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Un estudio del JRC arroja luz sobre los cultivos transgénicos

El Instituto de Prospectiva Tecnológica del Centro Común de Investigación (JRC) de la Comisión Europea ha publicado los hallazgos de un estudio sobre el rendimiento de los cultivos modificados genéticamente en la UE. Este informe lleva por título «Adoption and performance of...

El Instituto de Prospectiva Tecnológica del Centro Común de Investigación (JRC) de la Comisión Europea ha publicado los hallazgos de un estudio sobre el rendimiento de los cultivos modificados genéticamente en la UE. Este informe lleva por título «Adoption and performance of the first GM crop introduced in EU agriculture: Bt maize in Spain» (Adopción y rendimiento del primer cultivo transgénico introducido en la UE: el maíz Bt en España). El estudio se realizó en las tres comunidades autónomas donde se cultiva más maíz Bt, Aragón, Castilla-La Mancha y Cataluña, que representaban el 90% de la superficie total de cultivo de maíz Bt de España en 2006. Los agricultores que participaron en el estudio procedían de tres provincias de las citadas comunidades -Zaragoza, Albacete y Lleida- y cultivaban maíz Bt para la producción de piensos. El JRC considera que en la UE son escasos los datos y el análisis científico relativos a las repercusiones agronómicas y económicas de los cultivos transgénicos. Esto se debe en parte a que solamente se permite un cultivo transgénico con fines comerciales: un tipo de maíz denominado Bt, modificado para resistir el ataque del taladro (o barrenador) del maíz. El objetivo del estudio era la obtención de datos sobre el rendimiento agronómico y económico del maíz Bt a lo largo de tres temporadas, de 2002 a 2004. Estos datos se complementaron con un perfil socioeconómico de los agricultores que habían decidido cultivar el maíz Bt, comparándolo con el de los que habían decidido no hacerlo. El análisis deparó resultados de distinto signo. La única provincia donde se observó un incremento considerable del rendimiento fue Zaragoza (11,8%). Conviene destacar que, puesto que la totalidad del maíz producido se vendió para producir piensos, no se pagó a los agricultores ninguna prima por producir maíz que no fuera transgénico. En consecuencia, los agricultores que cultivaron maíz Bt obtuvieron mayores beneficios, ya que pudieron producir más que quienes optaron por el maíz orgánico. El estudio refleja que los productores de maíz Bt pagaron más por las semillas que los que sembraron maíz tradicional, pero también tuvieron que usar menos insecticidas y, por lo tanto, gastaron menos en este sentido. Los cultivadores de maíz tradicional emplearon un promedio de 0,86 tratamientos con insecticidas anuales para controlar las plagas, frente a un promedio de 0,32 tratamientos anuales aplicados por los cultivadores de maíz Bt. Con todo en la balanza, en el estudio se concluye que «el impacto de la elección del maíz Bt en el margen de beneficios de los agricultores en las diferentes provincias fue desde nulo hasta una ganancia de 122 euros por hectárea y año». Dicho esto, también cabe indicar que la posibilidad de obtener mayores beneficios económicos no fue la única motivación a la hora de optar por el maíz Bt. La razón alegada con más frecuencia por los agricultores fue «la disminución del riesgo de sufrir los daños ocasionados por el taladro del maíz», seguida de «la obtención de mayores rendimientos». El estudio concluye resaltando un factor importante que debería tener en cuenta quien se plantee cultivar variantes transgénicas: los costes que pueden acarrear las medidas que son necesarias para asegurar la coexistencia de los cultivos transgénicos con los cultivos orgánicos. En la actualidad no existe ningún marco que regule su coexistencia.

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