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Aprendiendo de los juegos de los gorilas

Tal y como hacen los niños, los gorilas huyen después de tocar a un compañero de juegos cuando juegan a perseguirse, según han comprobado investigadores europeos. Además, lo hacen por el mismo motivo que los humanos: para mantener la ventaja competitiva. Este estudio, publicad...

Tal y como hacen los niños, los gorilas huyen después de tocar a un compañero de juegos cuando juegan a perseguirse, según han comprobado investigadores europeos. Además, lo hacen por el mismo motivo que los humanos: para mantener la ventaja competitiva. Este estudio, publicado en la revista Biology Letters, ha sido el primero en investigar la respuesta de los animales ante situaciones de injusticia en un entorno social natural. La investigación se financió en parte mediante fondos de la iniciativa Leonardo da Vinci, perteneciente al Programa de Aprendizaje Continuo de la Unión Europea. En estudios anteriores se había investigado la respuesta a situaciones de injusticia de varias especies no humanas, pero estos experimentos se llevaron a cabo en laboratorios y centraron su atención en los individuos en desventaja. En este estudio, se analizaron grabaciones en vídeo de juegos de peleas que surgieron de forma natural en seis grupos sociales de gorilas, pertenecientes a zoológicos de Alemania y Suiza. El equipó comparó el comportamiento con relación a la persecución de los animales que golpeaban (es decir, aquellos socialmente aventajados) con el de sus compañeros de juegos (aquellos en desventaja). «Este trabajo pone de manifiesto el carácter oportunista de los primates», comentó uno de los autores del estudio, la Dra. Marina Davila Ross, del Departamento de Psicología de la Universidad de Portsmouth (Reino Unido). «Nuestros hallazgos muestran que los gorilas practican los juegos de persecución de manera similar a como lo hacen los niños. Los gorilas de nuestro estudio, además de golpear a sus compañeros de juego y salir corriendo perseguidos por éstos, intercambiaban sus papeles al ser golpeados, de tal forma que el perseguido se convierte en perseguidor y viceversa.» «La investigación experimental ya había demostrado que, ante una situación injusta, los animales en desventaja muestran aversión hacia la injusticia, por lo que sumando esos datos a los resultados de nuestro propio estudio podemos concluir que los seres humanos no son los únicos capaces de cambiar su comportamiento en contextos sociales en función de si tienen ventaja o desventaja ante una situación injusta», añadió la Dra. Davila Ross. Un hecho que resultó interesante es que los gorilas se mostraron menos proclives a huir de forma inmediata cuando sólo habían tocado suavemente a su compañero de juegos. Según el equipo investigador, esto sugiere que «los grandes simios podrían percibir la rudeza de su propio comportamiento hacia sus congéneres, así como ser conscientes de cuándo están violando una norma social, y ajustar su comportamiento en función de ello.» Todo esto plantea la cuestión de porqué los animales juegan a pelearse. Estos juegos podrían proporcionar un contexto en el que los animales probasen su respuesta ante situaciones naturales de injusticia. También suponen una oportunidad para que individuos de diferentes grupos interaccionen entre sí de manera un tanto desenfadada. Según la Dra. Davila Ross, las lecciones aprendidas en los juegos de peleas podrían ayudar a los gorilas a manejar conflictos reales. Al desempeñar durante el juego tanto la función de perseguido como la de perseguidor, los animales podrían desarrollar aptitudes de comunicación más refinadas y sofisticadas. «Nuestro descubrimiento de que los gorilas responden a las desigualdades surgidas en los juegos de peleas supone, por lo que sabemos, la primera prueba empírica de que los animales exploran mediante el juego las desigualdades en sus múltiples formas», concluyen los investigadores. «Se necesitaría una investigación más profunda para evaluar el papel de la desigualdad en las interacciones sociales naturales de especies no humanas, con el objetivo de aumentar nuestro conocimiento sobre la competitividad social, la justicia y la moralidad en humanos.» En este estudio participaron también Edwin van Leeuwen, de la Universidad Libre de Amsterdam (Países Bajos), que colabora con la Universidad de Portsmouth; y Elke Zimmerman, de la Universidad de Medicina Veterinaria de Hanóver (Alemania).

Países

Alemania, Países Bajos, Reino Unido

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