Una investigación revela que los perros son unos imitadores
Investigadores financiados por la UE han probado por primera vez que los animales son capaces de imitar de forma selectiva. Estos científicos demostraron que los perros no sólo son capaces de imitar a otros perros, sino que deciden si imitar o no, según las circunstancias. Este trabajo, financiado a través del proyecto EIDICI («Evolución, desarrollo y control intencionado de la imitación»), dentro del Sexto Programa Marco (6PM), ha sido publicado en Internet por la revista Current Biology. El experimento consistió en colocar comida en un recipiente que los perros no pudieran alcanzar directamente, de manera que, para alcanzarla, tenían que tirar de una barra de madera. Para los perros, lo más fácil para mover esta barra era utilizar el hocico y, cuando se las veían con este sistema sin que les hubiera enseñado a priori cómo funcionaba, la mayoría de los perros utilizaba automáticamente el hocico para hacer bajar la comida y conseguir el premio. Una de las protagonistas de este experimento fue una perra de dos años de edad, llamada Guinness, de la raza Collie de la frontera, que pertenece a la investigadora principal del proyecto, Friederike Range, de la Universidad de Viena. Los investigadores adiestraron a Guinness para que usara una pata, y no el hocico, para tirar de la barra. En el primer experimento diecinueve perros observaron cómo Guinness utilizaba una pata para presionar la barra hacia abajo y conseguir la comida. «Cuando llegó el turno de los perros objeto de estudio, nos quedamos estupefactos», afirmó F. Range. «La mayoría de los perros no usaron el hocico, sino una pata, exactamente como Guinness les había enseñado. Sin ese ejemplo previo habrían optado, sin duda, por usar el hocico.» En el segundo experimento veintiún perros vieron a Guinness usar una pata para hacer bajar la barra de madera. Sin embargo, en esta ocasión llevaba, además, una pelota en la boca. Cuando llegó el turno del resto de los perros de la prueba, la mayoría de ellos utilizó el hocico para accionar la barra. «Aquí creamos una situación en la que resultara absolutamente lógico que Guinness utilizara la pata, ya que no quería que se le cayera la pelota», explicó F. Range. En otras palabras, cuando los perros vieron por qué razón Guinness utilizaba una pata en lugar del hocico (es decir, porque tenía una pelota en la boca), optaron por el método más sencillo de bajar la barra con el hocico. En cambio, cuando Guinness no llevaba la pelota en la boca, los perros supusieron que debía haber otra razón para que utilizara la pata y por eso los perros la imitaron. «Con nuestro experimento conseguimos demostrar por primera vez que los perros son capaces de imitar a otros perros», afirmó F. Range. Estudios anteriores han demostrado que los niños pequeños también tienen la habilidad de imitar de forma selectiva. El siguiente reto para los investigadores es averiguar si otros animales comparten esta capacidad y, en caso de estar restringida a los perros, dilucidar si se trata del resultado de la evolución histórica de su domesticación o del adiestramiento llevado a cabo por los humanos durante su desarrollo.
Países
Austria, Hungría