La erosión del suelo agrícola no contribuye al calentamiento global
Un nuevo estudio financiado por la UE y publicado por la revista Science revela que la erosión del suelo agrícola no contribuye al calentamiento global. «Se reconoce que la erosión del suelo agrícola repercute de manera importante en la calidad de la agricultura, pero no ha sido hasta hace poco cuando hemos corroborado su importancia para el ciclo mundial del carbono», afirmó el profesor Tim Quine de la Universidad de Exeter en un podcast difundido en el sitio Web de la revista Science. Sin embargo, estudios anteriores en relación con este tema obtuvieron resultados contradictorios. Algunos de ellos sugirieron que la erosión del suelo agrícola actúa como una fuente de carbono que, en efecto, añade un 13% a las emisiones anuales procedentes de los combustibles fósiles, mientras que otros mostraron que la erosión es un sumidero de carbono que reduce las emisiones causadas por los combustibles fósiles en más de un 10%. «Hay un debate en curso sobre la relación entre la erosión del suelo agrícola y el ciclo del carbono», declaró el doctor Kristof Van Oost de la Universidad Católica de Lovaina. «Por un lado, hay académicos que argumentan que la erosión del suelo genera importantes niveles de emisiones de carbono, mientras que, por otro lado, hay quienes defienden que la erosión está en realidad reduciendo las emisiones causadas por los combustibles fósiles. Nuestra investigación muestra claramente que ambas hipótesis son erróneas.» De hecho, los científicos descubrieron que la erosión del suelo agrícola actúa como un pequeño sumidero de carbono, con un valor equivalente a aproximadamente el 1,5% de las emisiones anuales de los combustibles fósiles. Los científicos llegaron a esta conclusión después de haber usado cesio-137, que fue depositado por todo el mundo como subproducto de pruebas con armas nucleares, con el fin de observar el movimiento del suelo en todo el paisaje agrícola. Esto les permitió predecir cuánto carbono se podía esperar encontrar en áreas donde se produce erosión y sedimentación del suelo. Entonces compararon esas predicciones con las cantidades de carbono que fueron encontradas en 1.400 perfiles del suelo para determinar qué tipo de suelos habían actuado como sumideros de carbono y cuáles lo habían hecho como fuentes. Además, pudieron comprobar qué cantidad de carbono fue reemplazada en los lugares en los que se había producido erosión del suelo. Sus análisis revelaron que la erosión del suelo actúa como una cinta transportadora que arranca subsuelos, los transporta a través de los suelos de la superficie y los entierra en las cavidades que hay en las laderas de las colinas. Durante este recorrido, el suelo absorbe carbono procedente de materia vegetal. Este carbono se entierra posteriormente en el suelo en las áreas de sedimentación. Así pues, la erosión da lugar a una red que elimina carbono de la atmósfera, lo que la convierte en un sumidero de carbono, aunque pequeño. «Esto tiene implicaciones bastante importantes para el modo en que diseñamos la política para la tierra agrícola», comentó el profesor Quine. Si la erosión hubiera resultado ser una fuente importante de emisiones de carbono, entonces podría haberse aplicado un control de la erosión para reducir las emisiones procedentes de los combustibles fósiles. Por otro lado, si se hubiera demostrado que la erosión actúa como un sumidero de carbono eficaz, habríamos tenido que sopesar los beneficios medioambientales generales de la erosión y la pérdida de este sumidero. «Nuestros resultados muestran que el control de la erosión debería favorecerse por sus beneficios medioambientales y agronómicos, pero no debería usarse para reducir las emisiones de los combustibles fósiles», concluyó el profesor Quine. La financiación europea para el trabajo provino del programa de becas intraeuropeas Marie Curie.