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Building the product pipeline for commercial demonstration of Plant Molecular Factories

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Medicamentos de origen vegetal

Olvídese de las caras instalaciones de producción cuando se trata de la fabricación de productos farmacéuticos. Ahora es posible obtener proteínas terapéuticas y diagnósticas en las plantas.

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Desde hace mucho tiempo, las plantas se han considerado alternativas importantes a las bacterias, las levaduras y las células de mamíferos en la biotecnología para producir medicamentos. Su cultivo es barato, accesible en todo el mundo y puede ampliarse. La agricultura molecular puede llevarse a cabo mediante la expresión transitoria de una proteína de interés o mediante la transferencia de material genético para obtener plantas transgénicas. Otra posibilidad consiste en producir proteínas farmacéuticas «in vitro» mediante cultivos de células vegetales en suspensión.

Fomento de la producción de compuestos de gran valor a partir de plantas

A pesar de los estudios de prueba de principio que demuestran el potencial de las plantas como sistemas fiables de producción de productos biológicos, el desarrollo inicial de productos farmacéuticos de origen vegetal se vio afectado por un bajo rendimiento y unas directrices normativas reducidas. Además, la existencia de glucanos específicos de plantas aumentó de forma potencial el riesgo de respuestas inmunitarias adversas. Se han logrado superar en gran medida estos obstáculos, pero es necesario conseguir una aceptación más generalizada de las plataformas vegetales como sistemas de fabricación de proteínas que puedan explotarse como reactivos, en el ámbito de los diagnósticos y como productos biológicos terapéuticos. El proyecto Pharma-Factory, financiado con fondos europeos, se concibió a fin impulsar los sistemas basados en plantas para la producción de productos médicos, veterinarios y diagnósticos. «Nuestro objetivo principal era implicar a las distintas partes interesadas, incluido el público, eliminar los cuellos de botella y facilitar la aceptación de las plantas como sistemas de producción de medicamentos», explica Julian Ma, coordinador del proyecto.

Más allá de los productos farmacéuticos de origen vegetal

El consorcio desarrolló reactivos de diagnóstico para la COVID-19 y anticuerpos inmunoterapéuticos para la artritis reumatoide. Otros ejemplos incluyen la producción de un tratamiento sustitutivo con enzimas para el síndrome de Hurler, una forma rara de enfermedad por almacenamiento lisosómico. Sin embargo, el uso de sistemas biotecnológicos basados en plantas no se limitó a la producción de proteínas humanas. Los científicos de Pharma-Factory también desarrollaron una vacuna para la piscicultura en forma de aditivo alimentario a base de algas. Su planteamiento puede reducir costes y mejorar aspectos prácticos, ya que las vacunas actuales exigen manipular e inyectar cada pez de manera manual. Asimismo, el consorcio generó y difundió gratuitamente un kit de agricultura molecular entre investigadores y centros de enseñanza secundaria. Según Mathew Paul, gestor del proyecto: «La decisión de dirigirse tanto a investigadores librepensadores como al sector educativo es un planteamiento muy innovador en materia de compromiso público y ampliación de la participación. Creemos que la decisión de ofrecer este kit de manera gratuita beneficiará en última instancia a las plataformas de biotecnología vegetal al fomentar un uso y un desarrollo más amplios».

Mejora de las tecnologías y la comunicación en el ámbito de la agricultura molecular

Sin duda, la labor realizada en Pharma-Factory aportó innovaciones tecnológicas que permitieron a las pymes superar obstáculos y desarrollar soluciones comerciales para uso humano y otras aplicaciones. La contribución del consorcio al ámbito de la agricultura molecular también es digna de mención gracias a la introducción de nuevas técnicas y resultados de investigación. Además, el consorcio adquirió importantes conocimientos sobre las formas de relacionarse con el público y comunicar aspectos de la agricultura molecular a las partes interesadas. Los investigadores también detectaron deficiencias considerables en cuanto a la coherencia terminológica desde su creación a principios de los años noventa del siglo pasado. Por lo tanto, es importante disponer de un lenguaje común que incluya símbolos e iconos para que la comunicación en la comunidad de la agricultura molecular sea coherente. A fin de ayudar y orientar aún más a las nuevas empresas que quieran crear un negocio con plataformas de agricultura molecular, el consorcio aportará la experiencia adquirida sobre el cumplimiento de la normativa.

Palabras clave

Pharma-Factory, plantas, agricultura molecular, proteínas, productos farmacéuticos, reactivos de diagnóstico, anticuerpos, COVID-19, artritis reumatoide, vacuna

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