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Un virus amenaza a la industria camaronera

El virus del síndrome de la mancha blanca (WSSV) tiene un efecto devastador en la camaronicultura en todo el mundo que se intensifica a medida que se extiende la epidemia, al contrario de lo que suele ocurrir con otros virus, como el de la gripe, que remiten gradualmente. Un g...

El virus del síndrome de la mancha blanca (WSSV) tiene un efecto devastador en la camaronicultura en todo el mundo que se intensifica a medida que se extiende la epidemia, al contrario de lo que suele ocurrir con otros virus, como el de la gripe, que remiten gradualmente. Un grupo de científicos de la Universidad de Wageningen (Países Bajos) descubrió que el WSSV evoluciona al mismo ritmo que las prácticas empleadas para el cultivo de camarones. Confían en que un conocimiento más profundo permitirá un mayor control y contención de la enfermedad. Los hallazgos se han publicado recientemente en la revista PLoS ONE. La producción mundial de camarones se ha triplicado en los últimos 10 años, pasando de 750.000 toneladas en la década de 1990 a más de 3 millones de toneladas en los últimos 5 años, lo que ha afectado profundamente a los ecosistemas y el medio de vida de las zonas costeras. El WSSV es un patógeno mortal para los camarones y, según afirman los investigadores, en las últimas dos décadas ha puesto en jaque a la industria camaronera. Esta enfermedad es muy letal y contagiosa, de manera que mata a los camarones a gran velocidad. Los brotes de WSSV han asolado poblaciones enteras de camarones de cultivo de todo el mundo en cuestión de días. Con el paso del tiempo, el virus se manifiesta de forma más agresiva; los brotes documentados en China (1992) y Ecuador (1999) tuvieron como resultado un descenso del 70% en la producción local de camarones. Desde entonces, el virus se ha extendido por todo el planeta y ha llegado a afectar a crustáceos salvajes en Europa. Los científicos de Wageningen se propusieron descubrir el porqué del comportamiento del WSSV, tan distinto del de otros virus, y para ello reconstruyeron su evolución genética y geográfica desde sus supuestos inicios ancestrales. Descubrieron que la virulencia del virus aumenta con el paso del tiempo y que el genoma se reduce siguiendo un patrón similar a las predicciones teóricas formuladas por la biología evolutiva. Los científicos, coordinados por el Dr. Mark Zwart del laboratorio de virología de dicha universidad, comenzaron por analizar muestras del virus en camarones procedentes de cinco países asiáticos y las compararon entre sí y con la bibliografía sobre el WSSV de China, Taiwán, Tailandia y Vietnam. De este modo, los autores lograron identificar los cambios de índole genética que habían experimentado las distintas poblaciones del virus, así como su grado de virulencia, desde que se descubriese el WSSV. Hallaron que el extenso genoma del virus WSSV cuenta con regiones que varían entre las distintas cepas aisladas, que se distinguen fundamentalmente por carecer de fragmentos de ADN (ácido desoxiribonucléico), lo que se denomina deleción. Los científicos explicaron que la comparación de series cronológicas de muestras del virus sacó a relucir un curioso patrón: la mayoría de tales regiones variables desaparecían inicialmente del genoma, pero la tasa de deleción disminuía con el tiempo y podía expresarse matemáticamente. Los ensayos realizados con camarones mostraron que la virulencia del virus aumentaba de forma proporcional. El equipo afirma que ambos cambios parecen deberse a la adaptación evolutiva del virus ante las prácticas de camaronicultura empleadas. Asimismo, el virus parece haberse propagado a grandes distancias en un breve espacio de tiempo, lo que podría achacarse al transporte de camarones infectados. Según los investigadores, evitar que el virus se extienda sería un adelanto crucial para combatir futuros brotes en los sistemas de producción de camarones, de lo que se desprende que las estrategias de intervención deben centrarse en el transporte de larga distancia. Subrayaron que, por ejemplo, las estrictas medidas adoptadas en Filipinas para evitar la entrada del WSSV lograron retrasar la aparición de éste hasta 1999. Entre estas medidas restrictivas se encontraba la prohibición de la importación de especies exóticas de camarones y el control de los movimientos de crías de camarón dentro de sus fronteras. Los científicos confían en que un conocimiento más exhaustivo de la epidemiología del WSSV en distintas escalas temporales y espaciales permita controlar y contener la enfermedad.

Países

Países Bajos