Un pasador de acero para prolongar la vida de los edificios afectados por terremotos
Cuando se produce un terremoto, la mayoría de las residencias y oficinas se mantienen en pie. Pero también hay gente que no puede regresar a sus edificios debido a que es necesario derribarlos. «Cuando se produce un terremoto, el edificio no vuelve a su posición original, se deforma», explica George Vasdravellis, profesor asociado en la Universidad Heriot-Watt e investigador principal de CBF-EQRES. Esta deformación, denominada desplazamiento residual, es muy difícil de reparar mediante técnicas convencionales. Si los pilares que aguantan un edificio se desvían incluso en un 0,5 % con respecto a la vertical, suele ser más barato reconstruir un edificio que repararlo. La reconstrucción lleva tiempo, lo que deja a sus habitantes sin hogar y reduce la cantidad de infraestructuras disponibles durante meses o años después del terremoto. Vasdravellis trabaja en un tipo nuevo de apuntalamiento capaz de mantener los edificios en su sitio y ayudar a que las ciudades se recuperen antes de un terremoto. Su equipo en la Universidad Heriot-Watt en el Reino Unido desarrolló, con el apoyo de la Unión Europea (UE) a través del proyecto CBF-EQRES, una técnica basada en pasadores de acero con forma de reloj de arena. Estos se conectan con los arriostramientos que refuerzan la estructura metálica de los edificios modernos. Estos pasadores de acero inoxidable mantienen su rigidez incluso cuando sufren fuerzas capaces de deformarlos, y son resistentes a los impactos. De este modo, pueden deformarse durante un terremoto y disipar la energía que de otro modo se ejercería sobre la propia estructura metálica. Es más, reducen al mínimo las deformaciones residuales del edificio y facilitan sobremanera el proceso de reparación del edificio. Tras un terremoto, los pasadores sacrificiales se sustituyen fácilmente y, de esta forma, el edificio está listo para superar futuros terremotos. «El proceso de reparación es muy sencillo. Son cilíndricos, por lo que se pueden retirar de sus agujeros en la pared y colocar otros nuevos», afirma Vasdravellis. Vasdravellis y sus compañeros probaron distintas formas para los pasadores antes de decantarse por el diseño en forma de reloj de arena. El equipo confía en que los pasadores se incorporen a las normativas de construcción de la UE destinadas a zonas sísmicas. Cerca de una tercera parte del territorio europeo se encuentra en zonas de riesgo de terremotos destructivos, sobre todo en el sureste en los Balcanes, Grecia e Italia. Las normas de construcción de la UE se actualizan cada diez años, pero algunos de los países propensos a sufrir terremotos, como Nueva Zelanda, agilizan la puesta en práctica de diseños innovadores. Esta investigación realizada por el proyecto CBF-EQRES recibió el apoyo del programa Marie Skłodowska-Curie. Vasdravellis señala: «Gracias a esta beca pude trabajar dos años con un becario de posdoctorado muy bueno, Guido Bregoli, que ha realizado trabajos brillantes en este campo. Marco Baiguera también contribuyó al trabajo». Añade que gracias a la financiación se pudo adquirir equipos de laboratorio esenciales. La beca ofreció a Vasdravellis la posibilidad de avanzar en el desarrollo de un dispositivo similar que reduce el riesgo de desplome en edificios que sufren daños repentinos y graves, como la pérdida de los pilares de apoyo en un ataque con bombas. Vasdravellis afirma que su interés por la deriva residual se basa en que es un «problema irresuelto» en el diseño de estructuras resistentes a los terremotos. A lo que añade: «Yo soy griego y tengo un interés personal en mejorar la resistencia de los edificios a los terremotos».
Palabras clave
CBF-EQRES, edificio, desplome, terremoto, sísmico, residual, desplazamiento, tirantes, Grecia, sacrificial, reloj de arena, acero