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Los países en desarrollo se benefician de la transferencia de tecnología y de sus residentes en el extranjero

Durante la década de los años noventa los países en vías de desarrollo asimilaron las nuevas tecnologías a una velocidad doble a la de los países desarrollados. Gran parte de la aceleración se debió a la inversión extranjera y a sus residentes en el extranjero, según un nuevo ...

Durante la década de los años noventa los países en vías de desarrollo asimilaron las nuevas tecnologías a una velocidad doble a la de los países desarrollados. Gran parte de la aceleración se debió a la inversión extranjera y a sus residentes en el extranjero, según un nuevo informe del Banco Mundial. Según éste, los avances recientes pueden atribuirse a tres tendencias: la globalización, que ha puesto a los países en vías de desarrollo en contacto con tecnología extranjera mediante las importaciones; la inversión directa extranjera, que a menudo viene acompañada de conocimientos sobre tecnologías importantes y mercados extranjeros; y comunidades de ciudadanos muy cualificados que residen en otros países, los cuales ponen en contacto a estos países con tecnología mediante el comercio y el regreso a la patria. Si bien con arreglo a esto se acorta la brecha tecnológica que media entre los países en desarrollo y países desarrollados como los de Europa, la distancia que hay que salvar sigue siendo grande. Un factor que ralentiza esta equiparación es la capacidad insuficiente de muchos países en desarrollo para absorber y emplear las nuevas tecnologías. En el informe se culpa de la poca capacidad de absorción a la insuficiencia de las competencias a nivel nacional, así como a la rigidez de su normativa. Cuando personas cualificadas emigran de un país en vías de desarrollo, la consecuente pérdida de capital humano puede suponer un fuerte varapalo. Sin embargo, como señala el informe, esa movilidad puede conducir a una transferencia de tecnología en ambas direcciones. Es probable que el emigrante cualificado tenga contactos en su patria y que les transfiera conocimientos y tecnologías. «Aparentemente, la tecnología se difunde con más eficiencia a través de grupos de personas que comparten vínculos culturales o nacionales. Ser de una misma nacionalidad parece contrarrestar la especie de efectos de sesgo nacional que caracterizan a la red geográfica o los efectos de "cluster" o agrupación que dotan de una ventaja de innovación a las zonas de I+D [investigación y desarrollo] de alta densidad», se afirma en el informe del Banco Mundial, citando un estudio de Agrawal, Kapur y McHale de 2004. «Por regla general, la comunidad de residentes en el extranjero está mucho más cualificada que la población de su país y representa una concentración importante de conocimientos», añade el Banco Mundial. Los campos de la ciencia y la tecnología resultan afectados de manera especial por la emigración, puesto que las estadísticas correspondientes a científicos, ingenieros y personal sanitario suelen ser superiores que entre la población con estudios universitarios en general. Las estadísticas de emigración registradas en la India durante las décadas de los años ochenta y noventa constituyen un ejemplo especialmente ilustrativo de este fenómeno. De quienes contaban con educación de tercer grado, abandonó la India aproximadamente el 4%; el porcentaje entre los licenciados de los prestigiosos «Institutos de Tecnología de la India» rondó el 20 y el 30%. El regreso posterior de los emigrantes depende de numerosos factores, como la renta per cápita de su país de origen, los medios para la investigación, la densidad de redes de investigación, la cantidad de compatriotas encontrados en el extranjero y las condiciones de vida. En algunos países se han constituido redes de conocimientos entre expatriados, con objeto de promover los contactos periódicos, la transferencia de conocimientos y oportunidades de colaboración con investigadores y empresarios situados en el país de origen. En un estudio se hallaron 41 redes de esta clase en 30 países. Un ejemplo bien claro del éxito de estas iniciativas es la Red Caldas de Colombia, establecida con colaboración gubernamental en 1991. Esta red ha logrado promover una investigación colaborativa entre científicos residentes en Colombia e investigadores colombianos residentes en el extranjero mediante seminarios y simposios, programas conjuntos de investigación, estancias de profesores visitantes, publicaciones y formación. En cambio, otras redes han fracasado, principalmente por ser demasiado ambiciosas o carecer de apoyo en el país de origen, según el informe. Consciente del valor de los ciudadanos europeos que viven en el extranjero, la UE comenzó recientemente actividades para reforzar los vínculos entre ellos y los investigadores ubicados en la UE. ERA-Link es una red de investigadores y personal académico europeo residente en Estados Unidos. Los miembros de esta red son informados de las políticas de investigación de la UE y de oportunidades profesionales en Europa, así como de formas de colaboración con Europa. Se han planeado iniciativas similares específicas para otros países, como Japón, donde se han desplazado científicos europeos.

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