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La evaluación del ciclo de vida debería aplicarse a los nanoproductos, según expertos

La evaluación del ciclo de vida (ECV) es el análisis del impacto que tiene en la salud y el medio ambiente determinado producto o sustancia, del principio al final de su ciclo de vida. Esta evaluación es indispensable para comercializar las nanotecnologías con éxito y sin ries...

La evaluación del ciclo de vida (ECV) es el análisis del impacto que tiene en la salud y el medio ambiente determinado producto o sustancia, del principio al final de su ciclo de vida. Esta evaluación es indispensable para comercializar las nanotecnologías con éxito y sin riesgos, según un informe recién difundido por expertos europeos y estadounidenses. No obstante, añaden que es urgente realizar más investigaciones a fin de cubrir las lagunas de nuestro conocimiento con respecto a la toxicidad de muchos nanomateriales. Este informe está basado en los resultados de un taller celebrado recientemente en torno a las nanotecnologías y la evaluación del ciclo de vida, organizado conjuntamente por la Comisión Europea y el Project on Emerging Nanotechnologies, iniciativa estadounidense emprendida por Woodrow Wilson International Center for Scholars y The Pew Charitable Trusts. Las nanotecnologías ya se utilizan en diversos campos, como la medicina, la electrónica y la industria textil. Se prevé que el valor de los productos fabricados gracias a las nanotecnologías y que entran en el mercado subirá de 22.600 millones en 2005 a 2 billones en 2014. No obstante, son muchos quienes se preocupan por los peligros que las nanotecnologías podrían suponer para nuestra salud y el medio ambiente. La ECV es ampliamente utilizada en varios campos para evaluar los efectos de cada producto nuevo en la salud y el medio ambiente, desde el principio de su producción hasta que se deseche. A pesar de ello, aún no se ha generalizado su uso en las nanotecnologías. El objetivo del taller mencionado fue reunir a especialistas en ECV y a investigadores de las nanotecnologías para analizar si la ECV puede ser usada por quienes desarrollan nanotecnologías y de qué modo. En el informe se concluye que los estándares existentes para realizar ECV son plenamente adecuados para su aplicación a los nanomateriales y los nanoproductos. Según el mismo informe, las ECV ofrecen una visión más holística de los impactos de determinado producto que la mera evaluación de riesgos y, además, permiten a los investigadores y creadores de productos saber en qué momento del ciclo de vida de un producto éste supone mayor riesgo para las personas o el medio ambiente. Otra ventaja de la ECV es que permite realizar comparaciones con productos convencionales equivalentes. Uno de los problemas más graves destacados en el informe es la falta de datos. «La primera recomendación es mejorar considerablemente nuestros conocimientos acerca de los efectos medioambientales de los nanomateriales y los nanoproductos continuando las actividades de investigación», escriben los autores del informe. Estos sugieren a la comunidad investigadora que den prioridad a sus estudios de acuerdo con la toxicidad, la naturaleza de la dispersión y el volumen de producción. Sin embargo, los autores del informe recomiendan que los investigadores no se esperen a contar con datos casi perfectos, sino que sean claros con respecto a las incertidumbres, colaboren estrechamente con toxicólogos, eviten presentar los beneficios de productos nuevos con un optimismo exagerado y que den difusión a sus datos para permitir comparaciones futuras de ECV. Los expertos hacen un llamamiento a los gobiernos para que establezcan programas de investigación con los que desarrollar metodologías de ECV en el campo de las nanotecnologías y que se valgan de las ECV para incorporar criterios específicos para la nanotecnología en las políticas de adquisición de productos y servicios ecológicos. Con respecto al mundo académico, los expertos señalan que los investigadores podrían contribuir creando bases de datos de casos prácticos de ECV sobre nanotecnologías e investigando métodos de ECV específicos para estas tecnologías. También se pide a la industria que respalde los esfuerzos de la comunidad investigadora y establezca mecanismos que permitan compartir datos confidenciales sin vulnerar la competitividad. «Es importante que la nanotecnología, que goza del potencial de mejorar la calidad de vida en todas las partes del mundo, se desarrolle de forma responsable. Esto implica llevar a cabo la investigación y el desarrollo necesarios para tener en cuenta los efectos de nanomateriales y productos derivados a lo largo de su ciclo de vida completo», afirmó Renzo Tomellini, Jefe de la Unidad de Nanociencia y Nanotecnología - Ciencia y Tecnologías Convergentes, de la Dirección General de Investigación de la Comisión Europea, y presidente del Grupo Interservicios de la Comisión Europea sobre la nanotecnología. «La Comisión Europea está decidida a colaborar con socios internacionales para asegurarse de que se lleve a cabo esta labor tan sumamente importante. Este informe supone un paso útil en el camino hacia la consecución de ese objetivo.»

Países

Estados Unidos