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Un nuevo proyecto de la UE controlará la seguridad de los alimentos infantiles

Un nuevo proyecto financiado con fondos comunitarios investigará los efectos que tienen en la salud de los recién nacidos las sustancias químicas que se encuentran en los alimentos infantiles comerciales. El proyecto Babyfood, iniciado por el Centro Nacional de Investigación s...

Un nuevo proyecto financiado con fondos comunitarios investigará los efectos que tienen en la salud de los recién nacidos las sustancias químicas que se encuentran en los alimentos infantiles comerciales. El proyecto Babyfood, iniciado por el Centro Nacional de Investigación sobre el Medio Ambiente y la Salud de Alemania (GSF), se centrará en especial en las sustancias químicas que afectan al sistema hormonal. Cada vez son más los bebés que no reciben nunca leche materna o que son amamantados durante un período de tiempo breve; en cambio, a estos bebés se les alimenta con preparados industriales de leche o sólidos como puré de verduras. Sin embargo, todavía se desconocen cuáles son las repercusiones que pueden tener en la salud de los bebés los residuos químicos que contienen dichos productos. «Las sustancias químicas de los alimentos infantiles comerciales tienen un mayor efecto sobre el tejido, todavía embrionario, de un niño en fase de crecimiento que sobre el tejido de un adulto que ha dejado de crecer», dijo Karl-Werner Scharmm, del GSF. «Como los sistemas nervioso y respiratorio y los órganos reproductivos de los bebés todavía no han madurado por completo, es más difícil para ellos eliminar las toxinas. Asimismo, los niños asimilan sustancias nocivas para la salud con más facilidad que los adultos.» Diversos estudios demuestran que incluso unos niveles muy bajos de sustancias químicas en la comida pueden afectar al sistema hormonal de las personas. Esto se debe a que las sustancias químicas imitan a las hormonas humanas e interactúan con los receptores de nuestras células. Si estos receptores son activados por sustancias químicas externas, a largo plazo esto puede derivar en problemas de salud. En el proyecto Babyfood, los científicos crearán pruebas para analizar los niveles de sustancias como el cadmio, las dioxinas y los bifenilos policlorados (BPC). Estas pruebas servirán para comprobar cómo reaccionan los receptores de nuestras células ante el «cóctel químico» de nuestra sangre. «Existen indicios de que el cadmio y los pesticidas influyen en los receptores de estrógenos, mientras que las dioxinas y los BPC se unen al receptor que activa el nocivo estrés oxidativo en la célula», explicó el Dr. Schramm. Se investigarán tres tipos diferentes de comida para bebés (preparado normal de leche, leche de soja y leche hipoalergénica) y a continuación los científicos crearán un sistema de evaluación de riesgos para los diferentes tipos de alimentos. Puesto que los productos se analizarán de forma global, no será posible emitir un dictamen sobre marcas concretas, pero se espera poder elaborar recomendaciones sobre cuáles son los mejores tipos de alimentos infantiles para los primeros nueve meses de vida. El proyecto Babyfood forma parte de la red de excelencia CASCADE, que reúne a veinte grupos de trabajo de nueve países para coordinar e integrar la investigación sobre residuos químicos en los alimentos. CASCADE está financiado a través del área temática «Calidad y seguridad de los alimentos» del Sexto Programa Marco.