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Regar a mediodía puede quemar las plantas

Los jardineros saben desde hace tiempo que si se riega a mediodía sólo se consigue quemar las plantas. Ahora una nueva investigación a cargo de científicos alemanes y húngaros valida esta afirmación. Los resultados de este estudio sobre las gotas de agua expuestas al sol, publ...

Los jardineros saben desde hace tiempo que si se riega a mediodía sólo se consigue quemar las plantas. Ahora una nueva investigación a cargo de científicos alemanes y húngaros valida esta afirmación. Los resultados de este estudio sobre las gotas de agua expuestas al sol, publicados en la revista New Phytologyst, aclaran un proceso que intrigaba a muchos científicos. Las investigaciones realizadas sobre este fenómeno eran hasta ahora escasas. Gracias al trabajo realizado por la Universidad Eötvös Loránd de Budapest (Hungría) y el Instituto Max Planck de Meteorología de Hamburgo (Alemania), ahora se conoce mejor el proceso por el que se inicia un incendio forestal y se podría incluso sensibilizar a la población sobre los efectos de las quemaduras solares sobre la salud humana. «El problema de la focalización de la luz que ejercen las gotas de agua sobre una planta nunca se había investigado en profundidad, [ni] teórica [ni] experimentalmente», explicó el director de la investigación, el Dr. Gabor Horvath del Departamento de Física Biológica de la Universidad Eötvös Loránd. «Sin embargo, es una cuestión que dista mucho de ser banal, ya que puede provocarse un incendio forestal si incide luz solar intensa sobre vegetación seca a través de gotas de agua.» Los investigadores realizaron estudios informáticos y experimentales para averiguar cómo afectaría a la luz que incide sobre una hoja el ángulo de contacto entre la gota de agua y la propia hoja. Lo que descubrieron fue que las gotas de agua sobre una superficie lisa (por ejemplo las hojas de Ginkgo biloba) no provocan quemaduras. En cambio, las hojas de helechos flotantes que presentan vellosidad cerosa pueden quemarse con mucha mayor facilidad. El vello mantiene la gota de agua «enfocada» sobre la superficie de la hoja y funciona como si de una lupa se tratase. «Es poco probable que una gota de agua expuesta al sol sobre una hoja sin vello llegue a dañar el tejido de la misma», indicó el Dr. Horvath. «Sin embargo, una gota de agua suspendida sobre el vello de una planta puede provocar quemaduras, y lo mismo ocurre con la piel y el vello capilar de los humanos». Pese a las posibles implicaciones para el origen de incendios forestales, los investigadores se mantienen cautos. «Si la región focal de las gotas coincide con la superficie de la planta seca, en teoría una luz solar de gran intensidad podría prender un fuego», indicó el Dr. Horvath. «Pero esto es poco probable, pues la gota se evaporaría antes de prender la vegetación, así que este tipo de afirmaciones deben manejarse con cierto escepticismo.»

Países

Alemania, Hungría