Diez años de investigación europea integrada para mejorar la cadena alimentaria y su seguridad
Acaba de publicarse un compendio de los descubrimientos de catorce proyectos financiados con fondos europeos sobre trazabilidad alimentaria dedicados a la investigación de la seguridad y la integridad de la cadena alimentaria al completo, condensando así más de diez años de labor científica. Ahora, con la puesta en marcha del Plan de Acción sobre Bioeconomía en febrero de 2012 por la Comisión Europea, el ya próximo Programa Marco para la investigación y la innovación Horizonte 2020, las negociaciones sostenidas sobre la reforma de la Política Agraria Común (PAC) y una base de consumidores cada vez más atenta, CORDIS repasa los progresos logrados para conformar una cadena alimentaria más segura y destaca la aportación realizada por estos proyectos financiados con fondos europeos. Las cadenas alimentarias han adquirido una dimensión más global, situación ante la que el origen, la seguridad y la calidad de los alimentos que se consumen constituyen aspectos de suma importancia tanto para el consumidor como para la industria alimentaria. En el año 2000, cuando dieron comienzo la mayoría de estos proyectos, Europa aún no se había repuesto del escándalo de contaminación por dioxinas de 1999, la crisis de la encefalopatía espongiforme bovina y una cantidad creciente de alarmas alimentarias debidas a la contaminación microbiana de alimentos. Estas crisis alimentarias pusieron de relieve la necesidad de contar con sistemas de modelización y detección que permitieran prevenir la contaminación de la cadena alimentaria y dieron lugar al Reglamento relativo a la legislación alimentaria general, que declaró obligatoria la puesta en marcha de sistemas de trazabilidad basados en «un eslabón antes y otro después» en la industria alimentaria y que responsabiliza a cada productor de la trazabilidad de la cadena alimenticia. El Parlamento Europeo solicitó expresamente que el Sexto Programa Marco (6PM) dedicase parte de su presupuesto científico a la trazabilidad y la integridad alimentaria para respaldar esta política, tras lo que se acordó la concesión de fondos por valor de 98 millones de euros. Los coordinadores científicos de cada uno de estos catorce proyectos del 6PM colaboraron durante un periodo de dos años para formular una estrategia innovadora de difusión de sus resultados en la que se cubriera el espectro al completo de la trazabilidad en el sector, un acontecimiento pionero descrito por la Comisaria de Investigación e Innovación Máire Geoghegan-Quinn como parte de un método diseñado para suplir «la necesidad de mejorar la difusión de los proyectos científicos europeos finalizados». Los resultados de los proyectos se presentaron a finales de 2011 en Bruselas (Bélgica) en un congreso titulado «¿Qué hay para comer?» (What's for lunch?) y se recogieron y publicaron en un libro académico titulado «La integridad de la cadena alimentaria» (Food chain integrity). Con todos estos proyectos se pretendía abordar aspectos relacionados con el origen y la trazabilidad de los alimentos para garantizar a los consumidores que el origen de los alimentos estipulado en el etiquetado es cierto, pues para ellos es básico saber si los alimentos adquiridos son seguros y su etiquetado se ajusta a la verdad. Además de los resultados científicos generados por todos los proyectos, se generaron otros beneficios claros en cuanto a oportunidades de educación, movilidad, apoyo industrial, integración y difusión, tal y como lo demuestran estas cifras: 100 títulos de doctorado y 40 de máster, 350 informes internos y externos, 28 socios del programa de cooperación científica y tecnológica internacional (INCO), 30 reuniones internacionales, 150 reuniones de la UE y 169 intercambios de personal entre distintos laboratorios. Cabe añadir que los proyectos contaron con una estructura de gestión compuesta en un 29 % por mujeres, que sus responsables entablaron relaciones con 84 socios industriales, celebraron 98 talleres industriales, publicaron 696 artículos científicos sometidos a arbitraje científico y obtuvieron 7 patentes. El proyecto integrado Traceback («Sistema integrado para una trazabilidad fiable de las cadenas de suministro alimentario») se ocupó del origen de los alimentos y creó un sistema que establece un hilo de información desde la fase en bruto de un producto hasta su venta. Además de mejorar las condiciones de salud y seguridad para el consumidor, este método permite que los agentes industriales puedan realizar un seguimiento de su producto y medir su calidad en toda la cadena de producción, fabricación, tratamiento, transporte y distribución. El sistema de Traceback contribuye así a que los productores cumplan con los requisitos industriales y los reglamentos de la Unión Europea. Otro proyecto dedicado a la trazabilidad que logró crear técnicas sólidas para identificar, clasificar y evaluar vulnerabilidades de la cadena alimentaria fue TRACE («Trazabilidad del origen de los alimentos»). El objetivo de TRACE fue el de contribuir a que los consumidores conozcan con más exactitud el origen de los alimentos aportándoles la confianza necesaria en el etiquetado de los mismos. Esta capacidad es de extrema importancia para los productores de especialidades regionales como el jamón de Parma o el queso feta, que pueden así tener la seguridad de que un imitador no podrá realizar afirmaciones falsas sobre el origen de sus productos. Para ello se emplearon métodos técnicos con los que detectar el origen de un alimento concreto que también pueden utilizarse en caso de fraude. «TRACE estableció relaciones intensas de trabajo con las iniciativas científicas más importantes sobre autenticidad y trazabilidad alimentaria», comentó Paul Brereton, Director de Investigación Alimentaria y Sanitaria de la Agencia Científica de Alimentación y Medio Ambiente del Reino Unido, coordinador del proyecto. «Una gran parte de Traceback trató sobre la demostración de una tecnología de seguimiento, trazabilidad y verificación de la autenticidad y calidad del etiquetado de alimentos, y por tanto fue complementario a TRACE en muchos aspectos. Miembros de TRACE participaron en los órganos de evaluación y consultivos de Traceback y se celebraron reuniones conjuntas sobre varias cuestiones transversales.» Paul Brereton también destacó que el aprovechamiento al máximo de los recursos y la reducción de la duplicación son dos beneficios añadidos de la colaboración entre los coordinadores de proyectos de investigación financiados con fondos europeos dedicados al mismo ámbito. Otro aspecto importante de la trazabilidad es la biotrazabilidad, la cual implica conocer no sólo el origen de los alimentos, sino también dar con el punto exacto de la cadena en la que se introdujo el agente contaminante. El proyecto Biotracer («Biotrazabilidad mejorada de microorganismos no deseados y sus sustancias en las cadenas de piensos y alimentos») desarrolló un método para determinar materiales, procesos y acciones de las cadenas alimentarias y de piensos que podrían resultar ser una fuente de agentes inadecuados. La biotrazabilidad se ha mejorado de forma significativa gracias al acceso a fuentes de datos más completas. El proyecto Co-Extra («Cadenas de suministro de productos modificados y no modificados genéticamente: coexistencia y trazabilidad»), que reunió a 52 instituciones asociadas de 18 países, trató sobre la coexistencia y la trazabilidad de productos modificados y no modificados genéticamente. Los coordinadores del proyecto informaron de que los organismos modificados genéticamente aceptados en otras jurisdicciones sólo implican problemas de menor orden y que son los no autorizados en ninguna jurisdicción los que presentan la mayoría de problemas debido a que aún no se conocen sus riesgos para la salud y el medio ambiente. Esta inversión en ciencia ha situado a Europa como líder mundial en cuestión de mejores prácticas sobre trazabilidad alimentaria. La aplicación práctica de los distintos resultados de los mayores proyectos científicos jamás organizados sobre seguridad e integridad alimentaria permitirá aumentar la confianza de los consumidores y reducir el impacto social y económico de las alarmas alimentarias.Para más información, consulte: What's for Lunch? http://ec.europa.eu/research/agriculture/wfl/index_en.html Portal de Agrinet de la Comisión Europea: http://ec.europa.eu/research/agriculture/index_en.html