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Según el presidente del Observatorio de París, los astrónomos deben atender tanto a la transferencia tecnológica como a las estrellas

«El observatorio de París puede, y de hecho debe, progresar en la transferencia tecnológica de los resultados de sus investigaciones en los campos de la astronomía y la astrofísica», afirmó Daniel Egret, presidente del Observatorio de París, en un evento que organizó en Brusel...

«El observatorio de París puede, y de hecho debe, progresar en la transferencia tecnológica de los resultados de sus investigaciones en los campos de la astronomía y la astrofísica», afirmó Daniel Egret, presidente del Observatorio de París, en un evento que organizó en Bruselas el Club de los Organismos de Investigación Asociados (CLORA). «El principal problema es que no tenemos la cultura de pensar en términos de innovaciones potenciales», declaró el Sr. Egret a CORDIS Noticias. «Nos centramos más en adquirir e impulsar el conocimiento por el puro conocimiento», añadió el astrónomo. Así pues, aunque este observatorio parisino puede destacar las muchas contribuciones de éxito realizadas a proyectos colaborativos europeos e internacionales relacionados con la astronomía, según D. Egret, podría rendir mucho mejor en lo que se refiere a convertir sus resultados científicos en tecnología. Este fenómeno refleja la denominada «paradoja europea», según la cual Europa aborda bien la investigación, pero a menudo no logra transformarla en éxito comercial. «Debemos crear las condiciones necesarias para promover una cultura de transferencia de conocimientos. Mediante la integración de la investigación fundamental y aplicada, e impulsando la investigación multidisciplinaria, podríamos aprovechar muchas más de las oportunidades de las que disponemos los europeos, como líderes de la astronomía a nivel mundial», afirmó. Cuando Europa se pone a ello, puede llegar a lograr resultados tan positivos como sus competidores principales en lo que se refiere a la transformación de conocimientos en productos y servicios viables comercialmente. D. Egret señaló al proyecto Oeil como un ejemplo de producto de éxito surgido de este observatorio. Por desgracia, también podría plantearse como muestra de que la excepción confirma la regla. Este proyecto estuvo cerca de no continuar, dado que restaba tiempo a los astrónomos y les apartaba de la observación del universo a través del telescopio, su verdadera y principal pasión. Este proyecto fue el resultado de la investigación de este observatorio en el área de las técnicas de «óptica adaptativa», que están enfocadas a compensar, mediante espejos deformables, la desviación aleatoria de los rayos de luz entrantes provocada por la turbulencia atmosférica. Gracias al esfuerzo conjunto de astrónomos e ingenieros de la óptica y la electrónica, esta tecnología se aplicó en observaciones in vivo del tejido de la retina, empleadas para el diagnóstico temprano de patologías de la retina en el prestigioso Hospital XV-XX de París, conocido por su servicio de oftalmología. «Este proyecto es muestra de los logros que podemos alcanzar cuando trabajan juntos equipos multidisciplinarios. El problema al que nos enfrentamos hoy en día es que nuestros departamentos son demasiado rígidos y se ven constreñidos por fronteras artificiales.» Es interesante el hecho de que cuando la comunidad científica de Francia pidió a Luis XIV que creara la Real Academia de las Ciencias y el Observatorio Astronómico de Francia, Jean-Baptiste Colbert, Ministro de Finanzas en aquella época, creía que ambos podrían integrarse dentro de un centro nacional de investigación multidisciplinaria, pero, por desgracia, su visión no se tuvo en cuenta. Por consiguiente, el llamado «dilema francés», consistente en no mezclar disciplinas de investigación, ya estaba en vigor incluso en el lejano siglo XVII, de modo que las dos instituciones trabajaban de forma independiente. Juntos, el dilema francés y la paradoja europea apuntan a que Francia parece estar rindiendo por debajo de sus posibilidades y a que quizás este país debería retornar a la meta original de su visionario Ministro de Finanzas de dar un mayor impulso a la investigación multidisciplinaria.

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