Un nuevo dispositivo de extracción sanguínea sin agujas
Cada minuto se realizan 10 000 venopunciones en todo el mundo. La venopunción es una técnica que se utiliza para extraer sangre venosa de los pacientes y que requiere conocimientos médicos, de laboratorio o de disciplinas afines. Durante la extracción sanguínea, por lo general la aguja solamente produce una molestia leve y transitoria. Sin embargo, entre un 3,5 y un 10 % de la población sufre belonefobia (miedo extremo a las agujas), lo que hace que estos pacientes eviten los entornos sanitarios. Por otra parte, la calidad de la muestra del paciente puede verse contaminada por la aguja durante la obtención, dando lugar a falsos positivos en cultivos sanguíneos, la prolongación de la hospitalización, el retraso del diagnóstico o la administración innecesaria de antibióticos. El proyecto SmartSyringe ha desarrollado una solución sin agujas que permite extraer, obtener y analizar sangre de forma sencilla, indolora y segura. Este enfoque permite controlar enfermedades infecciosas importantes en todo el mundo como la infección por el VIH, la malaria y la hepatitis, eliminando la necesidad de contar con profesionales sanitarios formados en el uso de agujas. Un instrumento de extracción de sangre sin agujas Antes de poner en marcha el proyecto, se construyó un primer prototipo funcional de la SmartSyringe y se llevó a cabo un estudio de viabilidad, esto es, una evaluación de la utilidad del proyecto. «Los resultados iniciales indican que este concepto funciona y que la calidad de la sangre extraída es comparable a la de la obtenida mediante una venopunción estándar», explica Arthur Queval, coordinador del proyecto SmartSyringe. Se han obtenido resultados preliminares muy buenos, con unos niveles de hemólisis (proceso de desintegración de los glóbulos rojos) comparables a los de la venopunción. El producto final incluye todas las especificaciones de seguridad pertinentes y el coste de los productos se reducirá en la medida de lo posible a través del desarrollo técnico. Desde una perspectiva de desarrollo comercial, el equipo se ha reunido con potenciales clientes y partes interesadas en el campo del diagnóstico con el fin de conocer sus impresiones y obtener cartas de intenciones. Entre estos, se incluyeron laboratorios descentralizados, organizaciones de investigación por contrato (OIC), clínicas, médicos y organizaciones no gubernamentales (ONG). Los potenciales clientes finales de la SmartSyringe se mostraron encantados con la facilidad de uso de esta aplicación y por su compatibilidad con el flujo de trabajo preanalítico para la manipulación de las muestras sanguíneas desde el paciente hasta el laboratorio. «El producto está diseñado de forma que sea compatible con infraestructuras y equipos de análisis sanguíneo en laboratorios centrales, los cuales han mostrado su interés en analizar nuestras muestras y han sido incluidos en nuestro estudio piloto», añade Queval. Industrialización de la solución SmartSyringe «Nuestro equipo cuenta con amplios conocimientos técnicos en biosensores, "software", electrónica e industrialización», finaliza Queval. La misión de Qloudlab (la empresa responsable del desarrollo de la SmartSyringe) es convertirse en un actor importante en el campo de la extracción de sangre y el tratamiento de enfermedades, con la visión a largo plazo de facilitar la supervisión remota de los pacientes desde sus propios hogares. Está previsto que un nuevo plan de desarrollo más detallado finalice el proceso de industrialización del producto y que con ello se inicie la fabricación de 1 000 unidades para un estudio piloto. El equipo ya ha seleccionado e identificado posibles fabricantes para garantizar que los resultados satisfagan las expectativas de los clientes. Dado que prácticamente no se necesita ninguna formación para utilizar correctamente este producto sanitario, la SmartSyringe representa un rotundo avance especialmente para la extracción de sangre en los países en desarrollo. Este producto revolucionará la tecnología de la extracción sanguínea gracias a su solución sin agujas y representará un primer paso para facilitar el diagnóstico en aquellas zonas donde no se cuenta con una cantidad suficiente de profesionales sanitarios adecuadamente formados.