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África: en busca de una revolución científica con la ayuda de Europa

«El mundo ha sido testigo de cómo la ciencia y la tecnología han impulsado el desarrollo y el crecimiento económico», afirmó en Bruselas el 29 de noviembre de 2007 Abdoulie Janneh, Vicesecretario General y Secretario Ejecutivo de la Comisión Económica para África. Ahora África...

«El mundo ha sido testigo de cómo la ciencia y la tecnología han impulsado el desarrollo y el crecimiento económico», afirmó en Bruselas el 29 de noviembre de 2007 Abdoulie Janneh, Vicesecretario General y Secretario Ejecutivo de la Comisión Económica para África. Ahora África desea lo mismo para sí y está lista para abrazar la ciencia, en asociación con Europa. Éste fue el mensaje que pronunció el Sr. Janneh en una sesión sobre «Ciencia con África» celebrada en el Parlamento Europeo. Esta sesión se llevó a cabo en un momento en que el tema está adquiriendo importancia: es inminente una resolución del Parlamento Europeo y hay planeado un gran congreso internacional para el mes de marzo en Addis Abeba (Etiopía). El congreso de marzo será «el acontecimiento determinante para África», según el Sr. Janneh, quien explicó a CORDIS Noticias que ninguna parte del mundo se ha desarrollado sin la ciencia y que ahora África debe encontrar los recursos para realizar inversiones. Los mayores inversores en ciencia africanos son Sudáfrica y Egipto, que invierten respectivamente 0,4% y 0,3% de sus PIB en investigación. Parte de la financiación adicional debe provenir de fondos para el desarrollo y parte del sector privado. El balance óptimo será debatido en Addis Abeba en marzo, señaló el Sr. Janneh. El propósito de la sesión celebrada en el Parlamento era contribuir a los debates sobre los mecanismos que podrían utilizarse para mejorar el acceso de instituciones con sede en África a proyectos colaborativos de investigación y desarrollo (I+D) internacionales. El Sr. Janneh acogió con agrado el evento y quedó de manifiesto la buena voluntad que percibió. Pero ahora es el momento de poner en funcionamiento el compromiso que es evidente en Europa y en África y pasar de las palabras a los hechos, afirmó. La eurodiputada Pilar del Castillo Vera, que presidía la sesión, asintió y señaló que se debe diseñar un modelo práctico que pueda reunir a científicos africanos y europeos. «Decididamente, el próximo paso debe ser la acción.» A nivel institucional ya se han planeado dos nuevos pasos. La Comisión Europea va a contar con una segunda delegación en Addis Abeba que se centrará en el trabajo de la Unión Africana. También se abrirá una oficina de Ciencia con África para facilitar los vínculos entre científicos europeos y africanos. El eurodiputado polaco Jerzy Buzek se refirió al próximo congreso de Addis Abeba como «el comienzo de la estrategia de Lisboa para África». En la UE, la estrategia de Lisboa tiene como objetivo hacer que la economía de Europa sea la más competitiva del mundo de cara a 2010. La investigación como medio para desarrollar una economía del conocimiento es un camino que Europa optó por seguir hace algún tiempo. Como subrayó Jorma Routti, de la Gestión de Industrias Creativas de Finlandia, Europa está evolucionando de ser una economía pesquera y agraria a ser una economía del conocimiento. Si África desea seguir el mismo camino, tendrá que asumir la responsabilidad de crear el ambiente correcto e introducir las políticas adecuadas. En efecto, esto ya se está realizando, como explicó Aida Opoku-Mensah, Directora de tecnologías de la información y las comunicaciones (TIC) y de la división de ciencia y tecnología de la Comisión Económica para África de la ONU. La cooperación regional es más sólida en la investigación agraria y se está fomentando más colaboración y trabajo en red. «Hay focos donde se dispone de experiencia. Pero esto no es óptimo. Si hay cuatro países líderes en un campo, deseamos que colaboren con sus vecinos. Ellos están listos para hacer eso», afirmó la Sra. Opoku-Mensah. Al fin y al cabo, los científicos son personas muy racionales, añadió el Sr. Janneh. «Nos encontramos en un punto donde estamos inspirados y observando lo que ha ocurrido antes en otros países. Pero no es necesario que sigamos su camino a rajatabla», señaló el Sr. Janneh. «Estamos avanzando a grandes pasos. Se dispone de conocimientos, es sólo una cuestión de adaptación.» El Sr. Routti hizo otra sugerencia con respecto a cómo África podría encargarse de crear el ambiente adecuado para dar lugar a una economía del conocimiento. Si cada país africano tuviera su propio fondo para el desarrollo, la UE y naciones concretas podrían hacer donaciones a esos fondos. Los receptores podrían decidir cómo se gastaría ese dinero según sus prioridades y circunstancias, y los donantes podrían auditar los fondos. Esto aseguraría que los donantes tuvieran fe en la iniciativa y continuaran realizando contribuciones. En la sesión se pidió que Europa y África se alejen de una relación donante-receptor. ¿Pero es posible una asociación igualitaria hoy en día? La mayor parte de los presentes se mostraron optimistas, pero hubo una voz discrepante. Patrice Cayre, del Instituto Francés de Investigación para el Desarrollo (IRD), expresó la opinión siguiente: «Las economías africanas son frágiles. No pueden invertir mucho en ciencia. No es una prioridad y no puede serlo. Las capacidades en investigación son demasiado débiles para entablar una asociación real. En una asociación auténtica debe haber por los menos dos partes.» Christa Janko, que habló de su propia experiencia en la Escuela de Ciencia Clínica de Viena, fue más alentadora: «Una asociación funciona cuando hay buenas razones para ello y motivación por ambas partes», afirmó. El Sr. Janneh explicó a CORDIS Noticias que este tipo de asociación no correría el riesgo de recrear una dependencia de África con respecto a Europa. Los socios africanos serían definidos por científicos africanos, señaló. Por el momento, África está intensificando su diplomacia científica, según palabras del Sr. Janneh, porque el continente «necesita nada menos que una revolución científica».

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