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Los secretos de la agonía de las estrellas

Un equipo internacional de astrónomos dirigido por europeos ha descubierto pistas que sugieren que la explosión reciente de una estrella que se convirtió en supernova ha sido más potente de lo que hasta ahora se pensaba y que ha formado un agujero negro. Esta explosión tan bru...

Un equipo internacional de astrónomos dirigido por europeos ha descubierto pistas que sugieren que la explosión reciente de una estrella que se convirtió en supernova ha sido más potente de lo que hasta ahora se pensaba y que ha formado un agujero negro. Esta explosión tan brutal provocó una serie de estallidos de rayos gamma que pudieron ser registrados por los astrónomos. Este descubrimiento podría marcar un antes y un después en la astronomía, puesto que proporciona más información sobre uno de los sucesos más violentos de la galaxia. A nivel cósmico, nuestro humilde planeta y la estrella que permite la vida en él son relativamente jóvenes. En otras partes del Universo, los astrónomos y otros observadores de estrellas presencian el canto del cisne de estrellas que en el momento de su formación contenían ocho veces más masa que nuestra estrella, el Sol. Las últimas observaciones de estas estrellas, que con el tiempo se convierten en supernovas y explotan, están motivando la revisión de conceptos sobre las propiedades de una supernova. Se observó que la estrella SN 2008D en cuestión produjo un débil chorro de explosiones de rayos gamma, un evento atribuido generalmente a supernovas de magnitudes mucho mayores que la de la SN 2008D. Estas observaciones se realizaron con el telescopio VLT de la Organización Europea para la Investigación Astronómica en el Hemisferio Austral (ESO). «Lo verdaderamente especial de este suceso», declaró Paolo Mazzali del Instituto Nacional Italiano de Astrofísica (INAF), «es que la señal de rayos X fue muy débil y suave, muy diferente a una explosión de rayos gamma y más acorde con lo que se espera de una supernova normal». Los astrónomos clasifican los rayos X como suaves cuando la cantidad relativa de rayos X de alta energía es menor que la de los rayos X de baja energía. Un equipo de astrónomos que trabajan en el Observatorio Asiago, situado en el norte de Italia, estableció que el suceso fue una supernova del tipo Ic. «Son supernovas producidas por estrellas que han perdido sus capas más externas ricas en hidrógeno y helio antes de explotar, y son las únicas asociadas con estallidos de rayos gamma (prolongados). Por esa razón el objeto cobró más interés si cabe», explicó el Dr. Mazzali con entusiasmo. Teniendo en cuenta la información recopilada e interpretada por el Dr. Mazzali y su equipo, disienten de la opinión de otro equipo de astrónomos que afirma que la SN 2008D es una supernova normal. Atribuyen la detección de los rayos X al hecho de que esta era la primera vez que los astrónomos de todo el mundo tuvieron la suerte de ver la estrella en el momento de la explosión. El Dr. Mazzali y su equipo opinan que todas las supernovas que generan agujeros negros presentan estallidos de rayos gamma. Guido Chincarini, coautor e investigador jefe del estudio italiano sobre los estallidos de rayos gamma, explica que «a medida que modernizamos nuestro instrumental para observar rayos-X y rayos gamma, descubrimos poco a poco las muy variadas propiedades de las explosiones estelares». «Los estallidos brillantes de rayos gamma eran lo más fácil de descubrir, y ahora lo que vemos son variaciones sobre un tema que enlaza esos sucesos especiales con otros más normales.» Esta historia comenzó a principios del año 2008, cuando el satélite Swift descubrió un estallido de rayos X de cinco minutos de duración procedente de la galaxia en espiral NGC 2770, localizada a noventa años luz en dirección a la constelación Lynx. El hecho de que el satélite Swift estuviera enfocado en aquella dirección fue completamente fortuito, puesto que había sido enviado para estudiar una supernova que había estallado el año anterior en la misma galaxia. El satélite está controlado por la NASA (Estados Unidos), el STFC (Reino Unido) y la ASI (Italia). Este descubrimiento desvela datos sobre la muerte de las estrellas, en la que se producen objetos densos y se inyectan nuevos elementos químicos al gas, a partir del cual se formarán nuevas estrellas, dando continuidad al ciclo.

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