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Algo huele a sano en Dinamarca

Según los autores de un estudio publicado recientemente, a los ciudadanos daneses no sólo les preocupa lo que comen, sino que además están dispuestos a pagar más impuestos por comer sano y tomar decisiones relativas a su alimentación con mayor conocimiento de causa. Los result...

Según los autores de un estudio publicado recientemente, a los ciudadanos daneses no sólo les preocupa lo que comen, sino que además están dispuestos a pagar más impuestos por comer sano y tomar decisiones relativas a su alimentación con mayor conocimiento de causa. Los resultados de este estudio llegan en un momento en el que comer sano y el aumento de la obesidad se están convirtiendo en causas de preocupación importantes en todo el mundo. Pero pese a esta inquietud generalizada, apenas existen evaluaciones de las acciones políticas de las autoridades públicas en este sentido. A estas conclusiones llegaron los participantes en el proyecto financiado por la Unión Europea Eatwell («Intervenciones para promover hábitos alimentarios saludables: evaluación y recomendaciones»), que recibió 2,5 millones de euros mediante el tema «Alimentos, agricultura y pesca, y biotecnología» (KBBE) del Séptimo Programa Marco (7PM) de la Unión Europea. Los socios de Eatwell estudiaron a fondo una gran variedad de políticas europeas destinadas a reducir la obesidad e investigaron todo lo que la gente sería capaz de hacer para estar sana. Los datos de la Organización Mundial de la Salud (OMS) indican que, en Europa, la obesidad es responsable de entre el 10 % y el 13 % de las muertes y de entre el 2 % y el 8 % del gasto sanitario. En el caso del Reino Unido, se cree que el consumo excesivo de sal, azúcar y grasas saturadas, junto con un bajo consumo de frutas y verduras, es responsable de 70 000 muertes prematuras. Estas cifras alarmantes han llevado a muchos Estados miembros de la Unión Europea a diseñar e implementar una serie de políticas orientadas a fomentar hábitos alimentarios saludables mediante la promoción del consumo de frutas y verduras y poniendo freno a la publicidad sobre determinados alimentos destinada al público infantil. Otras acciones anteriores se habían centrado en el etiquetado nutricional, en fomentar el compromiso de la industria alimentaria a mejorar la composición de los productos alimenticios que se fabrican y en regular los comedores del sector público de cara a garantizar la oferta de alimentos saludables. Aunque todos estos esfuerzos son alentadores, lo que se echaba en falta en muchas de estas acciones políticas era una evaluación adecuada y sistemática de las mismas. Y esta fue la consigna de Eatwell que, durante 36 meses y hasta octubre de 2012, va a estudiar a fondo dichas políticas. En concreto, los socios del proyecto se propusieron hacer balance de las acciones políticas desarrolladas en este ámbito e identificar las lagunas, los aciertos y los fallos de dichas campañas. Su objetivo final es facilitar a las autoridades de los Estados miembros de la Unión Europea directrices basadas en las mejores prácticas y, con ayuda de la valiosa información aportada por el sector privado y de agencias de comunicación, desarrollar intervenciones políticas adecuadas que fomenten la alimentación saludable en toda Europa. En un taller organizado recientemente para debatir los resultados de Eatwell, se desveló que los consumidores daneses estaban más dispuestos tanto a comer más sano como a pagar más por ello. «Los daneses tienen la actitud más positiva hacia las intervenciones económicas en el área nutricional, y también están dispuestos a pagar más por comer más sano», afirmó Jessica Aschemann-Witzel, estudiante de doctorado del departamento de Ciencias Empresariales y Sociales de la Universidad de Aarhus (Dinamarca) que participó en el proyecto. Los socios del proyecto Eatwell evaluaron a más de tres mil consumidores de cinco países europeos, preguntándoles si estaban dispuestos a aceptar «intervenciones económicas nacionales para fomentar hábitos alimentarios saludables». Cerca del 36% de los daneses respondieron que sí estaban dispuestos a pagar más impuestos a cambio de obtener políticas que promovieran el consumo de alimentos más sanos y más información sobre lo que hay que entender por comida sana (sólo el 16 % pidió una reducción de impuestos). Cuando los investigadores se centraron en los demás países representados en el estudio, las respuestas positivas a la misma pregunta no pasaron del 30 %. Para algunas medidas específicas, como aumentar los impuestos para subvencionar el precio de los alimentos saludables, la brecha fue aún mayor, con casi el 42 % de los daneses apoyando tal medida frente a un promedio inferior al 29 % en los demás países. Los autores del estudio descubrieron que una de las razones de que se dé esta diferencia tan grande radica en la mayor confianza en sus instituciones públicas que tienen los daneses. «Los daneses suelen tener más fe en los poderes públicos y están acostumbrados a pagar impuestos elevados, así que no son tan reticentes a los cambios en estas áreas como otras poblaciones», comentó Jessica Aschemann-Witzel. El consorcio Eatwell está centrando sus esfuerzos en las acciones políticas desarrolladas en Bélgica, Dinamarca, Italia, Polonia y Reino Unido.Para más información, consulte: Eatwell: http://www.eatwellproject.eu/en/(se abrirá en una nueva ventana) Improving policy interventions to promote healthy eating in Europe: http://www.eufic.org/article/en/page/FTARCHIVE/artid/improving-policy-interventions-to-promote-healthy-eating-in-Europe/(se abrirá en una nueva ventana)

Países

Bélgica, Dinamarca, Italia, Polonia, Reino Unido

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