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Una investigación detecta intolerancia a la lactosa entre los europeos primitivos

Investigadores de Alemania y del Reino Unido aseguran haber encontrado, mediante análisis de ADN en esqueletos neolíticos, el primer indicio directo de que los europeos primitivos padecían intolerancia a la lactosa. Los hallazgos se publican en la revista Proceedings of the Na...

Investigadores de Alemania y del Reino Unido aseguran haber encontrado, mediante análisis de ADN en esqueletos neolíticos, el primer indicio directo de que los europeos primitivos padecían intolerancia a la lactosa. Los hallazgos se publican en la revista Proceedings of the National Academy of Sciences. Actualmente, más del 90 % de la población del norte de Europa tiene el gen que nos permite digerir la leche. Varias poblaciones de África y de Oriente Medio también presentan el gen, pero éste está ausente en la mayor parte de la población adulta de todo el mundo. «La aptitud para beber leche es el rasgo más ventajoso que han experimentado los europeos en el pasado reciente. Sin la enzima lactasa, beber leche durante la edad adulta causa diarrea e hinchazón», explica Mark Thomas, de la Escuela Universitaria de Londres (University College London, UCL), uno de los socios investigadores. A pesar de que todavía no se conocen completamente los beneficios de la tolerancia a la leche, se cree que las poblaciones que prosperaron disponían de una provisión continua de leche, en contraposición a la alternancia de abundancia y escasez que implica la dependencia de cultivos estacionales. La leche también tiene propiedades nutritivas y, a diferencia del agua corriente, no se contamina con parásitos, lo que la convierte en una bebida segura. «En definitiva, la aptitud para beber leche dio a algunos europeos primitivos una gran ventaja para sobrevivir», destacó Mark Thomas. Desde hace un tiempo, los científicos han sido conscientes de que en el pasado los humanos no podían digerir la leche. Sin embargo, nadie sabía con seguridad cuándo había ocurrido este cambio de la intolerancia a la tolerancia de la lactosa. Los investigadores del UCL y de la Universidad de Mainz tomaron muestras de ADN de esqueletos neolíticos que fechan de entre el 5840 y el 5000 a.C. y descubrieron que las muestras no contenían el gen que controla nuestra aptitud para digerir la leche. «Nuestro estudio confirma que la variante del gen de la lactasa apareció hace muy poco, hablando en términos evolutivos, y se convirtió en algo común porque incrementó enormemente la capacidad de supervivencia de sus portadores. Los científicos ya habían deducido este hecho mediante el análisis de genes de la población actual, pero lo hemos confirmado yendo atrás en el tiempo y observando el ADN antiguo», explicó Mark Thomas. Aparte de fechar la evolución de la tolerancia a la lactosa, los científicos también se propusieron cuestionar la teoría de que la aptitud para digerir la leche en algunas poblaciones de Europa llevó a extender su producción. En cambio, los investigadores descubrieron que la variante tolerante a la lactosa del gen de la lactasa se convirtió en rasgo común precisamente después de la producción de leche, que empezó en Europa hace unos nueve mil años. La investigación continuará ahora con el estudio de las diferencias entre los niveles de tolerancia en Europa. «Es sorprendente, por ejemplo, que actualmente cerca del ochenta por ciento de los europeos del sur no pueden tolerar la lactosa, a pesar de que los primeros productores de leche en Europa probablemente vivían en esa zona. Mediante simulaciones por ordenador y pruebas con ADN estamos empezando a vislumbrar el panorama primitivo europeo en su totalidad», dijo Mark Thomas.

Países

Alemania, Reino Unido