarea fácil. Esto se ve sobre todo en los productos alimenticios modificados genéticamente, que deben llevar una etiqueta MG si más del 0,9% de los ingredientes utilizados en su producción contienen OMG. El proceso de detección de la presencia de organismos modificados genéticamente, teniendo en cuenta el bajo umbral permitido, es como buscar una aguja en un pajar, y en el caso de organismos modificados genéticamente no autorizados, sería como buscar una aguja invisible, ya que la contaminación puede ser muy baja, del 0,01%. La metodología de la toma de muestras debe ser por lo tanto lo suficientemente sensible para medir el nivel de organismos modificados genéticamente presentes, de modo que se pueda utilizar con fines de control en los Estados miembros. El CCI lleva algún tiempo activo en el campo de la validación de métodos analíticos para la detección y cuantificación de organismos modificados genéticamente en materias primas y alimentos preparados, y los Estados miembros le han pedido que coordine una red de laboratorios nacionales sobre detección de OMG. El CCI también ha desarrollado y producido materiales de referencia certificados basados en OMG, que son esenciales para el establecimiento de protocolos apropiados para la detección de OMG. «Actuamos como laboratorio de referencia de la Comunidad en lo que se refiere a OMG y colaboramos con una amplia red de laboratorios de OMG.» Las metodologías de referencia y detección de OMG del centro se pusieron a prueba recientemente cuando un cargamento de arroz de Estados Unidos fue detenido en Rotterdam, donde los funcionarios detectaron la presencia de LL Rice 601, una variedad de arroz OMG no autorizado. «Cuando se nos informó sobre el arroz, tomamos medidas para ver si el método de prueba [utilizado por los funcionarios holandeses] era adecuado porque nuestros resultados [de la UE] resultaron positivos mientras que en Estados Unidos fueron negativos», explica la Dra. Anklam. Esto arrojó luz sobre la necesidad de una mayor colaboración entre Estados Unidos y la UE con el fin de poner en línea las metodologías de prueba y la toma de muestras en OMG. El CCI está estudiando también los informes de Greenpeace, que declaran haber encontrado muestras de arroz OMG ilegal que se vende en supermercados chinos y en restaurantes en Alemania. Se requiere un mayor esfuerzo para asegurar la armonización de las metodologías de medición de la UE de modo que este tipo de productos no puedan llegar hasta los estantes del supermercado. «Suponga o no este [arroz] un peligro para los consumidores de la UE, la cuestión es que cuando llega al mercado de la UE, está bajo la legislación de la UE y, por supuesto, es ilegal», declara la Dra. Anklam. Sin embargo, piensa que los consumidores no deberían preocuparse demasiado por la presencia de productos modificados genéticamente. «Confío plenamente en la AESA y en los expertos que emiten un dictamen para autorizar y prohibir ciertos productos modificados genéticamente». Por lo tanto, yo comería productos modificados genéticamente autorizados. Son seguros. Yo no temo a los otros [los no autorizados]. Tenemos muchos otros problemas de seguridad alimentaria de los que no hablamos, tales como la microbiología alimentaria, por ejemplo. Mucha gente puede morir por comer quesos no pasteurizados potencialmente contaminados con microbios». Además de trabajar en metodologías de detección de OMG, el CCI garantiza también que se realicen pruebas eficaces de una serie, cada vez mayor, de alergias relacionadas con la alimentación. «Estamos comprobando las pruebas utilizadas para detectar ingredientes que pueden suponer una amenaza para el consumidor», declara la Dra. Anklam. «Por ejemplo, tenemos casos muy graves de alergia, especialmente en lo que se refiere a las nueces, ya que diminutas cantidades de avellanas en el chocolate o en las galletas podrían producir la muerte de alguien que tiene alergia a este tipo de alimentos». «Es importante que nuestras metodologías de prueba tengan en cuenta la presencia del ingrediente en cualquier alimento preparado. En este caso también producimos materiales de referencia y metodologías de garantía de la calidad o un método de prueba si no existe ninguno». Otro sector prioritario en la agenda del CCI es la acrilamida, un compuesto que se cree que es cancerígeno y que se produce cuando la comida se cocina a temperaturas muy altas. «Somos responsables de la puesta en funcionamiento de la base de datos de control europea que contiene datos sobre la presencia de este compuesto en los alimentos», declara la Dra. Anklam. «Es importante realizar evaluaciones del riesgo para calcular el promedio de ingestión diaria del compuesto por parte del consumidor». Esta evaluación permitirá a los expertos determinar cuál sería el nivel de acrilamida más seguro en cualquier producto alimenticio preparado del mercado o cocinado en casa». El trabajo del CCI en el ámbito de la calidad alimentaria no termina aquí. El Centro está produciendo instrumentos de referencia comunitarios sobre micotoxinas, sustancias naturales producidas por mohos, y sobre contaminantes que libera el empaquetado de comida. También está poniendo en funcionamiento un banco de datos sobre auténticos vinos europeos para garantizar que, cuando compramos una botella de vino de Borgoña, no estamos bebiendo vino producido en otra parte; y ha comenzado a analizar la presencia de nanopartículas en los aditivos alimentarios. Cuando se le preguntó si tenía un mensaje para los consumidores europeos, la Dra. Anklam subrayó la importancia de disfrutar de la comida y de confiar en las autoridades de toda la UE que están garantizando altos niveles de seguridad y de calidad. También señaló la necesidad de los consumidores de ser más responsables en la forma de tratar la comida, optando por una dieta sana y conservando la comida en condiciones adecuadas.

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