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Reshaping Attention and Inclusion Strategies for Distinctively vulnerable people among the forcibly displaced

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Una integración a medida aporta beneficios a los refugiados

Los planteamientos actuales para abordar la cuestión de los refugiados son mejorables. Investigadores financiados con fondos europeos han ayudado a remodelar nuestra forma de pesar sobre la integración de las personas desplazadas por la fuerza, especialmente las más vulnerables.

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La magnitud y las consecuencias de los desplazamientos forzosos no han dejado de aumentar en los últimos años. La Oficina del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados (ACNUR) informó en 2022 de que más de 100 millones de personas son refugiados en estos momentos, principalmente procedentes de países como Afganistán, Myanmar/Birmania, Siria, Sudán del Sur, Ucrania y Venezuela. Pese a que la mayor parte están acogidas en países vecinos, un gran número sigue llegando a países mucho más lejanos.

Satisfacer las necesidades de las personas desplazadas

«Las comunidades de acogida, las autoridades y la comunidad internacional destinan diferentes recursos para ayudar a estas personas, desde asistencia hasta integración», explica el coordinador del proyecto RAISD Rubén Fuentes Fernández, de la Universidad Complutense de Madrid. «Sin embargo, los recursos siempre escasean, la atención pública pasa a otros temas y las personas desplazadas a la fuerza suelen quedarse sin esperanzas o formas de avanzar». Una cuestión clave aquí es que los programas de asistencia suelen abordar necesidades comunes y no están suficientemente dotados para supervisar las necesidades específicas de los grupos objetivo o de las comunidades de acogida. Esta situación es aún más precaria en el caso de los grupos más vulnerables.

Tener en cuenta a los grupos vulnerables

Para abordar este reto identificado, el equipo del proyecto RAISD, financiado con fondos europeos, se centró en grupos vulnerables, como menores no acompañados, mujeres víctimas de violencia y personas con discapacidad. «Nuestra propuesta era definir y caracterizar el novedoso concepto del contexto de vulnerabilidad —comenta Fuentes Fernández—. Es decir, el contexto que conduce a la vulnerabilidad de un grupo determinado. Ello depende de sus características, de las de la comunidad de acogida, de su historia, de sus interacciones y de sus necesidades». A partir de aquí, el equipo del proyecto RAISD trató de diseñar estrategias innovadoras para la atención e inclusión a medida (TAIS, por sus siglas en inglés) específicas. Se reconoció que, de cara a su eficacia, dichas estrategias requerirían la participación activa de todas las partes interesadas, desde las personas desplazadas a la fuerza hasta los proveedores de servicios y los responsables políticos, desde el diseño hasta la aplicación y la evaluación. Seguidamente, el equipo del proyecto puso en marcha pilotos en siete países, todos ellos países de tránsito o destino para personas desplazadas en Europa y Oriente Próximo. El objetivo consistía en demostrar que las TAIS son una forma más eficaz de abordar la integración y la inclusión de las personas desplazadas a la fuerza, así como proporcionar las herramientas metodológicas para que otros sigan el ejemplo.

Éxitos de la inclusión a medida

En todos los estudios de casos, las actuaciones se adaptaron para satisfacer las necesidades de las personas vulnerables. En el Líbano, por ejemplo, la TAIS diseñada se orientó a abordar problemas sociales, emocionales y docentes. El programa tuvo repercusiones positivas en las personas sirias de los campamentos, además de garantizar la concienciación sobre la COVID-19 entre las embarazadas, las personas mayores y otros grupos de riesgo. «La TAIS española se centró en fomentar la autonomía económica de las mujeres subsaharianas, algunas de ellas víctimas de la trata —añade Fuentes Fernández—. Las partes interesadas siguieron las directrices de nuestra metodología y diseñaron la TAIS conjuntamente». «La TAIS se adaptó entonces a dos subgrupos distintos de beneficiarios: los que querían poner en marcha su propio negocio y los que necesitaban una formación básica para comprender el mercado laboral español». El éxito de estas experiencias demostró la eficacia del concepto TAIS. «Las TAIS específicamente tienen en consideración el contexto y proporcionan una evaluación continua —destaca el investigador—. Por ese motivo cumplen mejor sus objetivos y aprovechan más los recursos». Se ha publicado un catálogo de recomendaciones, entre las que hay recomendaciones políticas, mientras que se ha creado un observatorio para proseguir con la divulgación y la investigación. «Ese es el elemento fundamental de nuestra estrategia para seguir colaborando en este tema una vez concluya el proyecto, así como para crear nuevas oportunidades —añade Fuentes Fernández—. Por ejemplo, ideas para la acción social, bases de conocimiento local para el intercambio investigador y el compromiso del voluntariado».

Palabras clave

RAISD, refugiados, ACNUR, Siria, Ucrania, personas desplazadas, trata, integración

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