Una investigación sugiere que el período de «super efecto invernadero» de la Tierra no impidió la glaciación
Un nuevo estudio internacional, publicado en la revista Science, señala que el hielo glacial existió en la Tierra durante un período de «super efecto invernadero» hace alrededor de 91 millones de años, cuando los cocodrilos merodeaban por el Ártico. Los investigadores esperan que los conocimientos sobre las condiciones climáticas pasadas de la Tierra puedan dar indicios sobre los efectos futuros del calentamiento global. La información geoquímica y del nivel del mar en la que los científicos basan su conclusión se obtuvo gracias a microfósiles marinos depositados en el fondo del Océano Atlántico ecuatorial occidental (cerca de la costa de Surinam, en América del Sur) durante el «super efecto invernadero» del Turoniano del período Cretácico (hace entre 145 y 65 millones de años). Los sedimentos analizados contenían conchas fósiles de foraminíferos, diminutas criaturas marinas que vivían en el Mar del Cretáceo y todavía hoy se encuentran en los océanos. La composición de estas conchas revela información sobre la temperatura, la composición y la salinidad del agua de mar. En esta época de la historia de la Tierra, las temperaturas de los océanos tropicales eran unos 10 °C superiores a las actuales, haciendo las aguas tan cálidas como la sangre de los humanos y dando lugar a un clima de invernadero intenso. Sin embargo, a pesar de este «mundo super invernadero», los científicos encontraron indicios de una glaciación generalizada que duró 200.000 años, con glaciares que cubrían del 50 al 60% de la superficie actual del casquete polar antártico. Dos técnicas isotópicas independientes apoyan estas conclusiones. La primera de ellas compara isótopos estables de moléculas de oxígeno en microfósiles marinos del fondo del mar y cercanos a la superficie. En el segundo análisis, se restó un registro de la temperatura superficial del océano del registro del isótopo estable en los microfósiles de la superficie oceánica. Ambos métodos señalan que hubo cambios en la química del océano que concuerdan con el crecimiento de una placa de hielo. «Las especulaciones sobre si se pudieron formar grandes casquetes polares durante períodos cortos del intervalo más cálido de la Tierra cuentan con una larga historia en investigación geológica y climática, pero nunca se han hallado pruebas concluyentes finales», afirmó el profesor Thomas Wagner de la Universidad de Newcastle. «Esta incertidumbre sigue presente, ya que hay pocos indicios directos de rocas de altas latitudes que apoyen o refuten el concepto; asimismo las simulaciones por ordenador tienen dificultades para recomponer con precisión las condiciones climáticas de las latitudes polares durante las condiciones de efecto invernadero pasadas.» Pero ahora la investigación proporciona indicios convincentes, añadió. «Los resultados coinciden con pruebas independientes realizadas por Rusia y Estados Unidos que confirman que el nivel del mar descendió entre 25 y 40 metros en esa época», explicó el profesor Jaap S. Damste del Royal Netherlands Institute for Sea Research (NIOZ o Real Instituto Neerlandés para la Investigación Marina). «Se sabe que el nivel del mar desciende cuando se extrae agua de los océanos para formar placas de hielo continentales y aumenta cuando el hielo se derrite y vuelve al mar. Hoy en día, el casquete polar antártico almacena agua suficiente para aumentar el nivel del mar en sesenta metros si toda la masa se derritiera y desembocara de nuevo en el océano.» «Este estudio demuestra que incluso los climas supercálidos del máximo térmico del Cretáceo no fueron lo bastante cálidos para evitar en todo momento la formación de hielo», resumió el autor principal del estudio, el Dr. André Bornemann, anteriormente miembro del Instituto Scripps de Oceanografía de la Universidad de California (Estados Unidos). «Indudablemente, las placas de hielo eran mucho menos comunes durante el máximo térmico del Cretáceo de lo que lo son durante climas "Icehouse" más recientes, que permiten a plantas y animales tropicales como los árboles de pan y los caimanes frecuentar el Alto Ártico. Sin embargo, paradójicamente, los climas de invernadero pasados pudieron haber ayudado en realidad a la formación de hielo al aumentar la cantidad de humedad en la atmósfera y al crear más nevadas en invierno en altitudes y latitudes altas», añadió. El estudio, dirigido conjuntamente por investigadores alemanes, británicos, estadounidenses y neerlandeses bajo la gestión de la Unión de Instituciones Oceanográficas (JOI), fue respaldado por la Fundación Alemana de Investigación y por la Fundación Nacional para la Ciencia de Estados Unidos (NSF).
Países
Alemania, Países Bajos, Reino Unido, Estados Unidos