Tomar la temperatura al Universo
Ya está en funcionamiento la mayor cámara de bolómetro que existe en el mundo concebida para detectar objetos astronómicos extremadamente fríos. Construida por científicos del Instituto Max Planck de Radioastronomía (MPIfR), la cámara permitirá a los científicos estudiar las galaxias lejanas con mucho mayor detenimiento. «Una gran parte de todo el gas del Universo presenta temperaturas extremadamente frías de alrededor de 250 °C, solo 20 °C por encima del cero absoluto», afirma Karl Menten, director del MPIfR. «Para estudiar estas nubes frías es necesario analizar la luz que radian en un rango de submilímetros, mediante detectores sumamente sofisticados». La cámara, que se ha denominado LABOCA, es en muchos sentidos como un gran termómetro. Consiste en una lámina de papel extremadamente fina que absorbe la luz. Cualquier cambio de intensidad en la radiación que recibe puede causar pequeños cambios en la temperatura de la lámina, que son registrados utilizando termómetros electrónicos sensibles. Pero, para poder recoger las pequeñas fluctuaciones de temperatura, la cámara debe enfriarse por debajo del cero absoluto (-272,85 °C). Esta técnica requiere el uso de helio líquido, lo que no es fácil, ya que la cámara funciona desde el telescopio APEX («Atacama Pathfinder Experiment»), que se encuentra en el observatorio situado en la altiplanicie de Chajnantor, a 5.100 metros de altitud, en los Andes chilenos. El helio se solidifica bajo gran presión. El hecho de que esté situado a una altitud tan grande comporta, sin embargo, algunas ventajas. Los observatorios terrestres tienen a menudo dificultades para detectar los objetos fríos del espacio debido a las débiles radiaciones de temperatura que emiten y que son absorbidas por el vapor de agua de la atmósfera terrestre. La elevada altitud del observatorio, donde se sitúa la cámara, posibilita que las señales de radiación del espacio sean menos confusas, aunque el calor de la atmósfera terrestre siga siendo cien mil veces más intenso que las señales emitidas por las galaxias remotas. Por ello, se utiliza un software para filtrar las señales de radiación procedentes de las alteraciones atmosféricas. Ya se han realizado varias observaciones astronómicas utilizando LABOCA. Los científicos afirman que la cámara tiene un enorme potencial: «LABOCA es la primera cámara que nos permite trazar el mapa de extensas áreas en el cielo con una gran sensibilidad», afirma Giorgio Siringo, miembro del equipo de LABOCA del MPIfR. Se espera que la cámara, al tener un campo de visión tan amplio, complemente además al telescopio APEX en su búsqueda y observación de galaxias con mayor precisión.