Lucha contra la epidemia de dolor
El dolor se ha denominado la «epidemia europea» y es una afección debilitante para millones de personas en todo el mundo. El dolor crónico afecta al 19 % de la población europea, con duras consecuencias en los medios de subsistencia y las familias. También es un problema económico: en Dinamarca, el dolor es la causa de 1 millón de bajas laborales al año, y en el Reino Unido, solo el dolor de espalda cuesta a la economía más de 5 000 millones EUR al año. A pesar de estas consecuencias, Europa se ha quedado rezagada por detrás de otros países tanto en el tratamiento como en la investigación sobre el dolor y sus mecanismos. «En la Unión Europea (UE), las investigaciones sobre el dolor carecen de fondos suficientes y no existe ningún programa específico, a diferencia de lo que ocurre en los Estados Unidos, que cuenta desde hace decenios con programas concretos para financiar la investigación sobre el dolor», explica Rolf-Detlef Treede, catedrático en el Centro para Neurociencias Traslacionales de Mannheim y coordinador del proyecto IMI-PainCare. Con este fin, el equipo del proyecto IMI-PainCare, financiado con fondos europeos e industriales, pretendía mejorar el tratamiento del dolor y el desarrollo de fármacos, así como encontrar nuevos abordajes terapéuticos para el dolor. «Los artículos publicados y los que están por publicarse de IMI-PainCare supondrán un avance para la medicina personalizada en el tratamiento del dolor», añade Ombretta Caspani, directora científica del proyecto en la Universidad de Heidelberg.
Un enfoque de tres vertientes
El objetivo del subproyecto PROMPT era normalizar la evaluación del dolor agudo y crónico e identificar factores de riesgo para el desarrollo del dolor posquirúrgico crónico. El equipo de PROMPT evaluó los resultados comunicados por los paciente en condiciones reales y en ensayos controlados, incluido un ensayo clínico observacional multinacional de gran envergadura sobre el dolor posquirúrgico. En BioPain se validaron varios biomarcadores por su capacidad para identificar los efectos analgésicos (alivio del dolor) de los fármacos. El equipo utilizó técnicas neurofisiológicas para analizar biomarcadores funcionales que confirman de manera objetiva el procesamiento de la señal nociceptiva (dolor) en zonas específicas del sistema nociceptivo: los nervios, la médula espinal, el tronco encefálico y determinadas áreas encefálicas. El equipo de BioPain llevó a cabo cuatro ensayos clínicos internacionales para analizar los distintos biomarcadores y ensayos clínicos paralelos en roedores. En el proyecto TRiPP se intentó identificar biomarcadores y nuevas vías de tratamiento en mujeres con dolor pélvico crónico (DPC). A pesar de la elevada incidencia del DPC, tanto las herramientas de diagnóstico como nuestro conocimiento en materia de patologías asociadas son imprecisos o ni siquiera existen. El equipo de TRiPP utilizó cuestionarios, análisis genómicos multiómicos de mujeres con o sin DPC, pruebas psicofísicas, evaluaciones del sistema nervioso y pruebas de sensibilidad vesical. El objetivo de TRiPP también era mejorar los modelos de dolor mediante ensayos clínicos tanto en humanos como en animales.
Impulso a la investigación sobre el dolor en la Unión Europea
En general, el proyecto IMI-PainCare dio unos buenos resultados globales. También hubo una amplia divulgación pública, incluido un acto para informar a los responsables políticos en el Parlamento Europeo en marzo de este año, «El futuro de la investigación europea sobre el dolor». Según apunta Marcel Fröhlich, de la Federación Europea de Industria Farmacéutica y Asociaciones (EFPIA), responsable de este proyecto: «Los tres subproyectos han dado lugar un gran número de publicaciones y se están preparando varias más. Creemos que parte de las publicaciones hechas en IMI-PainCare marcarán un hito en la aplicación del tratamiento y la investigación del dolor». Las publicaciones también podrían suponer un avance en la investigación hacia un tratamiento del dolor a medida, debido a la experiencia subjetiva del dolor y a la amplia gama de variantes individuales de los pacientes con dolor crónico. El equipo de IMI-PainCare también inició un diálogo, INTEGRATE-Pain, con los Institutos Nacionales de Salud estadounidenses para inspirar y facilitar posteriores programas de financiación de la investigación. «La investigación sobre biomarcadores del dolor será impulsada por el Grupo de Interés Especial sobre el Dolor (PAINterest), creado recientemente en el seno de la Federación Internacional de Neurofisiología Clínica y presidido por los socios de IMI-PainCare», afirma Treede.
Palabras clave
IMI-PainCare, dolor, dolor crónico, investigación, biomarcadores, terapéutico, vías, analgésico, sistema nociceptivo