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Medidas sencillas para mantener la rinitis alérgica a raya

La llegada del verano viene acompañada, por desgracia, de la rinitis alérgica, que es una reacción alérgica al polen, al polvo y a sustancias químicas suspendidas en el aire y que causa una gran molestia a quienes la sufren. Ahora unos investigadores hacen unas recomendaciones...

La llegada del verano viene acompañada, por desgracia, de la rinitis alérgica, que es una reacción alérgica al polen, al polvo y a sustancias químicas suspendidas en el aire y que causa una gran molestia a quienes la sufren. Ahora unos investigadores hacen unas recomendaciones muy interesantes para aplacar esta reacción. La rinitis alérgica estacional también se llama fiebre del heno porque es prevalente en la época de siega de las gramíneas. Puede tener su causa en una reacción alérgica al polen o a las esporas fúngicas, por norma general al polen herbáceo. El sistema inmunitario confunde las esporas con invasores dañinos y produce demasiados anticuerpos IgE para que se adhieran a ellas y las neutralicen. Los IgE estimulan la producción de histaminas para deshacerse de las esporas, lo que irrita las vías respiratorias, hace que se hinchen y provoca los síntomas típicos de la rinitis alérgica. Aunque las partículas causantes de ésta pueden variar entre personas y regiones, sus efectos causan una gran molestia a quienes la padecen. Científicos del Instituto de Investigación Alimentaria del Reino Unido han realizado un innovador estudio humano sobre la rinitis alérgica estacional y han descubierto que una dosis diaria de bacterias probióticas puede cambiar la respuesta del sistema inmunitario al polen herbáceo, una causa habitual de la rinitis alérgica estacional. Antes de que salga corriendo a la tienda más cercana en busca de productos que contengan bacterias probióticas, conviene que sepa que aún es necesario investigar más y que los cambios descubiertos podrían no aliviar los síntomas de inmediato. «Se trata de un estudio piloto basado en un número reducido de pacientes, pero nos ha maravillado el mero hecho de descubrir una respuesta», declaró el profesor Claudio Nicoletti, jefe de la investigación. «Las bacterias probióticas redujeron considerablemente la producción de las moléculas asociadas a la alergia.» Los probióticos, cuyo nombre significa «para la vida», son unos suplementos alimenticios que contienen bacterias o levaduras potencialmente beneficiosas. De acuerdo con la definición aceptada recientemente por la Organización Mundial de la Salud y por la Organización para la Agricultura y la Alimentación, los probióticos son: «Microorganismos vivos que, cuando se consumen en cantidades apropiadas, tienen efectos saludables.» El primero en observar los efectos positivos de ciertas bacterias fue el científico ruso y premio Nobel Eli Metchnikoff. Los cultivos de bacterias probióticas tienen como fin ayudar a la flora intestinal natural, un sistema ecológico de microbios, a reestablecerse por sí misma. En este estudio participaron voluntarios con antecedentes de rinitis alérgica estacional, quienes tomaron una bebida láctea con o sin bacterias vivas a diario durante cinco meses. El estudio fue del tipo doble ciego y controlado con placebo, por lo que ni los voluntarios ni los científicos sabían a quién habían sido asignadas las bebidas probióticas. Éstas contenían Lactobacillus casei, una especie de bacterias que ha sido estudiada por sus propiedades saludables. Se tomaron muestras de sangre antes de la temporada de polen herbáceo, también en su punto álgido (junio) y cuatro semanas después del fin de la temporada. No se apreciaron diferencias significativas en la concentración de IgE en la sangre entre los dos grupos al comienzo del estudio, pero los valores de IgE sí fueron menores en el grupo probiótico a mediados de la temporada como después. «La cepa probiótica con la que experimentamos cambió la forma en la que las células del sistema inmune del cuerpo respondían al polen herbáceo, propiciando una respuesta inmune más equilibrada», afirmó el Dr. Kamal Uvory, componente experimentado del grupo. Los cambios observados también podrían reducir la gravedad de los síntomas, pero en este estudio no se midieron los síntomas clínicos, por lo que queda como objetivo para próximas investigaciones. El grupo del profesor Nicoletti pretende realizar en breve un estudio similar para comprobar si los cambios inmunológicos se corresponden con una reducción real de los síntomas clínicos de la rinitis alérgica. También está previsto examinar los mecanismos involucrados.

Países

Reino Unido