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Entrevista
Contenido archivado el 2024-04-17

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Una investigadora polar alerta sobre la falta de datos

A pesar de los rápidos cambios producidos en el medio ambiente ártico y de la importancia del casquete polar en la regulación del clima, nuestros conocimientos sobre los procesos que subyacen a la formación de hielo en el techo del mundo son pavorosamente mínimos. Una de las...

A pesar de los rápidos cambios producidos en el medio ambiente ártico y de la importancia del casquete polar en la regulación del clima, nuestros conocimientos sobre los procesos que subyacen a la formación de hielo en el techo del mundo son pavorosamente mínimos. Una de las investigadoras que contribuyen a nuestro mejor conocimiento del Polo Norte es la profesora Nalân Koç. Oriunda de Turquía, ha desarrollado la mayor parte de su carrera en el otro extremo de Europa, en Noruega, donde está al cargo del «Programa del Clima Polar» del Instituto Polar Noruego (IPN) en Tromsø. En una entrevista concedida a CORDIS Noticias, la profesora Koç explicó el trabajo que ella y otros especialistas de todo el mundo realizan para que se conozca mejor el clima polar y expuso algunas de las cuestiones más acuciantes a las que se enfrentan hoy en día los investigadores polares. La profesora Koç subrayó que el Ártico se está calentando mucho más rápido que el resto del mundo y que, además, este calentamiento tiende a acelerarse. Esto se debe, entre otras causas, a los bucles cerrados que se crean por la reducción del casquete polar. La superficie blanca del hielo refleja la mayor parte de la energía solar, enviándola de vuelta al espacio. Al derretirse el hielo, la superficie oscura del océano absorbe la mayor parte de la energía solar entrante, lo que provoca que los mares se calienten más y se derrita más hielo. Cuanto más hielo se derrite más energía se absorbe. En su último informe, publicado en 2007, el IPCC (Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático) predijo la desaparición total del hielo ártico durante el verano antes de 2080. Desde 2007, tanto la extensión como el grosor de la capa de hielo polar se han disminuido de forma abrupta, por lo que los científicos han debido someter rápidamente a revisión sus predicciones. Ahora hay quien opina que la capa podría desaparecer en tan sólo cinco años si se mantiene esta velocidad de deshielo. Esta situación nos lleva a plantearnos por qué los modelos climáticos informáticos no predijeron este rápido declive. Ciertamente, las predicciones sobre el clima polar que se realizan mediante los modelos son bastante deficientes. Casi todos los modelos coinciden en lo que sucederá hasta los 60 grados de latitud norte (a la altura del sur de la península escandinava), pero la coincidencia es mínima al llegar a las zonas más cercanas al Polo. «Esto se debe a que los procesos climáticos árticos no se han sometido a tantos estudios y no se conocen tan a fondo», explicó la profesora Koç. La lejanía del Ártico y su hostil entorno motivan que toda investigación en esa región resulte cara y complicada desde un punto de vista logístico. El IPN participa en una serie de iniciativas que recogen información sobre el Ártico, entre las que se incluyen el proyecto financiado con fondos comunitarios DAMOCLES («Desarrollo de las capacidades de observación y modelación del Ártico con vistas a estudios ambientales de largo plazo»), que recopila una muy necesaria información sobre el medio ambiente del Ártico y sobre los procesos que tienen lugar en la superficie oceánica, lugar en el que el mar, el hielo y la atmósfera interactúan entre sí. «En la actualidad el IPN trabaja sobre los procesos de superficie en latitudes elevadas con la intención de proporcionar a los modelizadores climáticos los métodos adecuados para que sus modelos funcionen mejor», informó la profesora. Entre otras necesidades, añadió, hemos de mejorar la forma de clasificar los distintos tipos de nieve y hielo e investigar su influencia en la reflectividad del banco de hielo. También hemos de mejorar los conocimientos que poseemos sobre la forma exacta en la que el hielo marino comienza a formarse y por qué razones se derrite. ¿Cuáles son, pues, los temas más urgentes a los que deben dedicar su atención los científicos? Lo primordial, de acuerdo con la profesora Koç, es un mejor conocimiento de los procesos relacionados con el hielo marino y la nieve, puesto que nos ayudaría a aumentar la precisión de los parámetros introducidos en los modelos climáticos. En segundo lugar sitúa la necesidad de adquirir más información sobre la dinámica de los glaciares: los glaciares del Ártico están derritiéndose rápidamente, pero en los modelos climáticos tienden a ser estáticos debido a que los científicos carecen de la información necesaria para modelarlos de forma precisa. Otro tema destacado para los investigadores es la Corriente del Golfo. Los datos muestran que la salinidad del Océano Ártico disminuye y es probable que en el futuro los ríos siberianos viertan en las aguas polares cada vez más cantidad de agua dulce. Este cambio en la salinidad puede llegar a afectar a la Corriente del Golfo, pero se desconoce todavía cómo o cuáles son los valores que deben alcanzarse para ello. No obstante, mientras los científicos acumulan datos, el Ártico continúa su proceso de cambio. El IPN, junto con el Instituto Alfred Wegener de Alemania, está estudiando los cambios que se producen en el Estrecho de Fram, punto por el que las aguas del Atlántico, más cálidas, alcanzan el Ártico y por el que salen las aguas de éste, más frías. «Desde 1984 ha aumentado en 2°C la temperatura de las aguas atlánticas que fluyen hacia el Ártico», indicó la profesora Koç, y añadió que la temperatura del agua que sale del Ártico se ha elevado de forma equivalente. Además, durante los últimos tres inviernos, los fiordos del archipiélago noruego de Svalbard han permanecido sin hielo. Este cambio ha sido brusco, puesto que en años anteriores estos fiordos poseían una buena capa de hielo. De acuerdo con la profesora Koç, esta situación se debe a cambios en la circulación atmosférica que provocan que entre agua del Atlántico, más cálida, en los fiordos durante todo el año. El reto consiste ahora en determinar si esta alteración se debe al cambio climático. Los testigos de hielo y sedimentos pueden ayudarnos a comprender la forma en la que el clima cambió en el pasado. «Hemos de realizar abundantes trabajos de observación con el fin de ampliar nuestros registros y, así, prever mejor el futuro», concluyó la profesora Koç.

Países

Noruega

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