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Científicos sugieren el origen californiano de un patógeno arboricida en Europa

Un equipo internacional de científicos podría haber descubierto el origen de un hongo que ha destruido árboles en todos los continentes. En un artículo publicado en la revista Phytopathology, revela que el estado de California (Estados Unidos) es el origen más probable del pat...

Un equipo internacional de científicos podría haber descubierto el origen de un hongo que ha destruido árboles en todos los continentes. En un artículo publicado en la revista Phytopathology, revela que el estado de California (Estados Unidos) es el origen más probable del patógeno Seiridium cardinale, la causa del chancro del ciprés. S. cardinale se identificó por primera vez en el Valle de San Joaquín (Estados Unidos) en 1928. Este hongo viajó desde Estados Unidos hasta África, Asia, Australia, Europa, Nueva Zelanda y Sudamérica. Desde algunas regiones se ha informado de que hasta el 95 % de sus árboles autóctonos de la familia del ciprés, como cedros y Juniperus, han resultado infectados o eliminados por esta enfermedad. «Desde California el hongo probablemente se introdujo en el sur de Francia o el centro de Italia hace entre 60 y 80 años, proceso que generó una pandemia global que ha destruido la población de los emblemáticos cipreses de esa región italiana», explicó el profesor Matteo Garbelotto de la Universidad de California-Berkeley (Estados Unidos). El hongo se introduce en el árbol y lo mata produciendo toxinas que destruyen el flujo de savia e impiden que obtenga agua y nutrientes. Esta enfermedad ha azotado sobre todo el sur de Europa. Gianni Della Rocca del Instituto para la protección de las plantas de Florencia del Consejo Nacional de Investigación de Italia (IPP-CNR) confesó que: «El ciprés italiano es importante para el ecosistema, pero también se considera el árbol mediterráneo por antonomasia, pues decora las lomas de la Toscana y que conforma el paisaje de gran parte de Grecia, el sur de Francia y España. Es difícil calcular las pérdidas que ha provocado este patógeno. Cuesta imaginar el paisaje de Toscana o Provenza sin cipreses.» La comunidad científica sospechaba de un patógeno exótico como el responsable tanto de la aparición como de la destructividad de la enfermedad en Europa, pero no conseguía concretar su origen. En el estudio referido, los profesores Della Rocca y Garbelotto y otros colegas utilizaron técnicas modernas de identificación por ADN (ácido desoxirribonucleico) para evaluar 96 aislados de S. cardinale obtenidos de muestras de árboles enfermos de ocho condados californianos, Chile, siete países mediterráneos y Nueva Zelanda. Según los investigadores S. cardinale tiene la capacidad de reproducirse de forma asexual -creando clones genéticamente idénticos al patógeno original- o bien sexualmente cuando una variante distinta está presente para aparearse. El equipo eligió California como la principal zona sospechosa debido a que contiene poblaciones del patógeno de gran diversidad genética. Esto, según los investigadores, apunta a que el patógeno es endémico de la región. La diversidad se debe probablemente a la reproducción sexual de dos variantes genéticas del patógeno descubiertas en California. Gracias al trabajo también se descubrió que una de las dos variantes de S. cardinale endémicas de California es responsable de la epidemia de cáncer del ciprés en el Mediterráneo. Esto apunta a que los hongos de dicha zona descienden de un genotipo «fundador» que viajó a Europa, según los investigadores. También sugieren que la segunda variante está relacionada con la epidemia en países al sur del Ecuador. Aunque aún no se conoce con total certeza la forma en la que el patógeno habría salido de California hacia otros países, el equipo indica que los humanos debieron contribuir a su propagacion. Se cree que el cribado genético de plantas puede ayudar a detener el contagio de la enfermedad. «Podemos desarrollar pruebas para detectar la presencia de S. cardinale en plantas comerciales e incluso de cepas que en la actualidad no están presentes en Europa ni en el hemisferio sur», afirmó el profesor Garbelotto. «Los progresos tecnológicos realizados en años recientes permiten crear fácilmente este tipo de pruebas, pero también era básico averiguar el origen del patógeno para saber qué había que buscar.» En relación al esfuerzo europeo dedicado durante muchos años a desarrollar cipreses resistentes a la variante actual de S. cardinale, el profesor Garbelotto afirma que: «No existen garantías de que estos árboles resistentes lo sean a otras cepas que puedan venir de California en el futuro. Si otra cepa se introduce en el Mediterráneo o en el hemisferio sur podría acelerar y agravar la epidemia en dichas regiones. Podría reducir a cenizas el trabajo de treinta años dedicado a crear árboles resistentes al patógeno. Es necesario que se detenga el transporte de plantas infectadas para evitar futuras introducciones que acaben con estas variedades de árboles resistentes.»Para más información, consulte: Phytopathology: http://apsjournals.apsnet.org/loi/phyto Instituto para la protección de las plantas de Florencia del Consejo Nacional de Investigación de Italia (IPP-CNR): http://www.cnr.it/sitocnr/Englishversion/Englishversion.html

Países

Italia, Estados Unidos

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