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Water based process for the delaminating and deinking of surface printed plastic

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Una tecnología de destintado innovadora podría impulsar el reciclaje de plástico

Una novedosa tecnología para eliminar la tinta podría conllevar una mayor entrada de plástico reciclado en el mercado, lo que podría ayudar a las empresas a lograr una mayor rentabilidad y reducir la carga ambiental de los residuos plásticos.

Hoy en día, se producen unos trescientos millones de toneladas de residuos plásticos al año en todo el mundo. A pesar de la creciente sensibilización de los consumidores, la presión de los Gobiernos y la innovación tecnológica, gran parte de estos desechos terminan en vertederos o se filtran al océano. Uno de los motivos detrás de este hecho es que el reciclaje de plástico destinado a aplicaciones alimentarias sigue siendo todo un reto. «Existen dos grupos principales de plástico de consumo», explica Rafael García, coordinador del proyecto PLASTDEINK y director general de Cadel Deinking(se abrirá en una nueva ventana), en España. «El primero grupo, polietileno(se abrirá en una nueva ventana), se suele emplear para envasar alimentos como carne loncheada y productos congelados. El segundo grupo, tereftalato de polietileno(se abrirá en una nueva ventana) (PET), se usa mayoritariamente en botellas de refrescos». García apunta que mientras el punto de fusión del PET es 240 °C, el punto de fusión del polietileno es de alrededor de 100 °C. Esto facilita el reciclaje de PET para su uso en alimentos y bebidas, ya que su temperatura de fusión más alta elimina cualquier contaminación. «Reciclar polietileno a esta temperatura no es factible ya que degradaría el material —comenta García—. Con todo, su temperatura de fusión más baja significa que existe un mayor riesgo de no eliminar toda la contaminación. Por lo tanto, este material no siempre se puede emplear en envases en contacto con alimentos».

Reciclaje, no infrarreciclaje

Como resultado, el polietileno se recicla, en el mejor de los casos, para fabricar bolsas de basura que, por supuesto, después se desechan. «Si no podemos encontrar formas de eliminar la contaminación y reciclar este material de forma adecuada, entonces no podremos lograr una economía circular verdadera», agrega García. El objetivo del proyecto PLASTDEINK era desarrollar y demostrar una tecnología de reciclaje que aumente la reciclabilidad del polietileno, lo que se logró al abordar la eliminación de la tinta. «Los envases de alimentos tiene dos funciones esenciales: proteger e informar —señala García—. La información sobre lo que contiene el envase siempre se imprime con tinta, por eso es tan importante el destintado». El proyecto permitió a García y su equipo desarrollar una tecnología a base de agua capaz de eliminar la tinta sin dañar el plástico. «La tinta tiene un cierto nivel de adherencia —explica García—. Descubrimos una forma de romper esta fuerza adhesiva para obtener así una película reciclable destintada». El siguiente paso consintió en ampliar su tecnología a una planta piloto de demostración. «Algo que no ha cambio a lo largo de la historia de la humanidad es el dicho “ver para creer”. Por lo que las empresas de envasado y reciclaje querían ver con sus propios ojos la tecnología», comenta García.

Una verdadera economía circular

La empresa sigue recibiendo visitas semanales a su planta piloto en Alicante. «Hemos logrado demostrar que nuestro método de reciclaje es un 45 % más rentable que usar plástico virgen —destaca García—. Hace poco firmamos un acuerdo de cooperación con una empresa de reciclaje líder en el mercado, que quiere agregar esta tecnología de destintado a su cartera». García señala que esta tecnología es un primer paso hacia una verdadera circularidad en el mercado del polietileno. Si bien la tinta es uno de los principales contaminantes, es posible que también sea necesario eliminar otros contaminantes antes de que el plástico pueda volver a emplearse en alimentos u otras aplicaciones de consumo. La seguridad de los materiales reciclados que se emplean en contacto con alimentos debe ser evaluada por la Autoridad Europea de Seguridad Alimentaria(se abrirá en una nueva ventana) y autorizada por la Comisión Europea. «El objetivo final es descontaminar el plástico para que pueda reutilizarse de forma segura en la misma aplicación —concluye García—. Hasta ahora, los resultados han sido muy positivos, y sin duda estamos avanzado en esta dirección como industria. Nos gusta decir que este reto puede ser difícil pero no inalcanzable».

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